Publicado: julio 18, 2025, 8:07 am

Antes incluso de llegar al ecuador de la legislatura, ya ha comenzado una larga campaña sin urnas a la vista. Con el paréntesis político de agosto a la vuelta de la esquina, los grandes partidos quieren dejar el nivel de tensión preelectoral en alto con dos temas fundamentales: corrupción e inmigración. El primero, con el caso Cerdán como gran protagonista y la imputación del ex ministro Cristóbal Montoro en un plano inferior. El segundo, con Vox en el centro de la polémica por los incidentes de Torre Pacheco. Y marcando cuál son el tono y los parámetros de la discusión.
El PP se siente «muy cómodo» en el debate sobre la inmigración irregular, porque cree que su posición, entre el PSOE y Vox, es «la que comparte la mayoría de los españoles». «Ni puertas abiertas ni incendiar las calles». Génova va a dar la batalla a un Vox que está ganando terreno en las encuestas a lomos de un mensaje inflamado, de pedernal. Después del congreso que reeligió a Alberto Núñez Feijóo, el 6 de julio, en el que los populares endurecieron sus postulados migratorios, la formación de Santiago Abascal dio un paso más y habló de deportaciones masivas y generalizadas. Ese mensaje y los incidentes de Torre Pacheco (Murcia) le han dado de nuevo a Vox el protagonismo que buscaba. Y ha atacado de frente a los populares, a los que llama «la estafa más ridícula de la política española desde que Pablo Iglesias dijo que se quedaría a vivir en el barrio».
El PP va a salir al contragolpe, según aseguran a este diario fuentes de la cúpula de Génova, 13. «Hay tres temas clave en los que vamos a competir fuerte con Vox, con contundencia, con convicción: seguridad en las fronteras y las calles, bajada de impuestos y vivienda». El primero de los tres hace referencia a la inmigración irregular, que el PP liga con la delincuencia, pero no con una «invasión».
«Inmigración ordenada sí, ilegal no. Respeto a los que vienen a trabajar», resumen en Génova. «Feijóo se está distanciando de Vox. Nosotros no permitimos que nadie agite las calles contra la inmigración; a Antelo, si fuera del PP, lo habríamos echado del partido de inmediato», añaden, en referencia al líder de Vox en Murcia, que llamó a viajar a Torre Pacheco cuando también lo hacían los ultras que pregonaban una cacería contra los migrantes. Y que ha asegurado que «la inmigración ilegal es sinónimo de delincuencia».
Para Vox, la inmigración es la gran batalla para erosionar al PP. Abascal propone deportar incluso a personas nacidas en España, de «segunda generación». Algo que supondría, como dijo la diputada Rocío de Meer, la «remigración» de miles de ciudadanos. Miguel Tellado les contestó que es una idea «de brocha gorda» y que España es «un país de acogida» que necesita mano de obra foránea.
En todo caso, el PP ha acentuado su discurso, hablando de deportaciones «inmediatas» de las personas que lleguen de manera irregular y delincan. Vox cree que los populares «no lo hacen por la seguridad de los españoles», sino «porque están en campaña electoral de unas elecciones que no se han convocado».
Este choque es clave. Así lo verbalizó Feijóo en su discurso de cierre del congreso del PP: «De la misma forma que rechazamos el discurso del odio, eso no significa que aquí vale todo» y el «descontrol» migratorio. «Nada de puertas abiertas y barra libre como propone un PSOE secuestrado por Sumar, ERC y Bildu, ni cacerías de personas», agregan en Génova. Esas cacerías apuntan de nuevo a lo ocurrido en Torre Pacheco, donde los ultras apalizaron a un niño español de 16 años por su apariencia.
El PP tiene encuestas que apuntan a una demanda generalizada de mayor dureza normativa en este ámbito. «Hay consenso entre los grandes grupos de votantes».
El segundo gran campo de batalla del PP contra Vox será la vivienda. Los populares quieren contraponer sus «políticas de gestión» y su labor en las comunidades autónomas frente a los de Abascal, que se fueron de los gobiernos regionales -precisamente, por su dureza contra los menores migrantes-, en lo que Génova considera la prueba del algodón de su falta de institucionalidad. Ayer las 11 CCAA del PP exigieron al Gobierno un Plan de Vivienda y le remitieron una «propuesta de acuerdo».
De las medidas que plantean descuella el desarrollo de vivienda social asequible, en alquiler y en propiedad, movilizando para ello suelo público, con incentivos a promotores. Y promover desde la Administración alquileres asequibles, hasta un 30% por debajo del mercado, mediante colaboración público-privada.
En el tercer campo de batalla, el tributario, el PP propone acabar con el «infierno fiscal». «Vamos a revisar cada una de las 97 subidas de impuestos que se han hecho estos años y, sí, vamos a bajarlos», anunció Feijóo, sin especificar qué recortes tributarios tiene previsto acometer, más allá de la deflactación del IRPF y de las ventajas fiscales para jóvenes.