Publicado: septiembre 20, 2025, 4:07 am
La fragmentación parlamentaria ha concedido a los grupos que integran el Congreso un botón para activar descargas eléctricas en el sillón de otros. Lo saben bien en el Gobierno, el PSOE y Sumar, que han sufrido importantes sacudidas. Cada iniciativa que se vota concede a un partido el poder de accionar la clavija. Junts es uno de los que presume de dominar un mando privilegiado debido a que La Moncloa necesita sus siete votos para sacar adelante sus medidas. Pero el debate la próxima semana de la ley para la delegación en Cataluña de competencias estatales en materia de inmigración concede la titularidad de la electrocución a Podemos, que hará que se rechace la iniciativa por considerar su preámbulo -texto explicativo- «racista». En el PSOE asumen la derrota ante el rechazo de los morados, pero esperan que también sea una suerte de medicina para Carles Puigdemont. «Ahora sabe lo que sufrimos nosotros».
«Nosotros hemos cumplido. Podemos es el que no está de acuerdo con la tramitación», explican fuentes socialistas para explicar que su convicción es que ellos han hecho lo que estaba en sus manos: pactar una ley, redactarla y llevarla al Congreso. «Lo que pedÃa Junts era una locura. Lo que hemos aprobado es algo normal, que tiene cabida en la Constitución. Encontramos un equilibrio. A partir de ahÃ, no hay una mayorÃa». Eso sÃ, saben en La Moncloa que la pedagogÃa en este asunto no es fácil y que parten desde una posición deficitaria.
La delegación de las competencias en inmigración fue pactada entre el Gobierno y Junts en enero de 2024 para poder salvar la votación de los primeros decretos de la legislatura de La Moncloa. Desde el principio fue una medida polémica, que generó división, con reticencias por parte del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Su redacción, sobre todo el preámbulo, generó rechazo en algunos socios por contener ideas como que es necesario «proteger la cohesión de la sociedad de acogida, su lengua y su cultura» o el «impacto que representa para la lengua catalana» la presencia de inmigrantes.
Una redacción que defendió el Gobierno, pero que Podemos tildó de «racista» desde el principio. «Nosotros no tenemos problemas con el traspaso de competencias. Es que esto va más allá. El texto hace un diagnóstico racista del fenómeno migratorio. Culpan a los inmigrantes de problemas de seguridad o de saturación de los servicios públicos. Estamos a favor de hablar del traspaso de competencias, pero no convertir en chivos expiatorios a los más vulnerables», diseccionan desde la dirección de Podemos.
Pese a que todas las partes consultadas creen que habrá contactos en las próximas horas para hacer un último intento, los morados se muestran tajantes: «La situación es un punto de no retorno». Por tanto, la iniciativa que firman PSOE y Junts será tumbada, salvo sorpresa mayúscula. Los independentistas seguirán señalando que es un compromiso incumplido, como hacen en las reuniones que mantienen fuera de España con el PSOE. Las últimas, este jueves y viernes -hubo doble sesión-, donde asà se lo hicieron constar al ex presidente José Luis RodrÃguez Zapatero, convertido en el interlocutor de referencia tras el encarcelamiento de Santos Cerdán, ex número tres socialista.
Los independentistas exigen ir carpeta a carpeta antes de abrir otras nuevas. Y pese a las aspiraciones socialistas, no muestran disposición a sondear la de Presupuestos. Las últimas encuestas evidencian que la estrategia de pacto y sostenibilidad a Sánchez lejos de beneficiar a Junts está hundiendo al partido en Cataluña. Puigdemont reúne este lunes a su núcleo duro en Bruselas. Pese al enfado y las dudas sobre la hoja de ruta que empiezan a surgir en Junts, en el seno del Ejecutivo no creen probable que pueda haber una voladura final. Creen que el partido de Puigdemont no tiene influencia ni poder institucional en Cataluña y que, hoy por hoy, su única baza es demostrar que puede doblar el pulso al Gobierno en alguna ocasión.
Las fuentes gubernamentales consultadas creen que en las competencias de inmigración ocurre lo mismo que con el catalán en Europa: que ellos han hecho todo lo posible y han llegado todo lo lejos que podÃan, pero no hay una mayorÃa que lo respalde. «Tener un Congreso tan fragmentado hace que nadie tengo mayorÃa. No es un problema exclusivo nuestro. Afecta a todos, también a Junts. Ahora Junts sabe lo que sufrimos nosotros», explican fuentes socialistas al más alto nivel.
En el Gobierno dicen que les «gustarÃa que saliera adelante porque es una iniciativa que contribuye a hacer una España más federal» y que «no hay problema en lo que hemos acordado». Pero también señalan, que como sucedió la semana pasada con Yolanda DÃaz y la reducción de la jornada laboral, veÃan desde hace tiempo que no habÃa camino a transitar. Que el final era un fracaso. Pero aunque harán un intento, dejan en el tejado de Junts la responsabilidad de reunir los votos necesarios, como la dejaron en el de la vicepresidenta segunda.
El fracaso de la delegación de las competencias en inmigración pone aún más de relieve que Podemos es una piedra en el camino para La Moncloa de la misma envergadura que Junts. Y son conscientes de que lo suyo es una cuestión estratégica, en el marco de esa pugna por liderar el espacio a la izquierda del PSOE. Asà lo analizan en La Moncloa: «Ven la posibilidad de emerger como el único partido del que depende el futuro del Gobierno». Un cartel que pretendÃa portar Junts.