Publicado: mayo 23, 2025, 8:07 pm
El empresario Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, ha declarado este viernes como testigo en el Tribunal Supremo que desconocía los correos electrónicos que su letrado, el fiscalista Carlos Neira, se intercambió con la Fiscalía de Madrid para alcanzar un posible pacto de conformidad. Es más, ha señalado que tuvo conocimiento del correo de la confesión sobre el fraude fiscal por la Cadena Ser.
Según informan fuentes jurídicas a EL MUNDO, González Amador ha explicado que, tras la inspección tributaria donde Hacienda apreció indicios de la posible comisión de dos delitos fiscales, dejó el asunto en manos de los abogados Miguel Ángel Garrido y Carlos Neira, expertos en la materia.
El testigo, que también ejerce de acusación particular en el procedimiento abierto al fiscal general del Estado y la fiscal jefe de Madrid por revelación de secretos, ha señalado que esos correos se encuadraban en la actividad profesional de sus abogados.
Asimismo, ha manifestado que el día 11 de marzo le contactó un periodista de elDiario.es para decirle que tenían una denuncia que Fiscalía había interpuesto contra él así como su expediente tributario. Entonces, González Amador llamó a su letrado y Neira le dijo que eso era «imposible» porque la denuncia no la tenía ni él.
A la mañana siguiente, el 12 de marzo, elDiario.es publicó una información titulada «La pareja de Ayuso defraudó 350.951 euros a Hacienda con una trama de facturas falsas y empresas pantalla«. El testigo vuelve a contactar con su abogado para ver qué estaba pasando. Neira le explica que «la idea es que haya solo un condenado» y que todo quede en una «multa mínima».
Ese mismo día, el fiscal de Delitos Económicos de Madrid, Julián Salto, envía un correo a Carlos Neira, desvelado por EL MUNDO, donde sostiene que, pese a haber otros investigados, no había «obstáculo» para alcanzar una conformidad. Su abogado le envía un pantallazo del correo electrónico del fiscal Salto que él, a su vez, reenvía al jefe de Gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, porque se siente víctima de una maniobra política. Ante la pregunta de Rodríguez de si podía usar dicha información, González Amador ha asegurado que le dijo: «Haz lo que consideres».
Asimismo, González Amador ha explicado que el día 13 a mediodía recibió la llamada del subdirector de EL MUNDO, Esteban Urreiztieta, al que explicó el proceso tributario que había tenido ante Hacienda, negando haber emitido facturas falsas.
La filtración clave
Según su testimonio, el 13 de marzo por la noche, un amigo lo llama para decirle que la Cadena Ser está publicando que ha confesado los delitos contra la Hacienda Pública. Entonces, él lo ve y se entera por esa misma emisora de radio que la Fiscalía prepara una nota de prensa. Al día siguiente, se difundió esa nota por orden de Álvaro García Ortiz y el entonces líder del PSOE de Madrid, Juan Lobato, exhibió el correo de la confesión en la Asamblea de Madrid. El testigo ha incidido durante el interrogatorio en esta concatenación de hechos, según informan fuentes presentes en la declaración.
El mail que desveló la Ser estaba fechado el 2 de febrero de 2024 y en el mismo, el letrado Neira sostenía ante el fiscal que «ciertamente se han cometido dos delitos contra la Hacienda Pública». En ese correo, el abogado puso que actuaba de «común acuerdo de Alberto González».
La pareja de la presidenta madrileña pidió explicaciones a su abogado por ese correo electrónico y Neira le contestó que era una forma habitual de comunicaciones entre los letrados y la Fiscalía para tantear la posibilidad de cerrar una conformidad y que «jamás» pensó que pudiera filtrarse a un medio de comunicación por parte del Ministerio Público.
El empresario ha explicado que él quería que la investigación se solucionara sin hacer mucho «ruido» porque no quería perjudicar a su pareja sentimental.
González Amador, que en la actualidad está siendo investigado por varios delitos por una juez de Madrid, ha señalado en el Tribunal Supremo que se le ha «destrozado» su intimidad y que a nivel económico como empresario se le ha causado un perjuicio claro. Por último, el testigo ha lamentado que se le haya denominado en múltiples ocasiones como «defraudador confeso».
