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Felipe VI, el Rey más europeísta: «Sigue el sendero de su padre»

AQUISGRÁN, 30/05/2019.- El rey de España Felipe VI (I) durante la ceremonia de entrega del Premio Carlomagno en el ayuntamiento de Aquisgrán, que en la presente edición se ha otorgado al secretario general de la ONU, Antonio Guterres (c)

Publicado: junio 22, 2025, 1:07 am

Actualizado Domingo,
22
junio
2025

02:50

Cuando España firmó el tratado de adhesión a la Comunidad Económica Europea, el Rey tenía 17 años. «Para quienes nacimos en 1968, aquella época coincidió con una edad clave. Recuerdo bien esa sensación compartida de estar ante el umbral de algo grande, con una mezcla de nervios, esperanza y ganas de empezar. Entramos en una época que no sólo transformaría el país, sino también a nosotros mismos». Después, como Príncipe realizó una pasantía de cinco semanas en las instituciones europeas. Estuvo en Luxemburgo en el Consejo; en Bruselas conoció el funcionamiento de la Comisión y en Estrasburgo entendió la importancia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Todo ese bagaje, y el ejemplo de Don Juan Carlos I, que fue el primer Rey en dirigirse al Parlamento Europeo, han forjado la convicción de Felipe VI como un Rey europeísta.

Una forma de entender la utilidad de pertenecer a la UE que a lo largo de este año, en el que ha celebrado el X aniversario de su Proclamación, se ha transformado en pedagogía. Don Felipe ha tenido actos y discursos en los que ha insistido a los ciudadanos en que el futuro pasa por una Europa más unida. «Los españoles somos más libres dentro de la Unión», zanjó hace unos días.

«La Corona ha estado muy vinculada a la UE», explica a EL MUNDO Charles Powell, director del Real Instituto Elcano y vicepresidente ejecutivo de la Red de Estudios sobre las Monarquías Contemporáneas (Remco). «El Rey Felipe sigue un sendero definido y marcado por su padre».

Podría presuponerse la actitud europeísta de las monarquías parlamentarias, sin embargo, Powell explica que «en algunos países existe temor hacia una profundización del proyecto europeo porque piensan en que se ponga en cuestión el papel de las coronas cada vez que se manifiesta una unión más estrecha». Pese a ello, el también historiador piensa que dentro de 30 o 40 años, en un escenario de mayor fortaleza y poder de las instituciones, «las coronas sobrevivirían porque seguirían siendo útiles a efectos de representación de los países, por su papel simbólico», explica.

Para Powell, «los españoles son los más europeístas y Felipe VI entiende que el nivel europeo nos protege cuando no funcionan los otros niveles». Concluye afirmando que «Europa es nuestro gran proyecto nacional, el pegamento que une a los españoles, incluso a los nacionalistas, que saben que fuera de España no entrarían en la Unión, y estar dentro les hace más llevadero el Estado español. Europa nos proporciona un marco de estabilidad y garantía de nuestro Estado de derecho». Pero los argumentos de Powell y de otros tantos europeístas alcanzan a más ciudadanos en boca del Rey.

Este año ha sido la consolidación del papel del Rey para hacer pedagogía sobre Europa. Visitó Auschwitz y Mauthausen con la Reina, campos de concentración de cuyo horror nació el germen de Europa. Tuvo, además, cuatro discursos que se pueden relacionar entre ellos. El 9 de mayo entregó el premio europeo Carlos V a Josep Borrell. Entonces quiso destacar Europa como ideal en el sentido más noble del ser humano. Como un proyecto que hacen las personas. «Los padres fundadores de la UE fueron unos líderes visionarios que creyeron en un proyecto de paz basado en los derechos humanos», recordó entonces para insistir en que Europa ha dado a sus ciudadanos «una paz duradera», «una estabilidad democrática», «una prosperidad económica» y «una libertad de circulación». Concluyó allí que «Europa es la respuesta a muchos interrogantes».

Cinco días después, durante la ceremonia de investidura como doctor honoris causa en Derecho por la universidad de Coimbra, habló de los tres vínculos entre los países europeos del sur, España, Portugal e Italia, y llamó a entender de dónde viene Europa. «Partimos los tres países de la comprensión del mar como oportunidad de relación y de apertura». Subrayó el Derecho, la «común raíz jurídica» de los tres países y «una de las grandes obras de occidente». Y terminó el repaso de los rasgos que unen a los tres con Europa. «La Unión es una casa construida a partir del consenso y de la solidaridad. Sus pilares son sólidos porque no están hechos para excluir o separar», recordó.

El carácter europeísta del Rey provocó que Ursula von der Leyen pidiera que fuera él quien le entregara, el 29 de mayo, el premio internacional Carlomagno de Aquisgrán. Allí, don Felipe animó a confrontar las voces que dicen que Europa será más libre si las naciones trabajaran por separado, avisó de la necesidad de fortalecer la defensa común y la autonomía. «Europa solo será poderosa si permanece unida».

Desde el Palacio Real interpeló a los jóvenes y subrayó la necesidad de involucrarles en el proyecto europeo: «No deben dar Europa por asentada ni como algo irreversible», dijo. Y el pasado viernes, en el colegio europeo de Brujas, afirmó: «Ha llegado la hora de los ciudadanos europeos. Es hora de comprender que la Unión no es solo una comunidad de derechos y libertades, sino también de compromisos y deberes».

PEDAGOGÍA SOBRE EUROPA

En la entrega del premio Carlomagno de Aquisgrán a Ursula von der Leyen dijo que tenemos que «confrontar las voces» que dicen que «los europeos serían más libres con naciones separadas».

En la semblanza a Josep Borrell durante la entrega del premio europeo Carlos V en el monasterio de Yuste, Don Felipe recordó que «Europa es la respuesta a muchos interrogantes».

«Es momento de compren-der que la Unión no es solo una comunidad de derechos y libertades, sino también de compromisos y deberes», y «debemos preguntarnos qué podemos hacer por Europa».

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