Publicado: junio 6, 2025, 10:33 am
Carlos Alcaraz ya está en la final de Roland Garros después de que Lorenzo Musetti se haya retirado del partido cuando perdía 4-6, 7-6(3), 6-0 y 2-0 y habían pasado 2 horas y 25 minutos.
El tenista murciano buscará su segundo título en París, su quinto Grand Slam, contra Jannik Sinner, después de que este se haya impuesto a Novak Djokovic por 6-4, 7-5 y 7-6(3).
A sus 22 años, el de El Palmar ha conseguido su victoria número 21 del año sobre arcilla, donde solo Holger Rune ha logrado doblegarle en la final de Barcelona, la tercera contra Musetti, al que derrotó en la final de Montecarlo y las semifinales de Roma.
Alcaraz sobrevivió a set y medio de tenis errático, casi dos horas en las que fue incapaz de encontrar su sitio en una Philippe Chatrier que le aclama, pero a la que no podía dar lo que merecen.
El murciano salió ofensivo, solo que su pólvora no hacía tanto daño como en otras ocasiones, frente a un Musetti que se defendía con orden y con la elegancia que le confiere su revés a una mano. El español lo ponía todo, el ataque y los errores. El partido avanzaba lento. Desperdició una bola para romper el servicio del italiano en el primer set y sus ofensivas, muchas de ellas en forma de dejada, se quedaban en la red.
Desde la retaguardia, Musetti aguardaba su momento, una lección muy bien aprendida del fútbol, basta con un picotazo para golpear a la presa. Y no lo dejó escapar para apuntarse el primer set, como hace unas semanas en la final de Montecarlo.
El bofetón dejó grogui a Alcaraz que, sin embargo, convirtió, esta vez sí, dos bolas de rotura en el tercero y en el undécimo. Pero cada vez fracasó a la hora de confirmarlas. No fluía su tenis, anquilosado en la tela de araña de un Musetti astuto, con la lección aprendida de las dos derrotas anteriores.
El viento giró en el juego de desempate. El muro italiano empezó a mostrar grietas y el campeón recobró oxígeno. Al fin encontraba rédito a sus zarpazos, valía la pena seguir golpeando. Mejoró la puntería y se redujeron los errores. Las bolas que hasta ahora se marchaban se clavaban en el juego de un Musetti que ya no daba abasto a frenar las vías de agua.
Empate a uno, pero sobre todo, la moral del italiano por los suelos. Alcaraz había conseguido, otra vez, sobreponerse a un bache, ya van cuatro en este Roland Garros, una montaña rusa de emociones para sus fans.
A diferencia del español, el bache del italiano era de los que dejan rastro, un reguero de juegos perdidos, un rosco, el octavo de Alcaraz en Grand Slam, en 25 minutos, frente a la hora que costó cerrar cada set anterior.
Por un momento apareció el fisio en pista, atendió a Musetti, pero no daba ninguna señal de tener problemas físicos. Solo el marcador abultado permitía imaginarlo. Cuando perdió el segundo juego del cuarto set dijo basta y puso rumbo al vestuario, dejando al español libre el camino a la final.