Publicado: diciembre 18, 2025, 1:07 am
El viejo instituto de Educación Secundaria IES Badalona IX, conocido como B9 y que cerró sus puertas hace ya más de dos décadas, es una especie de edificio rectangular encajonado en medio del polígono industrial Badalona Sur. Una zona con una importante afluencia de negocios asiáticos en la que conviven grandes locales de ropa con empresas dedicadas a la construcción y todo tipo de componentes asociados. Paisaje periférico, con las Tres Chimeneas de la Central Térmica de Sant Adrià del Besòs al fondo, el patio y las clases de la antigua escuela se han convertido en un poblado de chabolas con colchones por el suelo, mantas apiladas, chatarra y todo tipo de ropa y utensilios en el que han llegado a vivir 400 inmigrantes que okupaban las instalaciones desde 2023.
El mayor asentamiento de Cataluña que ayer llegó a su fin tras la intervención de los Mossos d’Esquadra por orden judicial, un dispositivo que se saldó con 16 detenidos (15 por la Policía Nacional en aplicación de la Ley de Extranjería) y 181 identificados. «Aquí no pueden estar, las condiciones no eran buenas. Dentro había lo que hay fuera: gente de todo tipo, buena y mala, con problemas de todo tipo. Pero ¿y ahora qué?», reflexionaba una ex vecina de la zona, una chica que ya no vive en el barrio pero al enterarse de lo ocurrido se acercó hasta las puertas del B9.
Los Mossos intervienenEFE
Su pregunta era una de las más repetidas en las inmediaciones del viejo instituto, aún blindadas por los Mossos y la Guardia Urbana de Badalona. «Esto solo dispersa el problema, no lo soluciona», añadió un señor de avanzada edad que observaba desde la esquina el dispositivo desplegado.
También hay vecinos que se quejan de los perjuicios ocasionados por el asentamiento más numeroso del área metropolitana de Barcelona, enclaustrado entre dos de los barrios más vulnerables y con las rentas más bajas de la ciudad: Remei y Sant Roc. Adrián es el responsable de una empresa ubicada en las inmediaciones del B9. «Solo queremos venir a trabajar a gusto y no se podía,», explicó tras relatar los ruidos y molestias de sus okupantes -«la música resonaba día y noche»- y la «inseguridad» que provocaban en las calles adyacentes. En este sentido, también hizo referencia a un episodio de tuberculosis que hubo recientemente o a peleas y trifulcas en su interior, la última este verano y que terminó con un joven de 20 años asesinado a navajazos.
Con esta orden de desahucio autorizada por el Juzgado Contencioso Administrativo número 11 de Barcelona se pone fin a un asentamiento ilegal con fama de conflictivo y que el Consistorio municipal, que preside el popular Xavier García Albiol, llevaba dos años tratando recuperar y había denunciado por ser un «foco de criminalidad y conflicto». El edificio, de propiedad municipal, será derribado y el Consistorio planea construir allí una comisaría.
En declaraciones a los medios tras el desalojo, Albiol defendió que su ciudad no será un refugio para la «ilegalidad» ni para personas «conflictivas». «Pedro Sánchez dice que debemos a acoger a todo el mundo sin ningún tipo de control, pues ahora le corresponde a él buscarles vivienda a estas personas. Yo he dejado claro que aquellas que tenían un comportamiento normal han recibido un seguimiento por parte de los Servicios Sociales. El Ayuntamiento de Badalona no va a gastar un sólo euro en buscar vivienda a personas que se han dedicado a hacer la vida imposible a los vecinos», aseguró a las puertas del viejo instituto.
De las personas desalojadas ayer, la Generalitat ha derivado 59 a los servicios sociales por su situación de «extrema vulnerabilidad». Otras 16 -de las 150 que se habían ido en los últimos días- han sido realojadas, según explicó el alcalde Albiol.
El desalojo también estuvo presente en el debate político en el Parlament, donde el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, defendió que la ejecución se ha llevado a cabo para cumplir con la ley y la orden judicial dictada, si bien ha llamado a procurar «atender a todos los que hay que atender».
Desalojo del mayor asentamiento de inmigrantes de Cataluña con 400 personasAP
Por dentro, las instalaciones del viejo B9 se podrían dividir en tres partes: el patio; la parte adyacente descubierta organizada como una especie de poblado de chabolas; y el edificio del instituto, donde las clases se han convertido en habitáculos con colchones y separados por paneles de madera (o de cualquier material) entre sí. La parte exterior es la más despejada, aunque en todo el recinto abundaban ayer escombros, electrodomésticos en desuso y todo tipo de ropas y objetos en unas dependencias en condiciones insalubres.
Abdul, de origen senegalés, salía del B9 empujando un carro lleno de mantas y con una vieja pantalla de televisión debajo del brazo. «Yo tengo el NIE», remarcó sin tan siquiera tiempo para preguntar nada. «¿Y ahora qué?», se le cuestionó. «No lo sé, yo no quiero ayudas, solo quiero trabajar», zanjó con rapidez antes de marcharse por la avenida del Marqués de Mont-Roig.
Tras el desalojo, varias entidades sociales convocaron ayer por la tarde una concentración de protesta ante el Ayuntamiento de Badalona. El despliegue policial en la zona se mantendrá estos días para evitar incidentes.


