Publicado: febrero 21, 2025, 3:37 pm
Las dudas siguen rodeando a España. La Roja no ha vuelto a ser la misma que campó a su antojo por Australia y levantó el Mundial, especialmente de cara a puerta, pero la garra y coraje de este equipo es indudable: en un ejercicio de fe, la selección remontó en el último suspiro un partido que tenía perdido ante Bélgica (3-2) para arrancar con victoria su defensa del título de Nations League.
En el primer duelo de la selección española femenina desde la sentencia del caso Rubiales, también el primero del año, Irene Paredes —que en la previa celebró la condena por agresión sexual al expresidente pero lamentó su absolución y la del resto de acusados por las coacciones— regresó al once titular tras su ausencia en la última lista. La vuelta de la capitana, sin embargo, no fue la esperada: salió en la foto del primer gol.
Más aún después de que España tuviese varias ocasiones claras para abrir la lata. Primero, el rechace de un remate de Claudia Pina que se paseó frente a la portería de Bélgica antes de que Vicky López pudiese cazarlo. Después, Laia Aleixandri y, especialmente, Alba Redondo, remataron mal a bocajarro. Era solo el comienzo de la pesadilla española en área rival.
Mientras la Roja se confiaba, e intentaba no desesperarse por las oportunidades desaprovechadas, las Red Flames dejaron en evidencia la fragilidad defensiva de una España que ya se quedó sin medalla en los Juegos Olímpicos de París por sus problemas atrás.
Una transición de las de Gunnarsdóttir que a priori no parecía tan peligrosa pese a que puso de manifiesto que la Roja se sigue despistando con los balones a la espalda, terminó siendo letal: el ascenso por la banda de las belgas acabó con un mal despeje de Irene Paredes que se convirtió en una asistencia perfecta para Toloba.
Otra vez tocaba remontar, un escenario en el que España se ha visto demasiadas veces en los últimos meses. Tuvo oportunidades para no llegar al final sufriendo y con la lengua fuera. Muchas. Pero ninguna fue dentro. Un intento de gol olímpico de Tere Abelleira —lo intentó otra vez en la segunda parte— despejado por Evrard, un larguero de Vicky López y, ya hacia el final de la primera parte, un mano a mano que Alba Redondo desaprovechó tirando a las manos de la portera, fueron las más claras de un equipo que al final se fue perdiendo al descanso.
La falta de olfato goleador siguió siendo protagonista del juego de la selección en la segunda parte, y alcanzó su grado más alto cuando la delantera del Real Madrid disparó fuera un regalo de la defensa de Bélgica que podría haber roto la maldición de España de cara a puerta. Tampoco pudo marcar Mariona, con un remate a bocajarro en el área pequeña que mandó a las gradas. No había manera de que España estrenase su casillero. Y en esas, las Red Flames volvieron a golpear.
La estrategia fue exactamente la misma que había desgarrado a España en el primero: un balón a la espalda. Lo atrapó Wullaert, sin oposición y a sabiendas de que Irene Paredes no llegaba al corte, se plantó sola ante Cata Coll, y no perdonó: 0-2 en el marcador y caras largas, pero ni un poquito menos de fe que antes. Lo demostró su reacción al tanto: solo tardó cuatro minutos en hacer sonar la trompeta para iniciar una nueva remontada épica.
Fue Claudia Pina la que rompió el maleficio —con un zurdazo ajustado al palo derecho— que perseguía a España para recortar distancias en el marcador. Aunque no fue hasta el descuento cuando la Roja consiguió, por fin, darle la vuelta al luminoso: Salma Paralluelo volvió a la selección seis meses después para asistir a Lucía García y empatar el partido, y una Cristina Martín-Prieto tocada por la varita desde su debut con la camiseta de España dio a la campeona del mundo el triunfo. Un resultado importantísimo antes de revivir la final del Mundial, el próximo 26 de febrero ante Inglaterra en Wembley.
