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El turbio imperio minero, entre las drogas y las deudas, de los Rodríguez, dueños de la mina de los 5 muertos

Publicado: abril 6, 2025, 4:07 am

La explosión de la mina asturiana de Cerredo no sólo levantó polvo. Dejó cinco fallecidos bajo tierra y una pregunta flotando: ¿quién se encuentra detrás de Blue Solving S. L., la empresa propietaria del yacimiento? Sólo es el último disfraz de una saga que lleva años moviéndose entre sociedades opacas y sedes itinerantes. Se trata de los Rodríguez Rodríguez. Un clan familiar que ha intentado replicar -sin la épica ni la estampa- el estilo de Victorino Alonso, el rey del carbón de Laciana, quién levantó un imperio a golpe de subvención y lo dejó caer entre fraudes millonarios y condenas. En su lugar, los Rodríguez cuentan con una decena de empresas, presuntos lazos con el narcotráfico, deudas, sentencias y, sobre todo, mucha menos fama que Don Vito.

La mina de Cerredo cambió varias veces de manos en pocos años. La abrió Victorino en 2009 para cerrarla poco después. Cayó luego en la quiebra del Coto Minero Cantábrico y acabó en posesión de Rodolfo Cachero, otro rostro conocido de la minería. Los Rodríguez se hicieron con la explotación en octubre de 2021, a través de su empresa Combustibles Asturiana y Leonesa, manejada por la matriarca, Ana María Rodríguez García. Unos meses después, en 2022, la propiedad fue traspasada a Blue Solving S. L., en manos de su hijo, Adrián Rodríguez Rodríguez, de 22 años.

Pero no se trataba de una simple transacción: traía consigo el jugoso compromiso de ejecutar su cierre y restauración, una tarea financiada por el Plan de Cierre de la Minería de Carbón en España, el mayor paquete de ayudas públicas para el desmantelamiento del sector. Los Rodríguez sabían que estaban comprando el supuesto final de algo que aún podía dar beneficios. Así, entre sus dos empresas recibieron subvenciones por valor de 1,6 millones de euros -927.000 euros para Blue Solving- por parte del Instituto de Transición Justa (adscrito al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico) para «recuperar antiguas instalaciones y valorar materiales estratégicos», como aseguró el propio Instituto a La Nueva España.

Según las condiciones de las mismas, debían abandonar la explotación tradicional de la mina y restaurar el paisaje. Sólo tenían permiso para investigar qué materiales de alta calidad podían hallarse en la mina.

En esta línea, la consejera de Transición Ecológica del Principado, Belarmina Díaz, aseguró que la única autorización vigente que tenía la empresa en Cerredo era analizar la calidad del carbón. Los cinco hombres que murieron trabajaban en la tercera planta. Allí, según García, sólo contaban con la licencia para «retirar material, cuadros metálicos, vías y elementos de minería hasta este 11 de abril».

Sin embargo, la empresa cuenta con varias denuncias por extracciones ilegales de carbón. Primero, la de un ciudadano en 2023, que no se pudo tramitar por un fallo del sistema. Y el 12 de marzo pasado, la empresa Promining -vinculada con Victorino- denunció ante la Fiscalía el permiso, que calificó de «fraude» y «burdo engaño» , aduciendo que en Cerredo sí se estaba extrayendo carbón y que se estaba vendiendo a Arcelor. Se indicaba además cómo comprobarlo.

Seguir la épica negra de los Rodríguez es sinónimo de acabar en uno de sus dos feudos: una vivienda en San Andrés de Rabanedo (León) y un edificio en la ciudad de León. El chalé se erige como el primer bastión de su reino. Situado en San Andrés de Rabanedo (León) ha sido y es la sede social de su primera empresa, Carbones de la Vega S. L. Constituida en Palencia en 1993, aún está en activo. La adquirieron en 2012 y estuvo primero al mando la matriarca, Ana María Rodríguez García, para después coger el relevo su marido, Jesús Manuel Rodríguez Morán, que acumula la administración de al menos cinco sociedades. También fue la sede de Explotaciones de la Mancha S. L., antes de su posterior cambio de denominación social (M&R Resources Spain S.L.) y el traslado de su sede a Madrid en 2013. Pero lo que es más importante, fue la primera sede de Emergicar, la más ambiciosa de la empresas de los Rodríguez, que acabaría envuelta en una operación antidroga, señalada por fraude contable, cercada por deudas y ocupando titulares de la crónica judicial.

