Publicado: marzo 16, 2025, 9:07 pm
Cabizbajo, encorvado y totalmente vestido de negro. Así se presentó ante el juez el padre Marcelino de A. acusado de agredir sexualmente a cinco niñas de seis años de edad en el exclusivo colegio Highlands El Encinar, situado en La Moraleja.
En la comparecencia a la que ha tenido acceso en exclusiva EL MUNDO, celebrada el pasado sábado 8 de septiembre, el clérigo sólo respondió a las preguntas de su abogado.
– Con respecto a los hechos objeto de denuncia, yo le pregunto si son ciertos.
– No, absolutamente.
– ¿Usted en algún momento ha realizado algún tipo de tocamiento a cualquiera de las niñas?
– Absolutamente, no.
Una comparecencia en la que el clérigo negó categóricamente todos los hechos: «Estoy perplejo, en shock y no encuentro un porqué…». Sin embargo, a causa de las interrupciones por las salidas y entradas de la sala del secretario judicial y las repreguntas de la jueza, el religioso trató de defenderse.
«Tuve un pasado que me persigue como un estigma: ser secretario del fundador de nuestra congregación [Los Legionarios de Cristo] que resultó ser un pederasta y sé que eso que está en el pasado con cierta frecuencia, vuelve», relata.
El padre Marcelino junto a Marcial Maciel.
Tal y como publicó EL MUNDO, el padre Marcelino era mucho más que el simple secretario de Marcial Maciel. Tras estallar el escándalo sobre las decenas de violaciones que cometió el fundador de los Legionarios de Cristo, el sacerdote ahora investigado fue el hombre que le acompañó a su exilio en Jacksonville (Florida, EEUU). También fue el encargado de entregar el fideicomiso de varios millones de dólares a tres de los múltiples hijos de Maciel y, tras la muerte de este depredador sexual, Marcelino se fotografió besando su cadáver amortajado.
Sin embargo, las explicaciones proporcionadas por el clérigo, que sumadas a un relato sobre su situación familiar (en el que argumentó que sus padres se encontraban gravemente enfermos como una forma de justificar arraigo), sirvieron para que la jueza decidiera dejarle en libertad provisional, en contra del criterio de la Fiscalía, que solicitaba el ingreso en prisión provisional y sin fianza. Aun así, la magistrada calificó los hechos como «muy graves», según recoge el sumario de libertad provisional al que ha tenido acceso este diario.
Los sucesos objeto de las pesquisas judiciales tuvieron lugar entre abril de 2024 y marzo de este año, y se conocieron gracias a la denuncia de los padres de una de las víctimas. Los progenitores comenzaron a notar cómo paulatinamente su hija presentaba un comportamiento cada vez más depresivo, huidizo e irascible. «Grita sin motivo aparente, estallidos de ira, terrores nocturnos, miedo a la oscuridad…», recoge la investigación judicial, entre otros síntomas.
La misma menor llegó a acusar dolor genital y que tuvo que acudir en numerosas ocasiones a la enfermería del colegio. También manifestó que «el padre Marcelino a veces nos molesta» y que les llevaba «a sitios secretos» en los que las menores relatan (con lenguaje propio de niñas de seis años) diversos tocamientos por debajo de la ropa interior que en ocasiones incluían penetración.
«Les dice a sus amiguitas y a ella que tenían que hacer cómo bromas, que hicieran cosas malas sin contarlo, que eran secretos», recoge el auto.
A partir de esta primera denuncia, los padres de otras menores también reportaron lo sucedido con sus hijas ante la UFAM (Unidad de Atención a la Familia y Mujer) de la Policía Nacional con relatos alienados y en los que también hablaban de «una parte secreta del patio» como uno de los escenarios en los que se cometieron los presuntos delitos de agresión sexual de los que se acusa al padre Marcelino.
Entre las experiencias narradas por las otras niñas también aparecen perturbadores testimonios como «el padre Marcelino les hace el truco de la goma» o que «las lleva al baño y juega con ellas».
Algunos de los relatos también evidencian cómo algunas de las niñas de Primaria trataban de evitar el contacto físico con el clérigo: «‘Que ella no quiere que le haga eso’ y que si intentan irse el padre Marcelino les chista y les dice ‘¿dónde vas?, ven aquí'», recoge otra parte del sumario.
En las sucesivas declaraciones que se le tomó a padres e hijas se refleja cómo algunas de estas niñas de Primaria padecieron «picores en sus partes íntimas», haciendo constar los progenitores que las menores habían aquejado dolores anales y vaginales en distintas ocasiones.
Varias de ellas también presentan sintomatología compatible con un cuadro de estrés postraumático (muy habituales entre las víctimas de violencia sexual) con bloqueos mentales cuando trataban de recordar la «vez que fueron a la capilla con el padre Marcelino», seguidos de episodios de aislamiento en su entorno familiar.
En este sentido, otras menores comenzaron a presentar un cuadro de claustrofobia, «sobre todo en los baños públicos [siendo los aseos uno de los lugares en los que presuntamente el padre Marcelino también habría agredido sexualmente a las niñas] y los ascensores».
«Estas manifestaciones referidas por los progenitores de las menores a preguntas de los mismos pueden ser un indicios de la comisión de actos contra la libertad sexual de las menores de 16 años ( artículo 181.1 del código penal) que podrían incluso consistir en la introducción de miembros corporales por vía vaginal ( introducción del dedo en la vagina de las menores) previsto en el artículo 181.3 del código penal y castigado con pena de prisión de 6 a 12 años a vista de algunas de las manifestaciones que según los padres han referido las menores», señala el auto.