Publicado: marzo 27, 2025, 7:07 am
Alberto Núñez Feijóo salió de su debate con Pedro Sánchez con cierta sensación de frustración. En el PP no esperaban que el presidente del Gobierno diese muchos detalles sobre sus planes para el rearme de la defensa y la seguridad al que obligan la OTAN y la UE. Ni esperaban un llamamiento a la «gran coalición» de PSOE y PP para aprobar juntos el enorme incremento del gasto que acarreará. En general no tenían, desde luego, muchas expectativas sobre esta comparecencia de Sánchez, pero sí que esperaban que dejara una puerta entreabierta al pacto. Como salvaguarda futura.
En su lugar, el líder socialista cargó contra Feijóo durante la parte principal de su réplica a los grupos, y en ningún momento invocó la sola posibilidad de unir fuerzas con los populares para llevar a las Cortes el salto presupuestario que debe dar la inversión en defensa, desde el 1,3% del PIB hasta superar el umbral del 2%.
Esa frustración que le produjo el intercambio estéril de golpes la constató Feijóo en su dúplica con retranca gallega: «Es usted una máquina en empatía y en materia de generar consensos para pactos de Estado», ironizó, para concluir que el presidente no quiere un acuerdo.
Eso mismo es lo que confirman a este diario fuentes de Génova: «No vemos posibilidad de acuerdo. El problema es él y su Gobierno», zanjan. Otras fuentes del equipo de Feijóo añaden que tampoco ven posibilidades de apoyar el aumento del gasto militar si el Gobierno lo llevase finalmente al Congreso, pero sin haberlo pactado antes con el PP: «No creo que vayamos a rescatar a Sánchez de sus socios».
Pero el PP no quiere dar por perdida al 100% la posibilidad del pacto de Estado en defensa. Sobre todo, cuando en el tablero comunitario no hay dudas entre populares y socialdemócratas. Por eso Feijóo propone celebrar una reunión con la cúpula militar en la que se desglosen los pormenores del plan de Defensa del Ejecutivo, cuando los haya. En esa reunión deberían estar el jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) y los máximos responsables de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire, según Feijóo. Y el Gobierno tendría que estar representado también, preferiblemente -aunque de manera voluntaria- por el presidente del Gobierno, porque se trata de una operación para incrementar el gasto durante muchos lustros, y no sólo puntualmente, ni bajo el Gobierno actual, únicamente.
«El JEMAD y los responsables de los tres ejércitos tienen que sentarse con el primer partido de España y concretar cuál es el alcance y contenido de lo que vamos a hacer», dijo Feijóo desde la tribuna de la Cámara Baja. «Yo no estoy a sus órdenes. Yo estoy al servicio de mi país. Y por eso le reclamo un plan de defensa con detalle, con su presupuesto con absoluta transparencia, y conocer los riesgos», añadió.
¿Por qué exige Feijóo esta reunión técnica con la plana mayor del Ejército? Porque no quiere firmar una hoja en blanco ni que esos hipotéticos pactos de gasto quedasen escritos en el aire. Quiere que se establezcan de antemano los porqués de los principales desembolsos que se han de acometer para multiplicar la potencia bélica y de seguridad de España, ahora que EEUU ha abandonado su alianza estratégica con Europa. Y quiere saber cuántos efectivos se van a contratar en el Ejército, y cómo va a mejorar las condiciones laborales de los militares.
Hay que recordar que, como adelantó EL MUNDO, los generales piden mejores salarios a la tropa, un plan renove de los cuarteles y las infraestructuras militares y un plan a largo plazo de predecibilidad del gasto en Defensa a largo plazo.
En todo caso, y más allá de los detalles técnicos, que aún son prematuros, el PP cree que ayer se vislumbró de todo menos un clima de consenso. Tampoco con los socios de Sánchez. El líder de la oposición incidió en eso: «Yo no creo que se haya ganado usted ningún apoyo. Hoy ha visto toda España lo faltón, chulesco, desencajado y desorientado que está». «No está a la altura de su cargo ni del momento histórico», remató.
Entonces, ¿el PP ve mimbres para un pacto de Estado o no? ¿En qué quedamos? La respuesta es clara: no. Pero no quieren ser ellos los que den el portazo definitivo. No tiran la toalla al 100%. Le toca liderar a Sánchez, le toca proponer un plan y le toca convencer al resto de grupos, si es que quiere convencerlos.