Publicado: julio 6, 2025, 8:07 am
El PP mide su euforia por contraste. Cuanto peor le va al PSOE, más plácido se vuelve su congreso. Más se incendia Ferraz, más bajan las pulsaciones en «el balneario» orgánico de Alberto Núñez Feijóo. Hasta en el hilo musical se nota el entusiasmo: el líder del partido subió al atril del plenario al ritmo de Blitzkrieg Bop de los Ramones, mutando el estribillo de «hey ho let’s go!» a «¡Fei-jóo, let’s go!». Son las licencias propias de un partido ensimismado: igual que no hay viento favorable para el que no sabe adónde va, casi todo vale cuando la agenda política sopla a tu favor.
El contraste es la gasolina del PP. La contraposición es el mensaje. En su discurso, Feijóo desgranó los ejes fundamentales de su «manual de decencia», para confrontarlo con el Manual de resistencia de Pedro Sánchez. Todo en el «cónclave» de Ifema miraba hacia la sede socialista. «No hay más que comparar lo que ha pasado esta mañanita en Ferraz con lo que está pasando aquí estos tres días», comenzó diciendo el presidente del PP, entusiasmado con la crisis del PSOE tras el estallido nuclear del caso Cerdán y tras la renuncia de Paco Salazar antes incluso de ser nombrado adjunto a la nueva secretaria de Organización de los socialistas, Rebeca Torró.
«Spa», «paseo militar», «balsa de aceite», todos los altos cargos populares le fueron poniendo nombre a su congreso -incluso «fiesta de cumpleaños», de tan apacible y controlada- mientras todos los corrillos se centraban ayer en el PSOE. El único momento de tensión informativa aconteció en la parte final del discurso de Feijóo como candidato.
Ahí ordenó a su partido buscar dos millones de votos extra desde «la centralidad». «El objetivo», mandató, «es ser un partido de 10 millones de votantes». Es decir, casi dos millones más de los 8,16 millones de papeletas que logró en 2023. Y eso lo quiere conseguir «desde la centralidad», a pesar de que su nueva dirección tiene un perfil ideológico más marcado que la anterior. Él mismo añadió una aclaración: «Centralidad no es indefinición, sino ambición» de «llegar a más ciudadanos sin prescindir de la ideología».
«Otros partidos»
«Hay un votante de otros partidos que ha llegado a un límite. Es nuestro objetivo», apuntan fuentes de la dirección nacional. Lo afina mejor uno de los principales barones de gobierno del PP, en conversación con este diario: «Ahora lo que nos interesa es pescar en Vox. La gente del PSOE descontenta con Sánchez va a venir por sí sola». «Toca apretar», añade.
En su discurso, el todopoderoso nuevo secretario general, Miguel Tellado, apuntó que el objetivo del Partido Popular es conseguir «40 escaños más», hasta la mayoría absoluta, para «gobernar sin ataduras» frente «a la amenaza que suponen Sánchez y el sanchismo».
Feijóo promete a los suyos, a cambio de lograr ese apoyo extra, «no desaprovechar la fuerza de las urnas». «No pretendo un cambio de siglas en Moncloa, prometo un cambio de raíz en España», proclamó, antes de recordar que «hace tres años el reto era la crisis del PP» y hoy el reto es «la crisis de España».
Natalia Chueca, Juanma Moreno y Mañueco.EFE
¿Qué es la centralidad? Para los barones y los altos cargos del PP, es «apelar a las bases anchas del electorado» con «una promesa de regeneración pública». O sea, respondiendo a la psicosis del PSOE con propuestas de calidad institucional. ¿Pero eso es compatible con un tono tan duro como el que utilizan los nuevos alfiles de Feijóo? «Sí, es lo que toca en este momento, sin desviarnos ni un milímetro de nuestra ponencia política, que es clara», resume otro barón.
La idea de Feijóo es apelar al viaje al centro que acuñó José María Aznar. «Me afilié al PP en el año 2000 y lo hice cuando escuché a Aznar decir que el PP es un partido de centro reformista», apuntó, antes de valorar al PP como «casa común de democristianos, liberales y conservadores». «No he sido ni seré nunca fundamentalista», despejó, tras declararse «única alternativa a la actual decadencia».
«Si hago lo que él, echadme»
Después de eso, lanzó un aviso a los nuevos miembros de su Comité Ejecutivo Nacional: no les permitirá «que ocurra lo mismo que en el Comité Federal del PSOE». Y si alguno tiene algo que esconder, tiene de plazo hasta la mañana de hoy para apartarse. «No lo voy a permitir». «Yo no soy ni seré como Sánchez. Pero además quiero un partido que tampoco me lo consienta. No me lo consintáis: si hago lo que hace él, echadme del partido», proclamó.
Y nada más que destacar. Feijóo fue reelegido con el 99,24% de los compromisarios, en su balneario a la búlgara. Todos comían anoche palomitas mientras en el PSOE todos se hacen lenguas sobre el futuro y se preguntan si Juanma Moreno tendrá razón cuando vaticina que Sánchez «no pasará del otoño». Hasta Carlos Mazón pasó relativamente por debajo de los radares mediáticos, encantado como está con el ascenso meteórico de Tellado y Ester Muñoz, los dos dirigentes populares que más lo han apoyado en la crisis provocada por su fracaso en la gestión de las riadas de Valencia. «Son mi número uno y mi número dos», asegura a este diario.
