Publicado: mayo 27, 2025, 2:07 am

Si en Moncloa se ha instalado el cierre de filas en torno a la figura de Miguel Ángel Gallardo como secretario general del PSOE de Extremadura -entre otras cosas porque su futuro judicial está ligado al de David Sánchez, hermano del presidente del Gobierno-, en su región las cosas comienzan a verse de manera distinta. «No podemos ir en estas condiciones a unas elecciones autonómicas», señala a EL MUNDO un veterano cargo socialista de esta comunidad autónoma.
Por el momento, sólo hay un dirigente que se ha atrevido a alzar la voz, pero las grietas en el socialismo extremeño son cada vez más grandes, en especial en la provincia de Cáceres. El que se ha movido es Miguel Ángel Morales, presidente de la Diputación de Cáceres y hasta hace sólo unas semanas secretario general de los socialistas cacereños, con un enorme poder político en esta provincia donde Gallardo cayó derrotado en los dos procesos internos sucesivos de primarias, en abril de 2024 y enero de este año. El masivo respaldo en Badajoz -donde es presidente de la Diputación de Badajoz desde 2015 y ha manejado presupuestos de más de 300 millones de euros anuales- y donde el censo de votantes -militantes- fue mucho mayor le sirvió a Gallardo para convertirse en sucesor de Guillermo Fernández Vara.
En unas declaraciones cuidadas al milímetro, pero realizadas a conciencia en pleno escándalo por el planeado aforamiento exprés de Gallardo en 28 horas, Morales señaló: «Siento tristeza y preocupación por el PSOE de Extremadura». Líder socialista en la provincia de Cáceres durante los últimos 13 años, el responsable de la Diputación cacereña matizó que no puede «ser objetivo» porque no conoce «los entresijos», en relación al intento de colocación de la ex diputada regional que dimitió para dejar el acta -tras otras cuatro renuncias seguidas- al actual barón socialista extremeño. «Nadie me ha informado ni tienen por qué hacerlo», añadió para dejar esta reflexión: «Estoy preocupado porque no me gustan las noticias negativas para mi partido, porque no perjudican a una persona, no perjudican a los líderes, perjudican a una organización que llevo en el corazón y que es importantísima en este país». Para rematar, lanzó un mensaje para el que quisiera escuchar: «Por encima de las personas siempre estará el partido».
Este paso público de Morales, y sobre todo el momento elegido, es interpretado como «un movimiento nada casual» por quienes conocen bien a la federación socialista extremeña. Sobre todo, resaltan los términos elegidos, poniendo el acento en «el partido» en contraposición con «los líderes». Todo ello, además, aderezado con la encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO publicada este sábado, donde otorgaba a los socialistas en uno de sus feudos tradicionales entre 25 y 26 escaños -el peor resultado de su historia-, a 5,1 puntos de la presidenta de la Junta, María Guardiola, (29-30 escaños) en el ecuador de la legislatura y en pleno escándalo de Gallardo, imputado por la jueza, junto a otros nueve altos cargos de la Diputación y el hermano de Sánchez, por los delitos continuados de prevaricación y tráfico de influencias.
Sin embargo, este veterano socialista aclara: «Lo que ha dicho Morales lo piensa la mayoría de los socialistas en Cáceres; otra cosa, es verdad, es que no le gusta a algunos que lo haya dicho porque los pone en evidencia y les va obligar a muchos de ellos a salir y tener que dar explicaciones, y la mayoría también tiene cargos públicos».
Otra muestra de la debilidad del liderazgo de Gallardo es la campaña de solidaridad hacia su persona que se lanzó espontáneamente en la red social X durante este fin de semana, en pleno ruido social, político y mediático por su aforamiento: #todosconMAG. Aunque tuvo un recorrido más bien escaso -lo utilizaron, sobre todo, los altos cargos que incluían una foto con él-, destacó por su virulencia el ataque del eurodiputado socialista extremeño Ignacio Sánchez Amor contra la jueza del caso, Beatriz Biedma: «El Derecho Penal de las conjeturas y suposiciones no es derecho, es política. Y quien lo usa con fines políticos debe someterse al mismo escrutinio público que los políticos. La jueza de Badajoz está haciendo política tras la toga y es hora de decirlo. Puro lawfare». Fue el anticipo de lo que ayer mismo expresó Esther Peña, portavoz de la Ejecutiva socialista, en Ferraz, quien dijo sobre Gallardo que es víctima de «una cacería desatada por la ultraderecha política y mediática».
Sin embargo, a pie de calle la visión es distinta, como confirmó la encuesta de este periódico, pero también lo que respiran los cargos intermedios socialistas en Extremadura. «En Cáceres dan por amortizado a Gallardo, no ven que podamos ir en estas condiciones a unas elecciones autonómicas», destaca esta importante fuente socialista: «Sólo le queda los que le votaron en las primarias, que son sus fieles».
No hay que olvidar que a la situación de «descontento» y «alboroto» generalizado a nivel interno del PSOE de Extremadura («la procesión de momento se lleva por dentro») se le une la desautorización en toda regla que le hizo la semana pasada el delegado del Gobierno, José Luis Quintana. El ex alcalde de Don Benito se negó en redondo a que le movieran la silla a su subdelegada del Gobierno, Isabel Rodríguez, a la que la dirección del partido había forzado a dimitir para colocar en su puesto a Mari Cruz Rodríguez, la ex diputada regional que dimitió para dejar su escaño a Gallardo, persona de su máxima confianza en la Diputación de Badajoz -en concreto, su jefa de Gabinete ocho años-, con el fin de que el líder socialista extremeño lograra su acreditación como diputado en la Asamblea de Extremadura y, como se prevé, pueda prometer su cargo que le blinda este jueves en la Asamblea de Extremadura.