Publicado: febrero 17, 2025, 5:00 am
El tenista español Alejandro Davidovich Fokina desperdició este domingo una nueva oportunidad para hacerse con su primer título ATP. Fue en el Delray Beach Open 250, torneo que se le escapó inconcebiblemente en una final ante Miomir Kecmanovic en la que tuvo varias pelotas de partido con 5-2 a favor en el tercer set. Así, de la victoria casi asegurada, el español pasó a una de las derrotas más dolorosas de su carrera (3-6, 6-1 y 7-5).
Nunca hasta ahora lo tuvo tan cerca el español, que disfruta de una notable mejoría en este 2025 y que en su recorrido en este torneo de categoría 250, en pista dura, había obtenido triunfos tan sonados como el conseguido contra el estadounidense Taylor Fritz, cuarto jugador del mundo y campeón en las dos últimas ediciones.
Pero en el momento clave permitió la resurrección de Kecmanovic, más sosegado, que fue de menos a más, que salvó dos puntos de partido y que aprovechó su ocasión. Logró el segundo título de su carrera después del de Kitzbuehel (Austria) en 2020.
Mientras Davidovich afrontaba la segunda final de su carrera tras la que perdió en el 2022 contra el griego Stefanos Tsitsipas en el Masters 1.000 de Montecarlo, en el que eliminó al entonces número uno del mundo Novak Djokovic, el balcánico jugaba la quinta, la segunda en Delray Beach en el 2023, superado por Fritz.
Fue la versión habitual del español, que tuvo un comienzo esperanzador, autoritario y solvente. Tras romper el saque del serbio y situarse con 4-2 recorrió la manga con firmeza, sin que le temblara el pulso, y cerró la el set.
Pero Kecmanovic, que en todas las ocasiones pudo con el malagueño -dos como júnior y dos como profesional, en las Finales Next Gen, en 2019 y en Basilea, 2022-, reaccionó. Hizo el primer break del partido en el segundo set y Davidovich se dejó ir a la espera de que le fuera mejor la situación en el parcial definitivo.
Y así lo afrontó, tras perder el segundo por 6-1 renació en el tercero. Rompió y llegó a estar 5-2 y 15-40. Dos puntos de partido que no fue capaz de aprovechar. Y lo acusó. No se marcharon de su cabeza las opciones desperdiciadas. Perdió los siguientes juegos, con errores notables, llamativos, de desconexión.
Kecmanovic, sin embargo, no perdonó. Cerró el triunfo después de dos horas y doce minutos y propició un duro castigo, una severa derrota al español, que dejó escapar una nueva ocasión de estrenar un historial aún sin éxitos.