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Durante años, el jardín cerrado de Apple ha sido su obra maestra. Su reacción ante la IA amenaza con convertirlo en su propia cárcel

Publicado: mayo 15, 2025, 11:01 am

Durante años, el jardín cerrado de Apple ha sido su obra maestra. Su reacción ante la IA amenaza con convertirlo en su propia cárcel

Durante años, el jardín cerrado de Apple ha sido una obra maestra de diseño estratégico. Era Versalles: al controlar el hardware, el software y la distribución, ha creado experiencias fluidas, seguras y coherentes… y tan cerradas que han levantado el martillo de las cortes y las cejas de sus rivales. Este ecosistema férreo ante el caos del mercado abierto es una trampa. Tim Cook confesó que sabe que Apple «se ha quedado atrás». Y su alianza con Anthropic parece, a todas luces, insuficiente.

La innovación en IA avanza gracias a la apertura. Google lo aprendió con Android. Otro ejemplo: ¿sabes lo que dijo el gran Craig Federighi en el WSJ Tech Live cuando le preguntaron sobre el fracaso de FaceTime? Que quizá si lo hubieran hecho abierto, FaceTime sería hoy un estándar universal. Modelos que aprenden, plataformas que se adaptan y desarrolladores que experimentan sin fricción. Cuando el resto avanza, Apple levanta la muralla.

Pero así ocurrió en 2008 con la App Store: abrir el acceso al GPS, la cámara o el acelerómetro permitió a los desarrolladores imaginar nuevos servicios. Lo mismo podría pasar ahora si se permitiera a modelos de IA aprovechar la potencia bruta del iPhone —su Neural Engine, su eficiencia energética—. No se trata de abandonar la privacidad ni de entregar el control, sino de presentar ese terreno fértil a una nueva generación de servicios. Falta aire nuevo.

Apple no quiere regalar tus datos… y eso tiene un precio

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Con Siri llevamos una década de idas y venidas. Desde su lanzamiento en 2011, Siri ha sido tildada de «boba» frente a rivales como Alexa, Google Assistant o ChatGPT. Apple se enfrentó a una polémica y una multa de 95 millones tras revelarse que contratistas externos escuchaban grabaciones de Siri para mejorar el sistema. Mejoraron los controles, pero no la accesibilidad.

Se implementaron cambios, no evoluciones. En febrero de 2024, Apple fichó a Bella Ramsey (‘The Last of Us’) para una campaña global. El anuncio que hizo promocionando las mejoras de Siri tuvo que ser retirado, porque esas mejoras no existían aún. Lo primer que pensé fue «qué bochorno, qué necesidad, Steve Jobs se hubiese arrancado los pelos». Así pues, John Ginnandrea ya está fuera del equipo y el propio Ternus ya lidera el comité de Siri. Una Siri que no mostrará cambios reales hasta 2026. Una Siri que parecía más vanguardista en 2007 que hoy.

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Durante más de una década, Apple ha llevado la privacidad por bandera. Y ese «No rastreamos, no almacenamos, no personalizamos» tenía sentido. Luego llegaron los cambios de colores en iconos y otros ajustes de personalización en iOS 18. ¿Por qué? Porque estamos en 2025, ya va tocando dar al usuario más poder de decisión, más libertad. De hecho, no era cierto que mientras otros monetizan datos, Apple solo vendía productos. Apple vende productos como caballos de troya para vender servicios. Y me parece lo más coherente. Pero seamos también coherentes con el resto.

Las inteligencias artificiales van hacia otro lugar, al de construir relaciones para ser más eficaces. Necesitan saber cómo hablas, qué te interesa, con quién hablas, qué ves, qué usas. Necesitan aprender y, cuantos más datos tienen, mejor funcionan. Google ya tiene calentando por la línea de fondo su agente con Gemini, OpenAI planeta salir a bolsa y convertir en un negocio definitivamente lucrativo su hornada de nuevas herramientas. Y entretanto Siri no sabe quién soy. No puede hacer lo que Gemini o ChatGPT hacen, vive en una jaula, como un pájaro exótico.

Gemini ya analiza tus capturas de pantalla. Tú le das permiso

Lo más irónico es que Google usa Gemini para leer y analizar tus capturas de pantalla del iPhone (lo dice la propia Google en su blog). Es irónico que Apple no permita que modelos externos accedan al hardware y, después, Google responda con un «como tú no me das la información, ya te la extraigo yo». De esta manera, Gemini te dice dónde hiciste tal cosa, dónde dejaste el coche, dónde guardaste algo que no encuentras.

Gemini es parte del teclado Gboard, y sí, también funciona en iOS. No necesita acceso especial al hardware. Solo necesita acceso a las fotos, algo que el usuario le concede al activar la app. Es una jugada maestra porque Apple no permite integrar modelos de IA externos a bajo nivel —ni puedes reemplazar Siri por una nueva Siri en código abierto—.

Apple parece haber confundido privacidad con parálisis

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Pienso mucho en Perplexity AI. Fue fundada en agosto de 2022 por Aravind Srinivas (ex-OpenAI), Denis Yarats (ex-Facebook AI), Johnny Ho (ex-Quora) y Andy Konwinski (ex-Databricks). Un montón de personas muy audaces con ideas claras: dar respuestas en vez de enlaces. En enero de 2024, levantaron casi 74 millones en una ronda liderada por Institutional Venture Partners con participación de Jeff Bezos, Nvidia y otros. Llevan recaudados mas de 500 millones y valen más de 1.500. Y Google se debate entre comprarla o combatirla: sería un novio perfecto para Apple.

Hay algo que conviene entender. Apple no está sola en esto. Está desarrollando su sistema llamado Private Cloud Compute recurriendo a centros de datos diseñados para procesar tus peticiones sin que Apple vea nada. Es su forma de decir «vamos a darte IA, pero sin mirar». Quieren que podamos elegir. Esto está bien, pero también pone palos a las ruedas, porque mientras Meta o Microsoft (con Copilot) construyen modelos que nos estudian, Apple parece emperrada en que Siri no coexista.

Perplexity es de las pocas que han podido entrar en este ecosistema, pero solo a medias. Apple cuenta con LLMs optimizados para funcionar localmente en chips propios. Están cuantizados y adaptados para funcionar con baja latencia y gasto mínimo. El procesamiento se realiza en local, sin salida. Apple recurre a un «semantic index» local para encontrar datos relevantes en tu iPhone y también usan un «contextual awareness», sin retención. Pero todo esto a un nivel muy básico.

¿Cuál es la solución? Tener opciones, como dice el propio CEO de Perplexity, Aravind Srinivas. Y hay una diferencia importante entre «No voy a usar tus datos para mostrarte anuncios» y “No voy a usar tus datos para darte un mejor producto». Esta es la razón por la que Siri no evoluciona y las IAs de terceros sí. De nada sirve tener el mejor barco si el agua te sube por los tobillos. Y de nada sirve no querer mojarse si el siguiente paso implica pescar a una ballena.

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Durante años, el jardín cerrado de Apple ha sido su obra maestra. Su reacción ante la IA amenaza con convertirlo en su propia cárcel

fue publicada originalmente en

Applesfera

por
Isra Fdez

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