Publicado: abril 24, 2025, 2:07 pm
Cuando fallece un progenitor no sólo hay que pasar por el proceso del duelo, sino que muchas veces empieza la odisea de desmantelar el hogar familiar. Si antes lo más frecuente era tirar o llevar los muebles al punto limpio o meterlos en un trastero, en los últimos tiempos han aparecido varias empresas que se dedican al vaciado de casas.
Durante años, la opción más habitual era recurrir a los denominados rastreros, personas que acuden a las viviendas a recoger los muebles para revenderlos posteriormente en El Rastro.
Sin embargo, estos compradores proporcionan un precio muy bajo a los vendedores, con lo que se llevan ellos la mayoría de las ganancias.
Por eso, ahora han surgido fórmulas mucho más ventajosas para las familias, como la de hacer un mercadillo para la venta de los artículos. The Circular Market, La Moraleja Home Market, Espacio en claro, Hogar Boutique o CircularHome son algunas de las compañías que se dedican a organizar estos rastrillos, un método muy común en Estados Unidos y que en España comienza a estar en auge.
Lo primero que hacen todas estas entidades es acudir a las residencias para realizar una valoración general y comprobar que el domicilio tiene material suficiente para que el mercadillo sea rentable.
Estas compañías suelen cobrar un fijo y llevarse una comisión por las ventas, con lo que las viviendas tienen que gozar de algunas piezas valiosas para que compense poner en marcha el proceso.
Acuden decoradores y anticuarios
Después, viene la fase de la elaboración del inventario y la valoración de todos los enseres y, posteriormente, se publicita en las redes sociales las fechas del mercadillo, que suele celebrarse de viernes a domingo.
La gran ventaja de estos rastrillos es que puedes encontrar muebles de calidad a precios asequibles, por lo que a cada evento pueden acudir más de 500 personas. Y, a veces, entre la hojarasca también se descubren auténticos tesoros como relojes Cartier de oro, cristos de marfil del siglo XVII, vestidos de Balenciaga o impresiones de Chillida o Picasso dedicadas.
Por eso, son muy frecuentados por decoradores, anticuarios y profesionales del sector. «El público es muy heterogéneo. Desde señoras mayores que quieren vajillas de porcelana hasta gente joven que busca ropa vintage», asegura Virginia López, una de las socias de The Circular Market.
Uno de los rastrillos que organiza The Circular Market.
Muchas de estas empresarias pusieron en marcha estos negocios al enfrentarse al propio vaciado de sus casas y darse cuenta de la enorme necesidad que había de este servicio.
Es el caso de Blanca de Carlos, una de las más veteranas del sector, que hizo un máster en la materia cuando murió su padre y se tuvo que encargar de vender su inmensa biblioteca. Allí empezó a hacer contactos y a estudiar el funcionamiento de estos baratillos, que ella ya había vivido en Estados Unidos.
Una moda de EEUU
«Yo residía en Virginia y acudía a estos mercadillos, por lo que ya los había experimentado como compradora. En cuanto empecé a moverme en España, me surgieron clientes que querían dar una segunda vida a sus muebles y recibir una compensación a cambio», explica la fundadora de Espacio en claro.
Los servicios que se proporcionan no son todos iguales, sino que se adaptan a cada caso: si la vivienda no atesora un gran cantidad de objetos, se puede efectuar un mercadillo más corto o realizar una venta privada para un número reducido de personas.
Una mujer en un mercadillo de CircularHome.
CircularHome es otra de las empresas del sector que nació el verano pasado, de la mano de Pilar Sánchez de Lerin. Ella también sufrió la muerte de sus padres y se tuvo que ocupar de desmantelar su residencia.
Comenzó a realizar esta tarea como hobby mientras trabajaba de analista de mercados, pero, al final, la demanda fue creciendo de tal manera que dejó su empleo.
En CircularHome van más allá del mercadillo y proporcionan un servicio integral para que la casa quede completamente vacía. Por eso, los objetos que no se venden en el rastrillo se trasladan a una nave de almacenaje en la calle Pío Baroja en el barrio del Niño Jesús, que se inaugura en el mes de mayo para que los artículos dispongan de más tiempo para venderse.
«Intentamos hacer las cosas fáciles a los clientes que están pasando por un proceso complicado tras la pérdida de un familiar. También es importante que se tomen su tiempo para decidir qué objetos se quieren quedar, porque los hay que gozan de mucho valor sentimental», afirma la fundadora de CircularHome.
Subastas online
Otra opción para los vendedores es contactar directamente con los anticuarios del Rastro, que se desplazan a la vivienda y pueden comprar el piso entero si merece la pena o algunas piezas en particular.
Es el caso de Antigüedades Palacios, que disfruta de cuatro tiendas en la Plaza de Vara del Rey y que también se dedica a alquilar muebles para películas y series.
«Ahora mismo hay un gran movimiento de casas y mucha compraventa. Pero los precios de las antigüedades han bajado porque hay más competencia en Internet», expone Mariano Palacios, que pertenece a la tercera generación de anticuarios.
Los que prefieren la venta online pueden utilizar plataformas como Wallapop o todocoleccion, un portal de compraventa de artículos de coleccionismo. También organiza subastas solidarias y, de hecho, mañana arranca una puja temática de antigüedades con más de 15.000 lotes.
Tienda Renueva en Pozuelo estación.
Y, por último, una de las mejores alternativas es la donación a ONG que ayudan a la gente más necesitada, como es el caso de Renueva. Esta asociación cuenta con una tienda en Pozuelo, donde vende utensilios y ropa de segunda mano, cuyas ganancias van destinadas a proyectos solidarios.
Sonia Martínez puso en marcha este proyecto tras vivir muchos años en el Reino Unido, donde son muy frecuentes las charity shops.
En Renueva recolectan todo tipo de muebles y objetos, siempre que estén en buen estado, y también se desplazan a los domicilios a recogerlos. «Aquí trabajamos voluntarios. Gracias a lo que ganamos se alimentan a más de 50 familias al mes», concluye Sonia Martínez.