Publicado: abril 7, 2025, 1:07 am

Tras permanecer un mes y medio en huelga de hambre, el delicado estado de salud de Milos Jovanovic ha obligado a su trasladado desde la prisión de Valdemoro (Madrid) al hospital 12 de Octubre, donde permanece ingresado aunque simplemente médicamente vigilado puesto que se niega a recibir ningún tipo tratamiento. La Audiencia Nacional debe pronunciarse en breve sobre si le debe dar atención médica en contra de su voluntad, como se ha pedido desde el centro penitenciario. «Hoy lo vimos. Está muy delgado y agotado, pero pese a ello el hospital quieren devolverlo a la cárcel en ese estado«, decía el sábado pasado a este diario la esposa de Milos, Adriana, quien se había desplazado el fin de semana a Madrid desde Montenegro con su dos hijos, Vuk y Ognen, de 9 y 5 años de edad, para visitar a Milos.
La historia que ha llevado a esta situación arrancó el 23 de octubre de 2023, cuando Jovanovic, montenegrino, de 35 años, segundo ingeniero en el buque de transporte de contenedores de mercancías CMA CGM Montreal, fue detenido por la Policía Nacional al atracar en el puerto de Algeciras (Cádiz). Tal y como ya contó este diario, sobre él pesaba una orden de búsqueda y captura emitida por Interpol. EEUU pedía su extradición bajo la acusación de conspirar para el contrabando de más de 2.600 kilos de cocaína desde Sudamérica a Europa, hechos que se habrían producido en el segundo semestre de 2020, cuando, según las autoridades estadounidenses, Milos se encontraba a bordo del buque Jean Gabriel.
El pasado 20 de febrero, después de 16 meses encarcelado y tras fracasar las alegaciones de su abogada en contra la extradición, Jovanovic, que sostiene que es inocente, que no estaba embarcado en las fechas en que EEUU lo sitúa traficando en alta mar sino en su casa de baja médica y que asegura que han debido de confundirlo con otra persona, inició como protesta una huelga de hambre de la que hoy se cumple el día 46.
La drástica medida no logró sin embargo detener el proceso de extradición. Así, el pasado 24 de marzo se inició su traslado desde la cárcel de Algeciras a la de Valdemoro como paso previo a su embarque en un avión en Madrid para entregarlo a las autoridades estadounidenses. Al llegar a la cárcel de Valdemoro, fue ingresado en el módulo de enfermería, donde continuó negándose a recibir ningún tipo de alimento ni atención médica, lo que provocó que el centro penitenciario solicitara que se autorizase el tratamiento involuntario. Así se recoge en el informe forense realizado sobre su estado físico y remitido el pasado 31 de marzo a la sección 4ª de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.
El citado informe recoge que Jovanovic presentaba «pérdida de peso, masa muscular y alteración de los parámetros analíticos (iones)», que había sido incluido en el programa de prevención de suicidios, que estaba pendiente de evaluación psiquiátrica y que en su situación no podía viajar. «Es necesario que se autorice el tratamiento involuntario para evitar el progresivo deterioro del mismo, bien para permanecer en el centro penitenciario, como para proceder a su extradición con los medios apropiados (avión medicalizado)», se solicitaba desde la cárcel a la Audiencia Nacional.
A la petición de tratarlo forzosamente, la abogada de Jovanovic, ha alegado, siguiendo sus deseos, que alimentarlo o tratarlo forzosamente iría en contra de su derecho a la vida y a la integridad física y moral y ha pedido una vez más que sea puesto en libertad con medidas cautelares.
Mientras la Audiencia Nacional se pronuncia al respecto, el pasado jueves 2 de abril se decidió su traslado del centro penitenciario de Valdemoro al hospital Doce de Octubre. Una vez allí, solicitó ver a sus abogados y a su mujer y sus dos hijos. Jovanovic, explican, se encuentra muy deprimido y rechaza las infusiones que le ofrecen en el centro sanitario, donde se limitan a realizarle análisis y vigilar su estado de salud, puesto que sigue oponiéndose a recibir atención médica. «Está decepcionado. Pide que la Justicia sea más humana, que reflexione y mire bien su caso, y que no le destruyan la vida así, simplemente enviándolo a EEUU como si nada«, dice Adriana, quien, tras la detención su marido, abandonó su trabajo y está viviendo a medio camino entre Montenegro y España.
Milos se niega a ser extraditado a EEUU, donde podría tratar de demostrar su inocencia, explica Adriana, ante una acusación de delitos que podrían suponer una petición de pena de hasta dos cadenas perpetuas -en España serían entre 7 y 14 años de prisión-. Pero añade que no pueden sufragar el coste que supondría contratar una defensa allí y advierte el largo tiempo que podrían mantenerlo en prisión preventiva antes de ser juzgado. «Él prefiere morir aquí que ser extraditado a EEUU y juzgado por cadena perpetua sin tener ni idea de por qué ni quién cometió el error de confundirlo con un narcotraficante», transmite Adriana lo que le ha dicho su marido. «Él cree que incluso autorizarán que viaje a EEUU en un vuelo transatlántico en su estado, sin supervisión médica, solo para quitárselo de encima y dejar de tener responsabilidad sobre él», añade.
EEUU sostiene que identificó a Milos Jovanovic como usuario de uno de los móviles Sky ECC [una red de telefonía encriptada] que usaba un grupo de narcotraficantes, a los que habría intentado ayudar a cargar cocaína en el buque Jean Marie, cuando este navegaba -con Jovanovic a bordo- por las costas sudamericanas entre agosto y diciembre de 2020.
Como muestra de que eso no era posible, Adriana facilitó a este diario la «Libreta Marítima» de su marido, una especie de pasaporte del mar en el que se registran todos los servicios de navegación que una persona realiza. Según este documento, Milos desembarcó en Brisbane (Australia) el 28 de julio de 2020 y no volvió a embarcar hasta el 5 de enero de 2021, esta vez en Rotterdam (Países Bajos).
Estuvo ese tiempo parado, explicaba, por una lesión de rodilla, y adjuntaba, el documento de la empresa para la que trabaja Milos, en el que se recogía que estuvo «de baja médica entre el 27 de octubre de 2020 y el 5 de enero de 2021», además de sus nóminas en esos seis meses con los pagos reducidos por la baja, entre otros documentos que probarían su inocencia.
Ahora nos envía también el examen médico que se le realizó en diciembre de 2020, cuando EEUU lo sitúa en alta mar, en el que se recoge que en julio de 2020 sufrió una cirugía en la rodilla izquierda y en el que se le da el alta médica: «Apto para el servicio con restricción debido a dolor en la flexibilidad de la rodilla izquierda», se lee en él.