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Esta es la función desconocida del apéndice en el cuerpo humano

Publicado: junio 5, 2025, 1:53 pm

Quizá haya oído alguna vez decir que a los astronautas se les extirpa el apéndice antes de abandonar la Tierra. Al fin y al cabo, se puede vivir sin él porque hablamos de un órgano inútil… ¿O quizás no? ¿Qué hay de cierto en esta sospecha? Empecemos por situarlo. El apéndice es una pequeña bolsa con forma de dedo que se encuentra donde el intestino delgado se une al intestino grueso, en el ciego. La inflamación e infección del apéndice, la apendicitis , puede provocar una ruptura del órgano y una posterior infección generalizada (peritonitis), llegando incluso a ser potencialmente mortal si no se trata. En algunas misiones remotas y aisladas de larga duración, como las destinadas a la Antártida, se ha exigido a los participantes someterse a una extirpación del apéndice (apendicectomía) antes de partir. Se justificaba por el acceso limitado a instalaciones médicas y a las dificultades para evacuar a personas en estas zonas remotas en caso de una emergencia médica. Al extirpar el apéndice antes de la salida, se elimina el riesgo de apendicitis y las complicaciones que puede causar durante la misión, ayudando así a garantizar la seguridad y el bienestar de las personas involucradas. Aparentemente, todo eran ventajas. En nuestros ancestros, el apéndice probablemente cumplía una función digestiva adaptada a una dieta rica en vegetales crudos y celulosa, como ocurre en muchos mamíferos herbívoros actuales. Miles de años atrás habría funcionado como una extensión funcional del ciego, implicado en la digestión bacteriana de materiales vegetales fibrosos. A medida que la dieta humana se diversificó y se volvió más rica en proteínas animales y alimentos cocinados o fermentados más fáciles de digerir, la necesidad de un ciego voluminoso y un apéndice funcional para digerir celulosa disminuyó. Como resultado, el apéndice humano se redujo en tamaño y perdió su función digestiva original . Por eso, durante mucho tiempo ha sido considerado un órgano vestigial, una parte del cuerpo que fue útil en su momento pero de la que actualmente podríamos prescindir. Sin embargo, hoy se sabe que, aunque haya perdido esa función digestiva original, el apéndice ha evolucionado hacia nuevas funciones esenciales para la salud humana. Concretamente, se ha demostrado que es un componente importante de la función inmune , sobre todo en los primeros años de vida. Actúa como un órgano linfoide, semejante a las placas de Peyer del intestino, que contribuye a la maduración de los linfocitos B (una variedad de glóbulo blanco) y a la producción de anticuerpos (inmunoglobulina de tipo A, para ser exactos), crucial para controlar la densidad y la calidad de la microbiota intestinal. Además, el apéndice contiene una microbiota muy diversa y variada, incluyendo bacterias como Firmicutes, Proteobacteria, Bacteroidetes, Actinobacteria y Fusobacteria. Esta diversidad es distinta a la de otras partes del tracto gastrointestinal, lo que sugiere un papel especializado. La extirpación del apéndice se ha asociado con una reducción en la diversidad bacteriana del intestino. Las personas que se han sometido a una apendicectomía muestran una menor abundancia de bacterias beneficiosas productoras de ácidos grasos de cadena corta, como Roseburia, Barnesiella, Butyricicoccus, Odoribacter y Butyricimonas. Esta reducción en la diversidad microbiana puede llevar a una disbiosis intestinal y aumentar potencialmente la susceptibilidad a diversas enfermedades. Para colmo, la apendicectomía se ha vinculado también con un aumento en la diversidad fúngica (hongos) del intestino. Este cambio en el ecosistema microbiano sugiere que el apéndice también podría desempeñar un papel en el equilibrio entre poblaciones de bacterias y hongos. Este órgano podría actuar como un reservorio o almacén para la microbiota intestinal comensal, facilitando r epoblar el colon después de la exposición a patógenos o a un tratamiento con antibióticos. El apéndice puede, asimismo, desempeñar un papel en la protección del sistema gastrointestinal de patógenos invasores. Eso explicaría por qué la extracción quirúrgica del apéndice se ha asociado con un peor pronóstico para la infección recurrente por Clostridioides difficile y un mayor riesgo de enfermedad inflamatoria intestinal o colitis ulcerosa . Incluso podría estar relacionado con la mayor incidencia de otras condiciones como enfermedades cardíacas y la enfermedad de Parkinson. Es probable, por tanto, que el papel del apéndice en el mantenimiento de la diversidad microbiana resulte fundamental para la salud general. Si bien la extirpación del apéndice hasta hace nada era relativamente rutinaria, visto lo visto conviene considerar los posibles riesgos asociados a la intervención. Por una parte, están los riesgos quirúrgicos. Las infecciones postoperatorias constituyen un factor de riesgo potencial en cualquier procedimiento quirúrgico, y las apendicectomías no son la excepción. La hemorragia es otra posible complicación que puede surgir durante o después de la extirpación. En casos excepcionales, el sangrado postoperatorio puede requerir transfusiones de sangre. Por otra parte, una apendicectomía suele realizarse bajo anestesia general, lo que conlleva riesgos adicionales. Pero es que, además, como acabamos de ver el apéndice intestinal humano desempeña un papel significativo en la regulación de la microbiota intestinal, contribuyendo a su diversidad. Por eso ya no se recomienda a los astronautas la extirpación como medida preventiva . La NASA es consciente de que los posibles riesgos asociados a esa intervención superan a sus beneficios, y prefiere centrarse en mantener la salud general de los astronautas y brindarles el apoyo médico necesario durante las misiones espaciales. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation .

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