Publicado: abril 22, 2025, 6:07 am

Entre los cardenales españoles que hay actualmente, 5 podrían llegar a ser papa y serán protagonistas en el cónclave: el amigo de Junqueras; el elegido por Bergoglio para alinear a la Iglesia española con su reforma; el salesiano no alineado con nadie; el autodescartado e il piccolo Ratzinger. Pintado el cuadro, vayamos al detalle.
En concreto, al que el director de cine Edward Berger minimizó cuando puso el cónclave en boca de todos: las congregaciones generales. Son reuniones secretas en las que los 252 cardenales, con derecho a voto o no, intervienen delante de todo el Colegio cardenalicio para efectuar su diagnóstico de la situación en la que se encuentra la Iglesia y diseñar el perfil del próximo pontífice. Esas reuniones son decisivas; de hecho, Jorge Mario Bergoglio anotó las ideas que expuso en un papel: «La Iglesia no puede ser autorreferencial. Tiene que mirar al mundo, incluir, dialogar, comunicar». Pedía así el Papa Francisco «pastores con olor a oveja»; un sacerdocio en la calle, junto a las personas.
Precisamente por eso, uno de los nombres españoles que suenan con más fuerza es el de Juan José Omella (Teruel, 1946). Presidente de la Conferencia Episcopal Española hasta el año pasado y arzobispo de Barcelona, es una figura clave en la Iglesia española… y también lo fue en política. Comprensivo con el separatismo y de la mano del muy católico Junqueras, Omella se ofreció a actuar como mediador entre La Moncloa y la Generalitat durante el punto más álgido del procès. Es más, el ex president de Cataluña, Carles Puigdemont, lo seleccionó como candidato a relator con el Gobierno durante las negociaciones de la amnistía. ¿Por qué? Por su buena relación con el ministro Bolaños, pero también por su intransigencia con la ideología woke.
Otro perfil interesante que puede dar mucho juego es el del salesiano Ángel Fernández Artime (Asturias, 1960), pro-prefecto del Dicasterio para los Institutos de la Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica desde 2025. Coincidió con el Papa Francisco en Buenos Aires cuando éste era el cardenal Bergoglio y fue una de sus apuestas en el noveno consistorio de su papado. Es además conocido por su habilidad diplomática en las relaciones grupales, en concreto, por su postura de no-alineación con ninguna línea concreta.
En la recta final de su papado, Francisco apuntaló nombramientos de su mismo talante. Éste es el de Omella, pero también el de José Cobo (Jaén, 1965), el elegido. Quiso Bergoglio que el ahora arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española alinease a la Iglesia de nuestro país con la reforma que él mismo inició. Poco después de suceder a Carlos Osoro en Madrid, el Papa Francisco lo nombró cardenal, un espaldarazo en toda regla a su línea eclesiástica.
Demos unos pasos hacia atrás: monseñor Carlos Osoro (Cantabria, 1945) es el cardenal arzobispo emérito de Madrid; de los papables, el primero en recibir el purpurado de manos de Francisco, en 2016. Entre 2020 y 2024 fue vicepresidente del Consejo de cardenales, del que todavía es miembro. Poco antes de abandonar su cargo en este órgano, en 2023, Osoro presentó su renuncia preceptivamente como arzobispo de Madrid al cumplir los 75 años. Ahora, al filo de los 80, descarta su propia candidatura por cuestiones de edad.
También la edad parece un hándicap definitivo para el ex arzobispo de ValenciaAntonio Cañizares (Comunidad Valenciana, 1945) apodado il piccolo Ratzinger y representante del ala más conservadora de la Iglesia española. Es su postura, así como la de tantos otros, la que plantea un debate en el seno de la Iglesia: ¿Se debe proteger y continuar con la reforma que inició Francisco o hay que virar la dirección?
Nadie sabe quién será el próximo papa; sí el rol decisivo de las congregaciones cardenalicias previas al cónclave. Lo que a ellas aporten los cardenales españoles no será decisivo para su nombramiento, pero sí imprescindible para solventar una disyuntiva que debe tener en el centro el destino del legado de Francisco. Ad majorem dei gloriam.