Publicado: octubre 14, 2025, 2:07 am
«Hay una confluencia de intereses entre PSOE y Vox. Si Vox desgasta a PSOE, el PP sube. Y si el PSOE desgasta a Vox, el PP sube. Los dos comparten enemigo común y los dos compiten electoralmente con nosotros. Vox y PSOE apenas compiten entre ellos y fantasean con ayudar a que el otro partido nos quite votos». En la cúpula de Génova tienen muy claro que hay un plan tácito para emparedar a los populares entre sus dos principales rivales. Hasta ahora, la dirección nacional del principal partido de la oposición ponía la otra mejilla y presumía de no «distraerse» en cuitas con Santiago Abascal, pero ahora han decidido entrar al cuerpo a cuerpo. No para atacar a Vox, sino para defenderse y frenar la transferencia de electores entre ambos partidos, que ya supera el millón de votos según Sigma Dos. «Caretas fuera», sintetizan las fuentes de la dirección del PP consultadas por este periódico.
Alberto Núñez Feijóo también se ha cansado de la estrategia de depredación que practica el tercer partido del Congreso. Y ya no ahorra contundencia a la hora de expresarlo: «A Vox se le está yendo la pinza con el PSOE. Vox tiene una estrategia política que, de forma directa o indirecta, coincide con la del Partido Socialista, que es atacar al PP. Y tiene un objetivo político que también coincide con el PSOE, que soy yo», dijo en Antena 3. Para el presidente del PP, a Vox «le sobran protestas y le faltan propuestas».
En Génova quieren revertir la concatenación de errores no forzados del PP en el inicio de curso con temas que permitan diferenciarse a la vez del PSOE y de Vox. Entre ellos, la inmigración, donde los populares creen que pueden horadar el electorado socialista. Feijóo presentará hoy su plan migratorio en Barcelona con una batería de medidas de endurecimiento penal, burocrático, social, de seguridad y de requisitos para los inmigrantes que lleguen a España de manera irregular. De las iniciativas del plan descuellan la restricción de los permisos por «arraigo», el visado por puntos, las pruebas de edad a los menores llegados sin acompañar, la creación de una autoridad única en materia migratoria, la reforma del Código Penal para endurecer las deportaciones o «perseguir a las mafias también en aguas internacionales», entre otras. Con este plan, Génova quiere diferenciarse de la política «inexistente» de Sánchez y de la «xenofobia» de Vox.
El PP también se volcará en la regeneración institucional, los incentivos a los autónomos, las políticas fiscales para los jóvenes o el derecho al aborto, donde Feijóo intenta marcar perfil tras el lío a cuenta de las opiniones del PP de Madrid. Igualmente ocurrirá con el acceso a la vivienda, con las ayudas a la conciliación familiar y a la maternidad y el impulso del empleo juvenil. Temas, todos ellos, con más de 60% de apoyo entre los españoles, según los datos que maneja el PP.
En el equipo de Feijóo lo resumen así: «Estamos intentando reivindicar una posición de centralidad. A veces se nos plantea la pinza como un problema, pero nosotros estamos donde queremos estar. No queremos pasar al ataque contra Vox, pero nosotros queremos echar a Sánchez como objetivo principal y para ellos el objetivo principal es sustituir al PP. Fantasean con el reemplazo al y hay una frustración en torno a nosotros, porque no lo han logrado». «Caretas fuera. Hay que plantarle cara a Sánchez sin torpedear [la alternativa]. Si les quieres parar, abstente» para que los populares lleven adelante su agenda antisanchista, dicen. «Pero si no, fuera caretas».
Para la cúpula de Génova, la pinza es una obviedad. «El sueño húmedo de la izquierda en Andalucía es que Vox impida la mayoría absoluta del PP. Por tanto, la izquierda quiere que suba Vox». El propio Feijóo hizo hincapié ayer en eso y le pidió a Vox «que no mienta» diciendo que él tiene pactos con el PSOE, porque su proyecto político es «que Sánchez se vaya». El líder del PP considera que «esto va de pasar página o de proseguir el sinsentido de la política», manifestó.
«Nosotros lo hemos intentado», dijo Feijóo a cuenta de la conllevanza con Vox. Pero, añadió, «han estado con nosotros en las comunidades y se ha ido de todas». Para el líder del principal partido de la oposición, «es curioso que pida el voto para gobernar quien no quiere gobernar».
¿Cuál es el problema principal para el PP? Ellos mismos lo reconocen: que «en este momento de voto tan emocional, las políticas de Estado no calman el ansia de cambio que tiene mucha gente en este país». «Nos preocuparía que Vox subiera y se acercara al PP como en Italia o en Francia, con la posibilidad del reemplazo, pero en España no pasa eso», se tranquilizan a sí mismos.
