Publicado: julio 10, 2025, 4:07 am
Hay dos opciones. Trasnochar o madrugar. Es la elección en el Gobierno y el PSOE. Los hay que se acuestan tarde hasta ver las portadas de los diarios; los que madrugan cuando aún es noche cerrada para ver si hay sorpresas o novedades en las páginas digitales. Es el día a día, presa de la psicosis, que relatan muchos cargos socialistas. En La Moncloa y en Ferraz sabían que con la comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso «nos jugábamos mucho». La sensación entre los socialistas fue la de haber «salvado el match ball», sobrevivido a la silla eléctrica. «Nos vamos contentos»; «El Gobierno sale reforzado»; «Es un punto de inflexión para bien»; «Hemos solucionado esta primera parte. Ahora viene el verano, la playa, el chiringuito… y luego a ver septiembre», repetían ayer ministros y cargos socialistas. Ese «luego a ver» es la intranquilidad que recorre la espina dorsal del partido socialista, en ese «ir a ciegas» en las investigaciones de la Guardia Civil y las decisiones judiciales.
Por primera vez, casi desde el apagón que dejó a oscuras España, había sonrisas entre los socialistas. Optimismo. «Vendieron la piel del oso antes de cazarlo y el oso esta vivito y coleando», resumía un destacado miembro del Gobierno. «Hemos conseguido responder a lo que se nos exigía», reflexionaba otro. «Cuestión de confianza superada», sacaba pecho un tercer ministro. Así resumían cargos socialistas y gubernamentales su visión de la jornada: «El PP planteaba esto como una cuestión de confianza. Lo siento, la hemos ganado».
Pero aunque creen que el sol salió, los nubarrones persisten. En la filosofía cholista del partido a partido, en el núcleo de Sánchez explican que «sabíamos el partido que queríamos jugar y lo hemos jugado bien». Pero hay una letanía que repiten dirigentes socialistas, ministros, diputados: «Pero todo va a depender de la UCO»; «Estamos en manos de la UCO». «Es obvio que la legislatura sigue en el aire. Quien diga otra cosa es un hipócrita», reflexiona un destacado cargo socialista.
La incertidumbre de no saber qué queda por salir sume en el «desasosiego» al partido y el Gobierno. «Sabemos que quedan semanas o meses difíciles. Faltan sumarios, autos, registros… No va a ser agradable», lamentan entre bambalinas los socialistas. Dicen no tener información privilegiada, pero es sabido que hay informes de la Guardia Civil sobre la compra de material sanitario en pandemia en Canarias y Baleares pendientes en la Audiencia Nacional. Los nombres del ministro Ángel Víctor Torres y de la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, han estado en las últimas fechas en el disparadero. Nadie, por supuesto, quiere hablar de indicios de supuesta financiación irregular, que todos niegan.
Fue Gabriel Rufián, portavoz de ERC, quien resumió la situación actual del Gobierno: «Si esto se queda aquí, en tres listos que se repartieron cuatro mordidas, usted tiene que quedarse porque a un Gobierno no se le puede tumbar con lo que tiene sobre la mesa. Pero si esto escala le vamos a obligar a que la gente decida». Esa espada de Damocles pesa en el ánimo de los socialistas, impidiendo dar rienda suelta a la satisfacción de haber superado un punto de inflexión en la legislatura. «En la situación en la que estamos, cualquier cosa nueva…», es la frustración que expresaban ayer en el Congreso varios diputados. «Rufián lo ha dicho muy bien: si no sale nada más».
Aunque también hay voces, sobre todo en el núcleo más próximo a Sánchez, que consideran que es preciso levantar el ánimo y poner el acento en lo hecho, en cómo se ha actuado, y no en lo que puede pasar en el futuro. «Se nos ha colado un caso de corrupción, pero se acabó el drama. Hemos actuado y planteado medidas. No podemos vivir con ansiedad. No está en nuestras manos. Tenemos que actuar con normalidad, tenemos que gobernar». En ese propósito, Hacienda ya está trabajando internamente en los Presupuestos de 2026, avanzando en el techo de gasto. Aún no se trabaja con los socios.
Pese a la petición de Coalición Canaria de que Sánchez se someta a una cuestión de confianza, la exigencia de más explicaciones por parte del PNV o que si no valore la dimisión o las elecciones, o que Bildu califique de «insuficiente» el plan contra la corrupción, en La Moncloa hay satisfacción por la reacción de los socios. No hubo exigencia directa de elecciones, que creen que es el escenario que ha tratado de imponer el PP. «Se empeñan en hacer creer que el gobierno va a caer, pero no existe esa sensación. No es real». «Nos han dado oxígeno», dicen en el Gobierno, que creen que la petición de dar un giro a la agenda social es la prueba de que hay legislatura que transitar.
Sánchez trató de calmar el malestar de sus socios por las explicaciones «insuficientes» y la falta de contundencia ante la presunta trama corrupta que operaba en el Gobierno y en el PSOE con un plan anticorrupción de 15 medidas, del que buscó legitimación diciendo que ha sido elaborado conjuntamente con la OCDE. Un plan que comenzó a elaborar nada más conocerse el informe Cerdán y que se cerró el martes por la noche, cuando PSOE y Sumar acordaron crear una Agencia Independiente de Integridad Pública, que asumirá funciones en la prevención, supervisión y persecución de prácticas corruptas. El resto de socios conocieron las medidas ayer en el Congreso.
«La OCDE trabaja con sus países socios en la promoción de la integridad pública. Este apoyo ayuda a los países a definir y desarrollar estrategias anticorrupción. El anuncio realizado por el presidente español se produce después de un largo compromiso con España sobre este tema. Ahora se ha solicitado a la OCDE que proporcione apoyo técnico para aplicar medidas específicas de conformidad con las mejores prácticas internacionales», explica a EL MUNDO Elsa Pilichowski, directora de Gobernanza Pública de la OCDE.