Publicado: junio 27, 2025, 4:07 pm

El Gobierno está ultimando la ejecución del Plan de Seguridad y Defensa que puso en marcha el pasado 22 de abril para cumplir con el compromiso de elevar el gasto militar al 2% del PIB este año. El programa, que cuenta con una dotación de 10.471 millones de euros para 2025 -el 89% se invertirá en la industria militar nacional-, consta de 31 programas. De ellos, 15 ya tienen aprobado el límite de gasto autorizado para llevar a cabo las inversiones previstas. Y, para los 16 restantes, el Consejo de Ministros dará luz verde a ese techo el próximo martes, con lo que se podrá iniciar ya el proceso de contrataciones.
El gasto en defensa se ha convertido en uno de los asuntos más polémicos para el Gobierno. Las críticas a su estrategia llegan a izquierda y derecha, y la compleja situación internacional hace que las decisiones tomadas por el gabinete de Pedro Sánchez se miren con lupa. En este sentido, los socios habituales del Ejecutivo han manifestado un rechazo tajante a cualquier tipo de compraventa de armamento y materiales con Israel. Una bandera que el Gobierno ha hecho suya, negándose a mantener relaciones comerciales con el Estado que preside Benjamin Netanyahu hasta que cese su ofensiva sobre la Franja de Gaza.
En esta tesis se ha reafirmado hoy la ministra de Defensa, Margarita Robles, que ha comparecido en la comisión del Senado para explicar los detalles de su política. «Desde el 7 de octubre [de 2023, cuando Hamas cometió el atentado], España ni compra ni vende armamento de Israel o a Israel», ha defendido, para insistir en que se ha suspendido «todo tipo de comercio» acogiéndose a que la legislación permite «suspender o revocar autorizaciones cuando exista riesgo de uso indebido de los materiales exportados». «Los 31 nuevos programas no contarán con sistemas o equipos de Israel», ha señalado la ministra, en referencia al último Plan de defensa de su departamento.
Robles ha matizado que, desde el 7 de octubre de 2023, «España no ha autorizado ninguna nueva licencia de exportación definitiva con destino Israel» y que están revisando todos los contratos de importación firmados con ese país, «con el objetivo de cancelar los que no tengan que ver con la operatividad o seguridad de las Fuerzas Armadas». En este sentido, ha apuntado que solo cuando no haya posibilidad de obtener los equipamientos a partir de la industria nacional o de países aliados se está recurriendo a «terceros».
La ministra sí ha reconocido que se mantienen algunas licencias de exportación temporal de materiales con Israel -esto es: materiales que se envían para su reparación allí y luego solo se utilizan en España-. Pero Robles ha especificado que en ningún caso esas licencias se conceden para reparaciones de armamento, sino solo para materiales de seguridad como inhibidores de frecuencia.
¿De dónde sale la financiación para el plan?
El Plan para reforzar el gasto en defensa ha despertado críticas en ambos lados del arco parlamentario, más allá de lo relativo a la compraventa de armamento a Israel -que el Gobierno asegura que no existe-. Por un lado, los socios del Ejecutivo rechazan todo incremento de esta partida -Robles, dirigiéndose veladamente a ellos, ha defendido que este programa «no supone apuntarnos a carreras ni escalada armamentística»-. Y, por el otro lado, los partidos de la derecha -que sí apoyan un mayor gasto militar- reprochan a Sánchez que ejecute dicho aumento sin someterlo antes a referéndum en el Congreso.
En este sentido, todos los actores políticos han cuestionado de dónde va a obtener el Gobierno los fondos para financiar dicho Plan, teniendo en cuenta que no se han aprobado unos nuevos Presupuestos para este año -y, por tanto, no se han podido ajustar las partidas-. Robles ha defendido que España «cuenta con margen presupuestario para incrementar la inversión hasta el 2% sin realizar grandes reformas ni comprometer la inversión en Estado del Bienestar» -otra de las preocupaciones que trasladan habitualmente los socios del Gobierno-.
Así, la ministra ha señalado las tres vías por las que se va a obtener la financiación necesaria: a través de los «ahorros generados por el buen desempeño de la economía», mediante la reasignación de parte de los fondos no ejecutados del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y por la reasignación presupuestaria de otras partidas no ejecutadas. Robles ha defendido que, de esta manera, España podrá aumentar el gasto militar en 10.471 millones de euros sin comprometer partidas de gasto social, sin elevar el endeudamiento y sin subir impuestos. Con esto, la inversión nacional en defensa pasará de suponer el 1,43% del PIB en 2024 al 2% en 2025.