Publicado: junio 28, 2025, 6:07 am

La decisión de Pedro Sánchez de acudir a la Cumbre de la OTAN con un no por delante a la exigencia de EEUU de destinar de aquí a diez años un 5% del PIB a gasto en defensa -3,5% en inversiones armamentísticas puras y un 1,5% en infraestructuras e industria militar- ha sido, para seis de cada diez votantes -el 60,4%- un error que redundará negativamente en la posición internacional de España, esa que desde el Gobierno insisten reiteradamente en situar en un terreno privilegiado.
A la vista de los resultados que arroja la encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO, la opinión de los ciudadanos no se basa tanto en el hecho de que les parezca oportuno que nuestro país tenga que elevar sus inversiones en defensa hasta gastar cada año la friolera de 80.000 millones, aunque un porcentaje no menor del 43,5% sí lo cree necesario, sino más bien considerar que la actitud y la estrategia del presidente del Gobierno enfrentándose a un requerimiento asumido por todos los demás países de la Alianza y propiciando con ello un choque frontal con EEUU, ha sido una equivocación de cálculo que pone en evidencia la soledad de España en la organización militar más poderosa del planeta.
El desconcierto generado por el plan del presidente no es menor porque, al fin y al cabo, Pedro Sánchez ha plasmado su firma en un acuerdo con validez internacional plena en el que expresamente se recoge el compromiso de destinar en una década el 5% de la riqueza nacional a la defensa, en tanto que la negativa del jefe del Gobierno a superar el 2,1% sólo forma parte de un cruce de cartas entre Sánchez y el secretario general de la Alianza, Marc Rutte, quien además se encargó de desmentir que el mismo tenga categoría de cláusula de excepción para España.
El aislamiento, incluso físico, de Pedro Sánchez en la Cumbre de La Haya, los comentarios de los propios aliados sobre la posición española y la amenaza abierta de Donald Trump de hacernos pagar el descarte con medidas de retorsión comercial, no hace sino apuntalar el convencimiento que expresan seis de cada diez votantes de que esto significará una pérdida en la posición, la imagen y la influencia de España en la escena internacional.
Aunque esta opinión es muy mayoritaria entre los votantes de la derecha -así opina un 82,5% del electorado del PP y un 74,4% del de Vox-, es especialmente significativo que casi la mitad de quienes aseguran apostar por el PSOE -el 46,6%- también lo considere así e incluso coincida en este temor un 35% del electorado de Sumar, la formación más radicalmente contraria a cualquier tipo de aumento en el presupuesto militar. Además, cabe reseñar que el recelo a perder peso internacional es mayoritario en todos los votantes independientemente de su franja de edad.
El temor expresado por los ciudadanos hunde su raíz más en la estrategia desplegada por el presidente que en el hecho de que efectivamente crean necesario dedicar tanto dinero a fines defensivos. Respecto a este requirimiento, el electorado se divide: un 43,5 % opina que España sí debe asumir ese gasto frente a un 56,5% que lo rechaza.
Los más favorables sin duda a dedicar el 5% del PIB a defensa son los votantes del Partido Popular -73%-, seguidos a buena distancia por los de Vox -58,7%-. La balanza cambia de signo cuando quienes se pronuncian son los votantes de la izquierda. Entre el electorado del PSOE, un 70,8% se muestra contrario a que España asuma tanto gasto frente a un 29,2% que sí lo cree necesario. Entre los votantes de Sumar, la brecha aún es mayor: el 87,6% se opone frontalmente a tal dispendio mientras que únicamente un 12,4% lo apoya.
Mucho más igualados se muestran los ciudadanos cuando se les pregunta acerca de la posibilidad de que, como consecuencia de la posición del presidente del Gobierno, España puede llegar a ver comprometida su seguridad. Dicho con otras palabras: si, en caso de conflicto, estaríamos en condiciones precarias para defendernos por no disponer de las capacidades suficientes o bien si la negativa a asumir el gasto del 5% del PIB al igual que el resto de los aliados puede acabar suponiendo un menor interés de la OTAN en ayudar a España.
Sea cual sea la interpretación que el votante dé a la pregunta, la respuesta muestra una división milimétrica: el 50,1% considera que sí hay riesgo de que la seguridad del país se vea comprometida, frente a un 49,9% que opina lo contrario.
Los más pesimistas respecto a esta posibilidad son los votantes del PP -un 75,5% sí ve riesgo frente a un 24,5%-, seguidos de los electores de Vox -un 70,8% frente a un 29,2%-. Por el contrario, los votantes socialistas consideran mayoritariamente -66% frente a 34%- que este peligro no existe, en tanto que los de Sumar rechazan masivamente -86%- la hipótesis de que la seguridad del país se acabe viendo comprometida.
En cualquier caso, y más allá del debate acerca de la inversión necesaria en defensa, de si la exigencia de EEUU es o no exagerada e incluso de si la posición mantenida por el presidente del Gobierno es acertada o errónea, en lo que sí coinciden claramente los españoles es en considerar positiva la pertenencia de España a la OTAN.
Así lo manifiesta un 62,2% de los encuestados frente a un 24,1%. Y en esta posición se muestran de acuerdo mayoritariamente los votantes de todos los partidos, con la única excepción de los electores de Sumar.
Que formar parte de la Alianza es algo bueno para el país lo defiende el 83,7% del electorado del PP; el 63% del votante del PSOE y el 65% de los que apuestan por Vox. En el caso de los votantes de Sumar, los porcentajes cambian de signo: un 51,6% cree que a España no le conviene pertenecer a la OTAN frente a un 36% que sí cree que ser miembro de la organización es positivo para los intereses generales.
Respecto a la percepción que los españoles tienen de la organización aliada en estos momentos : un 47,7% la define como positiva o muy positiva, frente a un 37,8% que opina justo lo contrario. Los más favorables son los votantes del PP, seguidos por los del PSOE y los de Vox. Sólo los electores de Sumar rompen la tendencia: un 69,4% hace una valoración de la alianza negativa o muy negativa.