Publicado: abril 8, 2025, 3:33 am
Quizás por el nombre no te suene, pero la sucralosa es la responsable de que muchos de los productos light que consumes te sepan extremadamente dulces sin apenas calorías (es 600 veces más dulce que la sacarosa ). Se trata de un edulcorante ampliamente utilizado por la industria alimentaria en refrescos light y bebidas para deportistas, chicles, barritas de proteínas, yogures y gran variedad de productos dietéticos. Diversos estudios han puesto a este y otros edulcorantes en la mirilla porque pueden alterar el microbioma humano y la respuesta glucémica, e incluso el sistema inmune . Hace un par de años, la OMS publicó una nueva directriz en la que desaconseja su uso para controlar el peso corporal . Ahora, una nueva investigación, revela que, en comparación con el azúcar, consumir sucralosa aumenta la actividad del hipotálamo, una región del cerebro relacionada con el hambre, e incrementa el apetito , especialmente en personas con obesidad. La sucralosa también modifica la comunicación del hipotálamo con otras regiones cerebrales, incluidas las implicadas en la motivación. El estudio se acaba de publicar en la revista ‘Nature Metabolism’. Casi la mitad de los estadounidenses consumen regularmente sustitutos del azúcar , generalmente para reducir la ingesta de calorías. «¿Pero son estas sustancias realmente útiles para regular el peso corporal? ¿Qué sucede en el cuerpo y el cerebro cuando las consumimos? ¿Varían los efectos de una persona a otra?», se pregunta la autora correspondiente del estudio, la doctora Kathleen Alanna Page , directora del Instituto de Investigación de Diabetes y Obesidad de la USC y codirectora de la División de Endocrinología y Diabetes de la Facultad de Medicina Keck de la USC. Page y sus colegas diseñaron un experimento aleatorio para evaluar cómo la sucralosa altera la actividad cerebral, los niveles hormonales y el hambre. Investigaciones anteriores, realizadas principalmente con modelos animales y estudios poblacionales a gran escala, han sugerido una relación entre los edulcorantes sin calorías y la obesidad, pero no han demostrado directamente cómo estas sustancias afectan el hambre en humanos . Con financiación de los Institutos Nacionales de la Salud, los investigadores analizaron la respuesta de 75 participantes, hombres y mujeres, tras consumir 300 ml agua, una bebida endulzada con sucralosa o una bebida endulzada con azúcar regular. Recopilaron imágenes cerebrales por resonancia magnética funcional, muestras de sangre y evaluaron su nivel de hambre antes y después de consumir la bebida. La sucralosa aumentó el hambre y la actividad en el hipotálamo , especialmente en personas con obesidad. También modificó la comunicación del hipotálamo con otras regiones cerebrales. A diferencia del azúcar, la sucralosa no aumentó los niveles sanguíneos de ciertas hormonas que producen la sensación de saciedad. Los hallazgos muestran cómo la sucralosa confunde al cerebro al proporcionar un sabor dulce sin la energía calórica esperada, afirmó Page, quien también es profesora asociada de medicina en la Facultad de Medicina Keck. Esta «discordancia» podría incluso provocar cambios en los antojos y la conducta alimentaria a largo plazo. «Si tu cuerpo espera una caloría debido al dulzor, pero no obtiene la caloría que espera, eso podría cambiar la forma en que el cerebro está preparado para pedir esas sustancias con el tiempo», señala. En comparación con beber azúcar, beber sucralosa aumentó la actividad cerebral en el hipotálamo y la sensación de hambre. En comparación con beber agua, la sucralosa aumentó la actividad hipotalámica, pero no modificó la sensación de hambre. Estos efectos fueron más intensos en personas con obesidad. Los investigadores también utilizaron resonancias magnéticas funcionales para estudiar la conectividad funcional, que muestra cómo se comunican las regiones cerebrales. El consumo de sucralosa aumentó la conectividad entre el hipotálamo y varias áreas cerebrales implicadas en la motivación y el procesamiento sensorial, incluyendo la corteza cingulada anterior, que desempeña un papel en la toma de decisiones. Estos hallazgos sugieren que la sucralosa podría influir en los antojos o la conducta alimentaria , afirma Page. Como era de esperar, el consumo de azúcar provocó un aumento de la glucemia y de las hormonas que la regulan , como la insulina y el péptido similar al glucagón 1 (GLP-1). Mientras que el consumo de sucralosa no tuvo ningún efecto sobre dichas hormonas. «El cuerpo usa estas hormonas para indicarle al cerebro que se han consumido calorías y así disminuir el hambre . La sucralosa no tuvo ese efecto, y las diferencias en las respuestas hormonales a la sucralosa en comparación con el azúcar fueron aún más pronunciadas en los participantes con obesidad«, explica Page. Si bien el estudio responde a preguntas clave sobre cómo el cerebro y el cuerpo responden a la sucralosa, también plantea otras: ¿Tienen los cambios observados en la actividad cerebral y hormonal efectos a largo plazo? Se necesitan estudios longitudinales que midan el peso corporal y la conducta alimentaria para aclarar esta relación. Page y sus colegas también observaron diferencias según el sexo : las participantes femeninas mostraron mayores cambios en la actividad cerebral que los participantes masculinos, lo que sugiere que la sucralosa puede afectar a los sexos de manera diferente. Los investigadores han comenzado ahora un estudio de seguimiento que explora cómo los edulcorantes sin calorías afectan el cerebro de los niños y adolescentes, que consumen más azúcar y sustitutos del mismo que cualquier otro grupo de edad. «¿Estas sustancias provocan cambios en el cerebro en desarrollo de los niños con riesgo de obesidad? El cerebro es vulnerable durante esta etapa, por lo que podría ser una oportunidad crucial para intervenir», opina Page.