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El Vaticano acepta la renuncia del obispo de Cádiz acusado de abusos sexuales

Publicado: noviembre 13, 2025, 7:07 pm

Actualizado Jueves,
13
noviembre
2025

19:48

El Vaticano ha aceptado la renuncia del obispo de Cádiz-Ceuta, Rafael Zornoza Boy, quince meses después de que cumpliera 75 años, edad en la que todos los prelados deben poner su cargo a disposición del Papa. Hasta ahora Roma no se había dado ninguna prisa en aceptarla. La decisión llega tras la publicación en El País del testimonio de un antiguo seminarista que lo acusa de presuntos abusos ocurridos en los años noventa, cuando Zornoza era formador en el seminario de Getafe. La aceptación oficial se publicará este viernes en el Bollettino, aunque por el momento no se nombrará sucesor. La diócesis gaditana quedará regida temporalmente por un administrador apostólico, previsiblemente uno de los obispos auxiliares de Sevilla.

La filtración de la investigación vaticana, la suspensión de actividades del prelado gaditano y el reconocimiento por parte del presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, y del cardenal de Madrid, José Cobo, de la verosimilitud de la denuncia han precipitado la aceptación de la renuncia. A diferencia de lo habitual, aún no se nombrará a un sucesor. La celeridad en apartar a Zornoza esta misma semana se explica también por la inminente reunión de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, prevista para la semana próxima, que se iniciará con una visita a Roma el lunes de su comité ejecutivo, al que recibirá en audiencia el papa León XIV. Los obispos no querían acudir a Roma ni comenzar una plenaria con un obispo en ejercicio investigado por pederastia, por lo que la admisión de la renuncia ha sido acelerada para alejar al episcopado del foco mediático. La designación de un administrador apostólico también aleja a Zornoza de Cádiz (de hecho, se ha trasladado ya a vivir a la capital de España) y facilita preparar la llegada del nuevo obispo sin la presencia polémica de su predecesor.

Con todo, debe señalarse que a Zornoza le tenían ganas desde hace tiempo. Los tres anteriores obispos gaditanos –Añoveros, Dorado Soto y Antonio Ceballos– habían sido de línea progresista. Desde su llegada a Cádiz en 2011, procedente de Getafe, donde era obispo auxiliar, fue recibido con recelo por una parte del clero y laicado gaditano que se hallaba acomodado a la orientación pastoral de sus antiguos prelados. Durante estos quince años, Zornoza ha sufrido innumerables campañas de desprestigio y difamación, aunque hasta ahora no se conocían denuncias de abusos sexuales, que se remontarían a más de tres décadas atrás, en la diócesis de Getafe.

Rafael Zornoza fue siempre un hombre de monseñor Francisco José Pérez y Fernández-Golfín. Desde su ordenación sacerdotal, en 1975, coincidió con él en la parroquia madrileña de San Jorge, de la que Golfín era párroco. Cuando este fue designado obispo auxiliar de Madrid (en tiempos del cardenal Rouco), Zornoza pasó a ser su secretario particular y más tarde lo acompañó a Getafe, al ser designado primer obispo de la nueva diócesis. En 1992, con la inauguración del seminario, Zornoza ingresó como formador y, en 1994, fue nombrado rector, cargo que desempeñó hasta 2006, cuando el Vaticano lo eligió obispo auxiliar de la diócesis getafense.

Su mentor, el obispo Golfín, falleció repentinamente en el año 2004 y Zornoza impulsó poco tiempo después el inicio de su proceso de beatificación. Entre las virtudes que se destacaban para llevarlo a los altares se ponía especial énfasis en su amor al sacerdocio, manifestado en su vida ministerial como director espiritual del seminario de Madrid y creador del primer Seminario de Getafe, que pronto se consolidó como uno de los centros con mayor número de vocaciones en España. Sin embargo, el papa Benedicto XVI detuvo el proceso y de aquella causa de beatificación nunca más se supo.

Pese a los chismes y habladurías del seminario de Getafe y de la posible existencia de una mafia lavanda, durante más de 30 años no había existido ninguna denuncia formal de abusos. La única conocida es la que ahora recae sobre el obispo Zornoza, por hechos presuntamente ocurridos cuando era formador.

La víctima, según el diario El País, habría sufrido acoso desde los 14 a los 21 años, aunque con 14 años está claro que no había ingresado en el seminario. El mismo lunes, en que se conocieron las informaciones, el obispado de Cádiz publicó una nota de prensa en la que se daba cuenta que Zornoza declaraba que la noticia era «muy grave y falsa» y anunciaba que suspendía su agenda para poder defenderse y tratarse del cáncer agresivo que padece.

A partir de ahí, todo ha sido un cúmulo de despropósitos. La gestión del primer obispo español acusado de pederastia no ha podido ser más nefasta. En primer lugar, por el repentino diagnóstico de ese cáncer, tildado además de agresivo, del que nadie tenía conocimiento y que no había impedido que el obispo Zornoza desarrollase una apretada agenda hasta el domingo anterior a la publicación de la noticia. En segundo lugar, porque se ha revelado que la investigación acerca de aquellos hechos se había iniciado hacía cuatro meses y el metropolitano de la provincia eclesiástica, el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, había derivado la instrucción judicial al Tribunal de la Rota, con sede en Roma. No obstante, el obispo -que ya había presentado su renuncia hacía más de un año- continuó desarrollando su ministerio con toda normalidad. Ahora, al hacerse pública la investigación, tanto el presidente de la Conferencia Episcopal como el cardenal de Madrid afirman que la denuncia es verosímil.

Es cierto que durante este período hubo sede vacante tanto en Roma como en la nunciatura en España, pero esa explicación no casa con el hecho de que se han llevado a cabo algunas sucesiones episcopales de prelados más jóvenes que el propio Rafael Zornoza, como sucedió en la diócesis de Córdoba con Demetrio Fernández o en la de Urgel con Joan Enric Vives. No se comprende por qué Zornoza siguió en activo y esa bomba de relojería ha explotado ahora. Quién filtró la denuncia sabía bien el daño que provocaría justo la semana anterior a la audiencia del comité ejecutivo de la Conferencia Episcopal con el Papa y al inicio de su asamblea plenaria, con un obispo titular con proceso canónico abierto desde el pasado verano. Solo canónico porque los hechos se hallan prescritos en la legislación civil española.

Ahora, se abrirá en la diócesis de Cádiz-Ceuta un período de interinidad, sin obispo residencial y con un administrador apostólico. Una solución in extremis para intentar contener el escándalo. Realmente no se pudo gestionar peor: ni por Zornoza ni por la propia Santa Sede. La ocultación, el disimulo y la opacidad siguen reinando en la Iglesia Católica en los casos de pederastia homosexual en el clero, especialmente en el episcopado español, que sigue sin cumplir ni aplicar estrictamente las normas expresas para combatir tales prácticas que dictó, en su día, Benedicto XVI.

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