Publicado: marzo 21, 2025, 12:07 am
España será el anfitrión de la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible de 2025, Mundiacult, que tendrá lugar en Barcelona del 29 de septiembre al 1 de octubre. Se trata del mayor encuentro internacional dedicado a la cultura, en el que los 194 estados miembros de la Unesco trabajan juntos para establecer una agenda global. En esta edición, que es la tercera, se presentará además el primer informe mundial sobre el estado de la cultura, con hincapié en la inteligencia artificial y la «cultura de paz».
Será un escaparate de primer nivel, pero las comunidades autónomas, cogestoras de las competencias culturales, se quejan de que el ministro Ernest Urtasun las ha dejado fuera de juego. ¿Por qué? Porque las ha invitado al acto, sí pero, literalmente, «sin voz ni voto». Así se lo dice Urtasun en una carta enviada este miércoles, a la que ha accedido este diario. El dirigente de Sumar, que organiza la cita junto al ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y a la propia Unesco, es muy claro: cada CCAA podrá enviar dos «observadores», pero sin hacer propuestas.
El 17 de marzo, dos días antes de esa misiva, 10 comunidades autónomas presididas por el PP -todas, menos La Rioja- y las ciudades autónomas de Melilla y Ceuta le habían enviado al ministro una carta conjunta en la que le reclamaban que no las «inhabilitara» de manera «arbitraria» como ya se temían que iba a ocurrir. «Las limitaciones previas inhabilitan y preocupan a nuestros territorios, dadas las dificultades de participación frente a procedimientos arbitrarios».
Carta de algunas CCAA al ministro de Cultura, Urtasun.EL MUNDO
Los populares se quejan de que Urtasun quiere «silenciarlos». La carta, coordinada por la vicesecretaría de Cultura del PP que capitanea Borja Sémper, recalca que «más de la mitad de los enclaves de España en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, así como la mayoría de las prácticas incluidas en la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad están vinculadas a las CCAA y a las ciudades autónomas signatarias». De las 1.522 instituciones museísticas presentes en España, un 50,5% es de titularidad local y solo un 10,9%, estatal, recalcan los consejeros de Cultura que firman la carta. «Mientras que, en 2022, el gasto en cultura por el Estado se situó en 1.183,8 millones de euros, las CCAA gastaron 1.518,7 millones y los municipios 4.336,4 millones», añaden.
Por estas razones, los 12 firmantes de la carta solicitan al ministro que, ya que no les deja tener voz como ellos reclaman, asuma al menos sus propuestas. Son cuatro las «políticas prioritarias» que exigen: el español como patrimonio cultural entre generaciones y comunidades; la protección, gestión y difusión del Patrimonio Cultural Material e Inmaterial representativo de España; la tauromaquia como patrimonio cultural español -que es una línea roja para el ministro, que hace gala de un antitaurinismo no ya personal, sino institucional-; y el rol de las industrias culturales en el siglo XXI, en el marco de la cooperación interinstitucional.
Pero, ¿es que antes sí tenían voz y voto y ahora no? «En anteriores eventos no tuvieron voz o voto, porque participó España como país invitado, pero este Mondiacult es diferente, ya que España es organizador», y en nuestro país la competencia cultural es compartida, explican fuentes del PP. «Nos gustaría recordarle que la cultura es una competencia concurrente entre el Estado y las comunidades autónomas, por la cual, según la Constitución de 1978», las regiones «tienen competencia exclusiva respecto a sus museos, bibliotecas o archivos, patrimonio monumental, fomento de la cultura y enseñanza de la lengua», explica la carta. «Los poderes públicos, según el artículo 44 del texto fundamental, tienen el deber de promocionar y tutelar el acceso a la cultura, para lo cual es imprescindible la cooperación», agrega.
Por eso Génova presionará también a Urtasun. «No darles al menos un espacio oficial para presentar sus propuestas -no hablamos siquiera de votar en nombre de España- es mostrar una política cultural sesgada, desde quien menos competencias tiene y menos recursos destina anualmente», apuntan.
El ministro les dice a los consejeros que podrán ser «testigos de un evento de trascendencia mundial en el ámbito de la cultura», que será «fundamental para las CCAA como administraciones competentes». Pero precisamente por eso, las CCAA quieren participar. No ser meros «testigos sin voz ni voto».