Desde el accidente, un eco retumba en el valle. «Adrián, el hijo del Chus, se relacionaba con alguien acusado meter droga por el Musel [el puerto de Gijón]», afirman a EL MUNDO. Y, en este caso, las lenguas populares podrían no estar erradas. En noviembre de 2014, Jesús Manuel -el Chus, como conocen al patriarca de los Rodríguez- fue detenido por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. En la operación, en la cual también fueron detenidos narcos gallegos de una organización después desarticulada, se incautaron 390 kilos de cocaína. El alijo -procedente de Paraguay y valorado en 13 millones de euros – entró en el puerto de Gijón mediante los contenedores de Emergicar, la empresa de los Rodríguez. Las detenciones se llevaron a cabo cuando la droga llegó a Ordes (A Coruña). El saldo fue de 11 detenidos y la pérdida del suministro del carbón por parte de Emergicar a la mayor empresa siderúrgica del mundo: ArcelorMittal.

A día de hoy, el patriarca sigue a la espera de juicio acusado de intentar ocultar la coca entre el carbón. La Fiscalía solicita ocho años de cárcel para él, así como una multa igual al importe de la venta de la droga: 13 millones de euros. Pasó seis meses en prisión preventiva y estuvo inhabilitado cinco años de sus cargos empresariales. En aquel momento, Emergicar arrastraba, según su ejercicio de 2013, deudas de 1,4 millones. Unas cuentas aprobadas con irregularidades contables y con un inventario de créditos incobrables de 1.082.000 euros.

La inhabilitación de Jesús Manuel le hizo perder derechos como acreedor y tuvo que responder por las deudas que Emergicar siguió generando tras el 1 de enero de 2014. La Fiscalía apuntó también a otra de sus empresas, Carbones de la Vega, que habría adquirido la explotación minera San Jaime 1962 (Palencia) «con la clara finalidad de ocultar la insolvencia», precisaba el ministerio público.

Hoy Emergicar sobrevive como un cadáver en liquidación. Sus cenizas se trasladaron al número 27 de la avenida Ordoño II de León, el segundo feudo de los Rodríguez. Desde allí operan tres de sus empresas: Carbones de la Vega, Combustibles Asturiana Leonesa y Cristal Mining Coal. También fue sede de Riquezas Naturales S.L., ya extinta.

El historial judicial familiar incluye además un episodio con el magnate italiano del carbón, Augusto Ascheri, a quien compraron una remesa de carbón valorada en miles de euros a través de Emergicar. Se declararon insolventes y Ascheri no recibió nunca el pago, como muestra la sentencia 00320/2017 de la Audiencia Provincial de León, que desestima el recurso del italiano.

La mina de Cerredo -bautizada por Victorino como «la mina más moderna de Europa» y donde ya falleció un operario en 2022- no es la única en la cartera de los Rodríguez. La Mina Miura (Ibais, Asturias), centrada en la extracción de antracita, pertenece a su primera empresa: Carbones de la Vega S. L. Cuenta con una plantilla de 48 trabajadores, de los cuáles 35 son de interior y el resto de apoyo de los talleres y personal que realiza labores de restauración exterior. En la misma localidad, se encuentra la sociedad Contratas y Alquileres Adro S.L., creada en 2021 para el comercio al por mayor, importación y exportación de carbones. Su administrador único es Adrián, que también figura al frente de Queounuros S. L., dedicada al alquiler de inmuebles.

El siguiente paso que tenían pensado dar los Rodríguez para ampliar su imperio era reabrir, mediante Cristal Mining Coal, una mina en Sosas de Laciana (Villablino) para la extracción de antracita y su transformación en grafito. La misma explotación que Victorino dirigió hace ya una década. El pasado jueves el portavoz del Gobierno de la Junta de Castilla y León, Carlos Fernández, anunciaba la paralización de la reapertura. Una decisión, según decía, que no guarda relación con el accidente, sino con la falta de documentación.

Las tres minas

– Cerredo (Degaña). Adquirida en octubre de 2021 a través de la empresa Combustibles Asturiana y Leonesa, dirigida por la madre, Ana María. Poco tiempo después se traspasó a Blue Solving, cuyo administrador es su hijo Adrián. En el momento de la compra, ya había sido aprobado un plan para su cierre y desmantelamiento.

-Cmiura (Ibias). Explotada a través de Carbones de la Vega S.L. es una de las tres minas asturianas privadas que, desde 2020, experimentó un crecimiento. Cuentan con 48 trabajadores en el yacimiento.

-Petronila. Ubicada en los montes de Sosas de Laciana, era el próximo proyecto de los Rodríguez. El pasado jueves la Junta de Castilla y León paralizó el proceso por falta de documentación.

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