Feijóo promete crear un "visado por puntos" para cribar a los imigrantes en función de dónde van a trabajar y de qué país provienen - España
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Feijóo promete crear un «visado por puntos» para cribar a los imigrantes en función de dónde van a trabajar y de qué país provienen

Publicado: septiembre 28, 2025, 2:07 pm

Alberto Núñez Feijóo ha firmado este domingo en Murcia una declaración conjunta con los 11 barones de gobierno autonómico del PP y con el vicepresidente de Canarias y los presidentes de Melilla y Ceuta. El documento contiene acuerdos sobre transportes, infraestructuras o igualdad, pero, sobre todo, tiene su principal eje en la lucha contra la inmigración, con propuestas más duras.

La principal, la creación de un «visado por puntos» que prime a los inmigrantes que lleguen de países que ayuden a España a frenar la inmigración, que hablen español o que quieran trabajar en los sectores que requieren más mano de obra foránea, como el campo o la construcción.

«La inmigración ilegal es un desafío que hay que afrontar, porque para la mayoría de los españoles es un problema, y porque el Gobierno se lo quita de encima. Es inhumano que el único criterio de reparto sea molestar lo mínimo a sus socios separatistas, y tratar a los inmigrantes como moneda de cambio de su permanencia». Y es «un desafío que hay que afrontar porque si no se alienta la xenofobia», ha agregado, en una referencia velada a Vox.

Cada inmigrante, ha proseguido Feijóo en su discurso, «debe ser tratado como ciudadano con derechos y obligaciones». O sea, «ni es una víctima que no es dueña de sus actos, como afirma el PSOE, ni es un delincuente por defecto, como dice Vox». Aquí la crítica sí ha sido directa: «Ninguno de los dos extremos es verdad. Ni regularizarlos a todos ni echarlos a todos al mar. La solición es poner orden y seguridad. Cumplir la ley. Y entonces se podrá convivir».

Puesto así el toro en suerte, el presidente del PP ha anunciado las propuestas migratorias que ha acordado con los barones. La primera: «Tolerancia cero con el delito; los delitos graves implicarán que se pierda el derecho a la permanencia en España». Y la reincidencia en delitos leves, «también». «Quienes no cumplan las leyes se irán».

La segunda ha sido la novedad más importante: el visado por puntos. «Incentivar la vía legal es la mejor forma de desincentivar la vía ilegal. Tal como hacen Canadá, Austrialia o Reino Unido», el PP creará, si gobierna, «un visado por puntos que prime la entrada de quien quiere trabajar en los sectores que tienen falta de mano de obra, de quien conoce mejor nuestra cultura y de quien tiene capacidad de integración».

Éste ha sido el gran anuncio de Feijóo en Murcia, por cuanto sirve de criba para priorizar la inmigración en función de parámetros económicos, diplomáticos y de proximidad cultural y lingüística, con la «hispanidad» como foco principal. «En ese visado también computará el compromiso de los países de origen con nuestra política migratoria». Las personas que vengan de países que «incentivan el desorden», ha dicho, «no tendrán visado». Directamente.

Otra medida fundamental es la de ligar las «ayudas» al empleo. «Contribuir tiene que ser condición para permanecer». Ése es el mensaje sobre el que gira el plan migratorio del PP. «Las ayudas sociales no pueden convertirse en un efecto llamada a la ilegalidad» y en consecuencia, tal como adelantó EL MUNDO el sábado, las prestaciones no contributivas como el Ingreso Mínimo Vital se reservarán, si gobiernan los ‘populares’, para quienes cuenten con un permiso de residencia «de larga duración». «Las ayudas» no pueden ser «el propósito» de quienes vienen a España, ha reiterado.

El anfitrión, Fernando López Miras, presidente de la Región de Murcia, ha resumido así la idea migratoria que ha consensuado el PP en su tierra: «Orden, seguridad y sumar. Para estar en esta sociedad hay que aportar». «Esto no se soluciona ni hundiendo barcos ni colgando a nadie por los pies», ha criticado a Vox.

Feijóo ha tenido tiempo también para hablar de los casos de Begoña Gómez y David Sánchez, esposa y hermano del presidente del Gobierno. «Quien nada tiene que ocultar, no se esconde», ha dicho, en referencia a que Gómez no se presentó ayer ante el juez Juan Carlos Peinado. Y todos los ciudadanos «son iguales ante la ley».

«Sánchez va a acabar mal, no tengo nin guna duda; ¿y sus socios querrán acabar peor que él?», se ha preguntado. «No es normal lo que ocurre en España» y Sánchez ya «sólo se esfuerza en protegerse a sí mismo, sin importarle» la protección, ha dicho, «de los españoles».

En su estrategia de doble ataque, a diestra y siniestra, Feijóo también ha cargado contra Santiago Abascal, apuntando que la mala situación de España no se soluciona con «quienes han construido una pinza para volarlo todo», y añadiendo que el «único partido» para acabar «con el sanchismo» es el PP. Y no Vox.

Trasvases, vivienda e impuestos

En transportes, el primer compromiso es reponer las indeminzaciones por retrasos en el Ave, como ya anunció Feijóo este mismo mes. El segundo, un plan nacional de infraestructuras. Y el tercero: «El ministro de Fomento de nuestro Gobierno deberá viajar cada tres meses a cada comunidad autónoma para dar cuenta del nivel de ejecución de infraestructuras que hemos pactado».

En vivienda, ha propuesto construir más y «acabar con la okupación». Y en agua, Feijóo ha prometido «reutilizar el agua» y, si falta, «traer el agua de los sitios donde sobra». Es decir, ha hecho la defensa más clara de los trasvases desde que llegó a la presidencia del PP. «Eso es unir a la gente y no enfrentarla».

Para el campo, Feijóo ha prometido «menos impuestos, menos burocracia y más respeto» a los agricultores y ganaderos. Y ha dicho que su política fiscal aplicará a todos los sectores posibles, «garantizando que los impuestos bajarán con toda la intensidad posible».

Antes que él, López Miras se ha rebelado contra el exceso de burocracia de la PAC y ha pedido reformarla, al tiempo que ha hecho una encendida defensa del Trasvase Tajo-Segura, en un momento de tensión y recortes de las transferencias hídricas, que anticipa otra guerra política del agua.

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