Publicado: julio 25, 2025, 2:07 pm

Y a la tercera fue la vencida: Francesco Arcuri recuperó a su hijo Daniel, de 11 años, tras siete meses retenido por su madre, Juana Rivas.
En un Complejo Judicial de La Caleta rodeado de cámaras y policías, después de que la madre, Juana Rivas, llegara con el menor a las 9.00 horas de la mañana, y con una maleta y los enseres del niño, que ni siquiera trajo en la intentona anterior, Arcuri pudo finalmente hacerse cargo de él.
El italiano llegó a las 9.30 horas, siguiendo las mismas condiciones impuestas a la madre: un solo acompañante, su abogado -en el caso de ella, con nombre y apellido, evitando a Francisca Granados, la asesora de Rivas, y al hermano mayor, Gabriel-, en coche y sin «interrupciones».
Tras esto, Rivas abandonó el lugar poco después, dejando que los psicólogos propiciaran el encuentro de padre e hijo, tras siete meses sin verse. Había que trabajar sobre las presuntas manipulaciones de la madre sobre el menor, que llevaba años confiándoselas a psicólogas e incluso en los procedimientos judiciales. El reencuentro se ha producido con normalidad e incluso padre e hijo han estado jugando la última media hora.
Finalmente, sin nadie del entorno de su madre alrededor -su hermano Gabriel no se apartó de él el martes pasado-, Arcuri pudo conectar con su hijo, con el que salió del complejo a las 12:15 en el coche de su abogado, Enrique Zambrano. Según ha podido saber EL MUNDO, la idea es que padre e hijo viajen a Madrid y vuelen desde allí a Cagliari, y de allí a Carloforte.
El italiano ya lo intentó el martes pasado, cuando en el Punto de Encuentro Familiar de Granada se desarrolló un psicodrama, con el niño llorando ante decenas de cámaras mientras las asesoras de la madre le gritaban: «¡Dilo, habla!».
También, aunque no trascendió en su momento, el padre acudió a Granada en marzo pasado, y un juez estuvo a punto de hacer ejecutar la sentencia del 18 de febrero. El magistrado terminó recibiendo a Arcuri, explicándole que no podía entregarle a su hijo de forma tan urgente, y pidiéndole disculpas incluso: «Usted tendrá a su hijo, no se preocupe, pero debe esperar».
Luego, cuando la ejecución ya era inevitable, en mayo, Zambrano recibió del juzgado que finalmente ha ordenado la entrega que era mejor esperar a que el menor terminara su curso lectivo. Finalmente la entrega se ha producido hoy.
El desenlace llega tras siete meses de batalla judicial que le han valido a Rivas una nueva imputación por sustraer a su hijo menor -la Audiencia de Granada ha apoyado la tesis de Arcuri de que la mujer ha planteado de nuevo un ‘secuestro’ planificado de su hijo, esta vez instrumentalizando la ley procesal-, y después de unos últimos días particularmente frenéticos.
Primero, el miércoles pasado, la juez y el fiscal mostraron su repulsa por las maniobras de la madre, su asesora Francisca Granados y el propio hermano del menor, Gabriel, ya de 19 años, para entorpecer la entrega del niño el martes pasado a su padre.
Daniel llegó a prácticamente ofrecer un ‘canutazo’ a los medios a la puerta del Punto de Encuentro Familiar de Granada, con unos lloros a los que la Justicia española no ha dado crédito ninguno -él mismo llevaba años declarando que su madre le manipulaba habitualmente en Granada contra el padre-, y Rivas y Granados entraron al lugar abrazadas y dejándolo deliberadamente atrás.
Luego, Gabriel operó en el interior para no dejar a Daniel solo casi en ningún momento, lo que impidió crear un ambiente relajado para el reencuentro con su padre, tras siete meses sin siquiera una conversación telefónica entre ambos, y con una constante actitud previa de la madre, señalan las sentencias italianas, en orden a «destruir el vínculo padre/hijo».
Frustrado el intento, la magistrada y el fiscal se afanaron en establecer un sistema para evitar mareos e inducciones al niño, activistas a la puerta y el esperable circo mediático.
Rivas y su «equipo legal» dedicaron las horas a intentar detener la ejecución de la sentencia italiana por todas las vías posibles, y echaron toda la carne en el asador con una carta de Gabriel denunciando por enésima vez abusos «durante años», descartados por Italia, e incluso en vía civil y por Fiscalía de Menores las cuatro denuncias que se juzgarán en septiembre próximo.
El joven, sin embargo, ocultó que la sentencia civil de 2022 le sitúa como completamente «triangulado» por la madre en el conflicto, deudor de la actitud de «víctima» de ella, y en definitiva abducido por Rivas.
Gabriel llegaba a ocultar la realidad en la carta, al señalar que la Justicia le quitó su custodia a su padre. En verdad, los psicólogos forenses y el tribunal señalaron que lo mejor para su cuidado era quedarse con su padre, «único progenitor» capaz de cuidarle, pero al tener ya 16 años podía elegir dónde vivir, y eligió Granada -a lo que Arcuri no se opuso-.
Gabriel presentó incluso una denuncia este miércoles contra su padre y contra la psicóloga del Punto de Encuentro en la que decía que ambos trataron de manipular a Daniel para que volviera a Italia. Dicha denuncia, que iba acompañada de una grabación de tres horas de dudosa legalidad del encuentro, ha sido archivada por la juez Cristina Luis, que pretende que el retorno del menor a Italia se produzca sin causas abiertas para tratar de proteger al niño.
El último golpe a Rivas fue su imputación este jueves por sustraer a su hijo. Y más concretamente a sus abogados, con Carlos Aranguez a la cabeza. La Audiencia llega a tachar la decisión de la juez que permitió que el niño se quedara en España al tomarle declaración el 7 de enero pasado, Susana Vera, de «precipitada» -en Italia había abrumadores indicios de manipulaciones por parte de Rivas-, y las maniobras de Aranguez quedan ahora en entredicho al dejar a su clienta no sólo sin capacidad de justificar su actuación -desde febrero ambos sabían que debían entregar al niño-, sino ante la posibilidad de perder la patria potestad y de que sea revocado el indulto que se le concedió a condición de no reincidir. La Audiencia cree que ha reincidido.
El «gran desafío», ahora, es para Arcuri, como mencionaba la Fiscalía en uno de sus escritos. Volver a conectar con el corazón de su hijo, a quien dejó en diciembre pasado en España siendo «un niño diferente al que me he encontrado», declaró en EL MUNDO. Pero eso, suceda o no, tendrá lugar en la estricta intimidad de su hogar, y no ante cientos de flashes.