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El plan B de Sánchez para no depender de Podemos: ampliar las ayudas contra los aranceles para atraer al PP

Publicado: abril 9, 2025, 2:07 am

Actualizado Miércoles,
9
abril
2025

03:19

Momento clave de la legislatura. Las crisis simultáneas de la defensa y de los aranceles de Donald Trump se le han entrecruzado a Pedro Sánchez en el momento exacto en el que Podemos ha dibujado en la izquierda el recuadro de una esquela a la medida de Yolanda Díaz. El nombramiento digital de Irene Montero como candidata morada a las generales marca la fecha definitiva de caducidad de la coalición gubernamental. Best before 2027. Este golpe de piolet sí que ha sido un «crac», y no el de las bolsas.

Ione Belarra y Pablo Iglesias ya ven elecciones en el horizonte, pero sobre todo han querido cortar de raíz el debate de la unidad utilitarista de «la izquierda a la izquierda del PSOE». Con Sumar, de entrada no. Bases dentro, líderes fuera. Esta operación significa -salvo que aparezca un cisne negro del tamaño de un elefante- que comienza la cuenta atrás de la mayoría parlamentaria de Sánchez. Él lo sabe y su equipo lo sabe. La matemática de la Ley D’Hondt dicta sentencia: si la izquierda se trifurca, la derecha gobernará. Punto. Sólo le queda durar. Y durará, claro, pero para ello el PSOE necesita un plan B. Tiene que vacunarse contra la lógica disolvente de los morados.

Y eso es, precisamente, lo que se teme el PP, ser «el plan B de Podemos», el segundo plato del Gobierno para servir de muleta de «los peajes a los independentistas». Las negociaciones, radiadas en modo carrusel, minuto y resultado, están siendo un subibaja de desencuentros y recelos en modo bucle. Los dos, el PSOE y el PP, están de acuerdo en el fondo, pero Alberto Núñez Feijóo no se fía de un Gobierno que pacta con Junts mientras le arroja miguitas de pan a su partido. El líder de la oposición se da por excluido, por ahora, del redil del decreto.

Y sin embargo, Carlos Cuerpo y Juan Bravo seguían negociando anoche mismo, a pesar de todos los cruces dialécticos de Moncloa y Génova. Los dos mantienen un canal abierto y comparten impresiones «con frecuencia». «Los dos negociadores se están entendiendo en buena sintonía», apuntan fuentes gubernamentales. El ministro de Economía ha transmitido a Sánchez que el diálogo con el vicesecretario general del PP está siendo «constructivo» y con «la voluntad de llegar a un acuerdo».

De hecho, según ha sabido EL MUNDO, el Gobierno está dispuesto a ampliar el alcance económico de su plan de ayudas a los afectados por los aranceles del 20% que impone EEUU a las exportaciones europeas. «No hay cuotas territoriales. Se han habilitado partidas con unos márgenes de demanda que a lo mejor ni se cubren. Y si se necesitan más de 14.100 millones de euros porque se gasta todo, se ampliarán. Nadie se va a quedar sin recursos», revelan en Moncloa, donde inciden en que el diseño de estas ayudas es similar al de las otorgadas en el Covid. Barra libre.

Con este compromiso quieren eliminar los recelos del PP hacia la medida pactada con el partido de Carles Puigdemont: territorializar el desembolso «sobre la base» del porcentaje de exportaciones a EEUU de cada comunidad. Eso, según Junts, garantiza para Cataluña el 25% de los fondos, ya que esta autonomía tiene aproximadamente esa cuota, dentro de lo que vende España a los estadounidenses.

Puigdemont vuelve a cobrarse una libra de carne, pero en el Ejecutivo niegan categóricamente que haya «cuotas» prefijadas para cada región. «Es mentira. Eso del 25% opera sobre la lógica de repartir recursos insuficientes. Es decir: si no hay para todos, me garantizo una cuarta parte del total, pero es que sí habrá recursos para todos», explican los negociadores implicados.

El PP, por ahora, recela: «¿Cómo nos vamos a fiar si hemos hablado con ellos en distintos momentos de estos días y han pactado con Junts a nuestras espaldas?». Pero las conversaciones seguirán. De ruptura de negociaciones, nada. «No vamos a hacerle ghosting al ministro si nos llama», explican en Génova. No van a ignorarlo deliberadamente, o sea.

¿Habrá pacto, finalmente? Debería. Los dos partidos quieren. Los dos comparten diagnóstico. Los dos beben de las mismas fuentes: los afectados. Y los dos reconocen que ésta es una cuestión de Estado. Pero a cada avance le sigue un conato de ruptura. Acción-reacción. Sánchez no quiere darle una victoria campanuda al PP y Feijóo se huele la «trampa». Y, sin embargo, los dos negociadores siguen negociando…

El lío es formidable. Bajo los tacticismos, resuena por el Congreso aquella frase de Estanislao Figueras esculpida en los mármoles sagrados del parlamentarismo: «Señores, voy a serles franco, estoy hasta los cojones de todos nosotros».

FEIJÓO ENCARGA A SU EQUIPO UN INFORME CON UN PAQUETE DE MEDIDAS CONTRA LOS ARANCELES

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, cree que la guerra comercial que ha declarado EEUU al mundo entero sólo se puede afrontar «desde la gestión» y con «seriedad». Así se lo transmitió ayer, según ha sabido EL MUNDO, a su Comité de Dirección, al que pidió un «papel» exhaustivo con todas las medidas posibles en cada uno de los sectores afectados por los aranceles del 20% de impuestos por Donald Trump las exportaciones europeas. Al frente de su equipo en esto están Juan Bravo y el diputado Francisco Conde.

LA ‘DOCTRINA CUERPO’ DESPEGA, PERO MONCLOA Y EL PP PIDEN «NO RADIAR MÁS» LOS DESENCUENTROS

El tono, el talante y la vocación pacifista influyen en las negociaciones. Cada vez más. «La forma es el sentido de las cosas», suele decir Feijóo. La ‘doctrina Cuerpo’ va en esa línea, lo que favorece el acuerdo. Tanto el ministro como Juan Bravo tienen vocación pactista y se han emplazado a hablar en los próximos días sobre nuevas medidas. «Vemos una evolución de María Jesús Montero a Cuerpo», reconocen en Génova, donde se quejan del pacto con Junts a su espalda. «Es mejor seguir negociando en silencio, sin radiarlo; está habiendo buena sintonía», coinciden en Moncloa.

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