Publicado: abril 26, 2025, 9:01 am
No sé si es nostalgia, pereza, costumbre o ese «por si acaso» tan humano, pero en mi iPhone hay un puñado de aplicaciones que nunca uso… y aun así me niego a borrarlas. No soy el único: lo he comprobado tras pasar años viendo iPhone ajenos en el distribuidor Apple donde trabajaba. Y aunque liberar espacio parece siempre un propósito a cumplir, lo cierto es que todos (o casi todos) acabamos cayendo en el mismo vicio: el de guardar aplicaciones que, en el fondo, son poco más que recuerdos, costumbres o simples adornos de nuestra pantalla.
Si lo piensas, no es tan distinto a lo que pasa con otras formas de acumulación digital: las fotos que nunca ordenamos o los correos que se amontonan en la bandeja de entrada. De hecho, estudios como los de Jorge Franganillo (Universitat de Barcelona) ya advierten que el apego a los archivos digitales va mucho más allá de la simple pereza; tiene un componente emocional. Guardar aplicaciones, conversaciones o imágenes es, en cierto modo, retener un trocito de nuestra historia. Y, como veremos, nuestro cerebro prefiere guardar antes que soltar.
El hilo de Reddit que confirma que el apego digital es (muy) real
La chispa que me llevó a escribir esto fue un hilo reciente en Reddit, donde preguntaban: «¿Cuál es la app más inútil que te niegas a borrar por pura lealtad?» Las respuestas, en vez de sorprenderme, me hicieron sonreír. Uno tras otro, usuarios de iOS confesaban mantener en el iPhone aplicaciones tan poco usadas como la brújula, apps de bancos cerrados, meteorología vintage o hasta juegos que ya no funcionan. Uno bromeaba con vender su iPhone como pieza de museo porque conservaba Flappy Bird en su pantalla de inicio. Otro se resistía a borrar DarkSky solo porque la tenía antes de que la comprase Apple. Y alguno mantenía Tweetbot incluso aunque Twitter ya ni exista y ahora se llame X. Todo un homenaje a la época dorada de la App Store.
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Lo curioso es que muchas de esas aplicaciones ya no existen (o han perdido su sentido práctico), pero el simple hecho de verlas ahí despierta una mezcla de orgullo, nostalgia y lealtad absurda. Eso sí, la mayoría de nosotros, tanto en Reddit como fuera, mantenemos apps por motivos algo más mundanos: costumbre, pereza, estética o la clásica excusa del «por si acaso».
Mis apps inmortales, o por qué mi iPhone es un pequeño museo personal
Aquí viene mi propia confesión. Trabajo con dispositivos Apple desde hace años, camino ya de décadas. Y aunque siempre recomiendo a los clientes mantener el iPhone limpio y ordenado, yo mismo caigo en la lista de acumuladores digitales. ¿Cómo es el dicho? En casa del herrero, cuchara de palo. Pues justo eso. Por ejemplo:
- La brújula: no recuerdo haberla usado. Pero ahí está, inamovible.
- App del Metro de Madrid: vivo en Zaragoza aunque soy madrileño. En el caso de necesitar ver el plano o tiempos, me voy a Apple Maps o Google Maps. ¿Por qué la mantengo? Pues buena pregunta. Lo mismo con la app de TMB (metro) de Barcelona.
- Contactos: apenas la uso porque tiro de Teléfono, pero tampoco la borro. Es de toda la vida y, además, hace poco fantaseé con lo que podría llegar a ser en iOS 19. Reconócelo, tú también la tienes instalada.
- Google Docs, Numbers, Keynote: las guardo pensando que algún día trabajaré desde el iPhone. Spoiler: no pasa nunca. Siempre termino con el iPad o Mac a cuestas.
- Videollamadas y bancos: tengo duplicidades absurdas: FaceTime, Zoom, Teams, Meet… y varios bancos, incluso aunque no los use y tenga su cuenta digital a cero.
Por qué nos cuesta tanto borrar: psicología y ciencia del apego digital
¿Es solo pereza? No del todo. Según explican los expertos de Cigna Healthcare España, este fenómeno se conoce como síndrome de Diógenes digital y guarda una estrecha relación con el apego emocional a nuestros datos, muy similar al que se produce con los objetos físicos. Elena Luengo (directora de innovación) señala:
En casos extremos, la incapacidad de deshacerse de información electrónica irrelevante, que genera guardar todo «por si acaso», puede derivar en un ‘Síndrome de Diógenes Digital’. La idea de que un archivo podría ser útil en el futuro o la percepción de que eliminar datos equivale a borrar parte de la propia historia, genera un vínculo emocional con archivos, imágenes y aplicaciones.
Limpiar el espacio digital tiene beneficios psicológicos concretos: ayuda a gestionar el estrés, mejora la lucidez mental y promueve la sensación de control. Recomiendan asumir hábitos de higiene digital, como aplicar la «regla de los seis meses» (si no has usado una app o archivo en medio año, lo más probable es que no lo necesites). También hay que preguntarse, antes de conservar algo, si realmente aporta valor en el presente o en el futuro cercano.
En Ajustes > General > Almacenamiento puedes ordenar las apps por fecha de último uso
Trucos para no sentirte culpable: cómo liberar espacio sin traicionar a tus apps favoritas
Y aquí una solución digna de Apple: si eres de los que acumula por apego, prueba la función «Quitar apps no usadas». Con esta opción disponible en Ajustes > Apps > App Store, podrás conseguir que las aplicaciones que no utilices se desinstalen del iPhone pero sigan en tu pantalla de inicio. Todo un 2×1: no las echarás de menos, pero tampoco ocuparán espacio. Si alguna vez la necesitas, basta con tocar en la nube y vuelve como si nada hubiera pasado. Esto además te puede servir como un detector de apps a las que estaría bien decirles adiós. Si ves muchas nubes en la pantalla, igual es hora de replantearte si las necesitas realmente.
Conclusión: ¿Somos muchos de nosotros acumuladores? Un poco sí, y no pasa nada. Acumular apps que no usamos no es solo una cuestión de espacio: es una cuestión emocional, de identidad y hasta de estética. Nos cuesta borrar porque, en el fondo, ahí guardamos un poco de nosotros mismos. Todavía recuerdo cuando me compré mi primer iPhone 4 y descargué la app de MSN. Esta ya no la tengo en la pantalla de inicio, pero reconozco que me hace ilusión verla en el historial de compras de la App Store.
La clave está en el equilibrio: no se trata de dejar la pantalla como un solar, ni de cargar con todo el peso del pasado digital. Se trata de revisar, de vez en cuando, qué nos aporta valor y qué solo nos ata por costumbre. Así que, si como yo, tienes una brújula que nunca usas, apps de viajes de hace años o herramientas de trabajo que jamás abres, no estás solo.
En Applesfera | Cómo evitar que te cobren la suscripción de una app en iPhone si lo que quieres es probarla gratis
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La noticia
En mi iPhone sobreviven aplicaciones que nunca uso, pero me resisto a borrar por pura lealtad, o algo de cariño quizá
fue publicada originalmente en
Applesfera
por
Guille Lomener
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