Publicado: marzo 20, 2025, 9:39 pm
Ocho meses han pasado, entre parones de selecciones con polémica por su ausencia en las listas de Didier Deschamps, desde la última vez que Kylian Mbappé se enfundó la camiseta de la selección francesa. Fue en la derrota ante España en las semifinales de la Eurocopa. Un resultado que han repetido este jueves Les Bleus ante la Croacia de Luka Modric (2-0) en el regreso de su estrella para la ida de cuartos de la Nations League.
Con la delantera más en forma del momento, la formada por Mbappé y Dembélé, llegaba el combinado galo a su cita con los Vatreni, en la que pesó más la veteranía de Modric y Perisic ante una dupla que palideció frente al sacrificio del centrocampista del Real Madrid y un equipo que ha demostrado muchas veces por qué rozó la gloria en el Mundial de 2018, que precisamente le arrebató Francia. No está todo perdido aún para el cuadro francés, que tendrá la oportunidad de remontar este domingo en Saint-Denis.
Ante su última oportunidad para que la generación dorada de Modric y Perisic levante su primer título internacional con esta Liga de Naciones, los croatas se dejaron la vida para ganar los duelos, mientras los galos naufragaban de arriba a abajo pese a su teórica superioridad física.
La pareja defensiva formada por Konaté y Saliba, además de Koundé, quedó más de una vez en evidencia ante el fuego balcánico. La primera, fruto de la desconcentración, cuando el central del Liverpool concedió un ingenuo penalti en el minuto 6 por una mano ante la presión de Budimir. Pero perdonó Kramaric desde los once metros: el croata lanzó al centro, lo suficientemente flojo para que Maignan pudiese reponerse para atajar su lanzamiento con las piernas.
El penalti errado no afectó el ánimo local. Tampoco las dos ocasiones de Mbappé ante Livakovic. Y el minuto 26, un Perisic de 36 años pero más enchufado que nunca dejó atrás a un Koundé una década más joven para colgar un centro al área que cabeceó a la red Budimir, que ganó la posición al defensor del Arsenal, tras un efecto extraño del balón al golpear en el pecho de Maignan.
Francia seguía aturdida y sin plan. Dembélé, jugando por el centro como ‘falso 9’, una posición en la que ha marcado 22 goles este año, no encontró socios de la calidad de Vitinha o Joao Neves —sus colegas en el PSG— en una medular francesa en la que Guendouzi, Tchouaméni y Rabiot se contentaban con achicar balones. Tampoco Mbappé, escorado a la derecha, daba con la tecla.
Sí un Perisic inspirado, que hizo sangre en la herida francesa antes de marcharse a los vestuarios cuando enganchó una volea imparable de un rechace tras el enésimo contraataque croata. Un gol que hizo reaccionar a Deschamps a la vuelta de vestuarios: sentó a Konaté, uno de los damnificados del naufragio defensivo, y dio entrada a Upamecano.
Más intensos que en el primer tiempo, la dos veces campeona del mundo (1998 y 2018) tuvo más presencia en el área, especialmente tras la caída física de sus rivales, pero entonces le faltó acierto: Dembélé, mejor como extremo derecho que como ‘falso 9’, y Barcola, que sustituyó a un discreto Kolo Muani, fallaron en la precisión; y Livakovic negó el gol a Mbappé con una atajada espectacular.
En pleno asedio francés, mostraron galones Gvardiol y, sobre todo, el eterno Modric, que a sus casi 40 años, se permitió lanzarse al área para evitar un centro peligroso al filo del 90 y asegurar la ventaja croata para la vuelta en el Stade de France este domingo.
