Publicado: abril 21, 2025, 2:07 am

Hay en las encuestas un cierto aroma a stand-by. En esta calma chicha de esta no-legislatura de Sánchez, el PP de Feijóo navega en una cómoda intención de voto de cerca del 34%, a distancia del PSOE y manteniéndose como partido con más apoyo desde hace ya dos años. Es el porcentaje justo que ni despierta entusiasmos ni produce depresiones, lo cual podrÃa servir como descripción del estado de ánimo en el partido, que está en su propio modo stand-by.
El sondeo de Sigma Dos ofrece un diagnóstico del PP con cuatro fortalezas importantes, que le mantienen en cabeza y con opciones intactas de gobernar, pero con tres serias debilidades, que le impiden despegarse y alcanzar una mayorÃa superior.
La primera fortaleza es el 34% de intención de voto en sà mismo. Son más de ocho millones de votos y en torno a 150 escaños. Un dato desconocido en unas elecciones en España desde hace 15 años y que no debe ser minusvalorado en el contexto europeo. Por ejemplo: Merz es el flamante nuevo canciller alemán con el 28,5%, Tusk gobierna Polonia con el 30,7%, Meloni lo hace en Italia con el 26% y Montenegro dirigÃa un gobierno en Portugal con el 28,8%.
La segunda fortaleza del PP es que está siendo capaz de quitarle votos al PSOE. En un escenario de muro sanchista y polarización, Feijóo consigue atraer a más de 300.000 votantes socialistas de 2023, que ya fueron unas elecciones con altas dosis de alarmas ultraderechistas.
Tercera fortaleza: el PP se está convirtiendo en el partido de las mujeres y eso es un cambio muy importante. Lo señalan los datos de Sigma Dos mes a mes. Tiene la mayor proporción de voto femenino, con tres puntos y medio por encima de su intención de voto general y superando al PSOE. Sumar y Podemos, que se definen como feministas y están liderados por mujeres, son junto a Vox los que peores datos obtienen. Seguramente no se han valorado aún en toda su magnitud los efectos sociales de las polÃticas de igualdad de la era Montero.
Y cuarta fortaleza: el voto de los mayores de 65 años. Son el 27% del censo (y creciendo) y objetivo prioritario del festival de revalorización de pensiones del Gobierno, pero el PP se mantiene aquà con una amplÃsima ventaja de 11 puntos sobre los socialistas.
Hasta aquà las buenas noticias para Génova. Vamos con las debilidades. La primera: el 34% de intención de voto en sà mismo. SÃ, tiene la fortaleza de ser un dato alto, pero el PP no crece y eso es un riesgo. Un partido estancado es susceptible de sufrir en contextos adversos, como le ocurrió con la dana. Y el sistema electoral provoca que aun ganando las elecciones con margen se pueden tener insuficientes escaños para gobernar. Bien lo sabe Feijóo.
Todo partido necesita tener nuevos votantes y eso nos lleva a la segunda debilidad: los jóvenes. El PP ha desplegado una agenda polÃtica en vivienda, educación o primer empleo, pero los votantes de 18 a 29 años les siguen siendo hostiles. En esta franja, el PSOE es el rey y le saca nueve puntos. Vox tiene un comprobado éxito entre los jóvenes y se acerca bastante al PP, aunque sin llegar a superarle.
Lo que nos conduce a la tercera debilidad: la fuga de votos a Vox. Se ha reducido de forma considerable en los últimos dos meses, pero el balance con el partido de Abascal sigue siendo negativo: son más los votantes del PP que se van a Vox (644.000) que los que hacen el viaje en sentido contrario (275.000). Resultado: 369.000 votos a favor de Abascal.
El modo stand-by implica que va a pasar algo en algún momento y motivos para pensarlo no faltan. Si atendemos a las efusivas proclamas de Sánchez, quedan dos años de no-legislatura haya o no presupuestos, leyes o vida dentro de los ministerios. Tiempo suficiente para que unos aranceles, un gasto militar o un caso Koldo remuevan las fortalezas y debilidades de los partidos. El PP de Feijóo tiene las suyas y con ellas debe trabajar.