Publicado: mayo 9, 2025, 2:07 am
Hay un PP valenciano que estos días tira de nostalgia: «Qué grandes fuimos…». Ese PP es el del «presi» Francisco Camps, que es como le llama Sonia Castedo. «Qué grandes fuimos y qué grandes vamos a volver a ser a partir del 10 de mayo», le dice la ex alcaldesa de Alicante a un sonriente Camps, que no puede estar más de acuerdo. El ex presidente de la Generalitat promociona de esta manera en sus redes sociales el evento que organiza este sábado en Valencia. Se trata del gran acto para festejar los 30 años de la primera victoria del PP que permitió al partido gobernar durante dos décadas de manera ininterrumpida. Hasta que volvió la izquierda en 2015.
«Todo lo que fue posible queremos que vuelva a ser posible», asegura en otro de esos vídeos Francisco Camps, con su ya característico tono enigmático. De hecho, en sus encuentros con centenares de militantes en los últimos meses, hay una frase que siempre repite: «Voy dando pasos hacia delante». ¿Qué pasos? ¿Hacia dónde se dirige? Lo cierto es que en el llamado viejo PP nadie parece acordarse de Carlos Mazón. Como si el actual presidente del PP valenciano no estuviera gobernando la Generalitat.
Ese PP que reivindica tiempos mejores es el que se está reactivando para reunirse este sábado en el emblemático edificio Veles e Vents de la capital valenciana. En palabras del propio Camps, «todos aquellos que hicieron posible este gran proyecto político». Y lo hace aprovechando justamente el momento de debilidad política de Mazón, cuestionado -incluso en su propio partido- por su papel el día de la dana que dejó en Valencia 228 fallecidos.
La reaparición de Camps es de todo menos casual. El ex presidente lleva de gira por la Comunidad Valenciana desde que fue absuelto en el último de los juicios por la trama Gürtel, tras más de una década de vía crucis judicial. Desde entonces, no se ha cansado de decir que quiere volver a la primera línea política, sin que ni siquiera Génova se dé por enterada. En su periplo lo acompañan históricos del partido como la propia Castedo o el ex presidente de la Diputación de Castellón Carlos Fabra. Dirigentes, en todo caso, sin relación con la actual dirección del PP valenciano.
Francisco Camps y Sonia Castedo, en un vídeo colgado por el ex presidente en sus redes sociales.INSTAGRAM
El partido considera que debería ser Alberto Núñez Feijóo quien dé una salida a Camps, pues difícilmente un ex presidente de la Generalitat puede encontrar acomodo en un cargo público en la Comunidad Valenciana, más allá de su participación en el Consejo Jurídico Consultivo. El problema, tal y como admiten fuentes populares, es que Camps piensa que puede liderar de nuevo el partido.
En su entorno, de hecho, le animan a dar ese paso. Camps no sólo no se ha molestado en acallar rumores, sino que ya ha reclamado a Génova públicamente que convoque el congreso regional «tal y como marcan los estatutos» del partido, según recordaron sus afines en un manifiesto. La cita, sin embargo, se ha decidido aplazar a 2026 para evitar en este momento destapar -con resultados impredecibles- la caja de los truenos.
No en vano, el congreso regional debería servir en condiciones normales para ratificar a Mazón como líder del PP valenciano, cuatro años después de ser elegido para relevar a Isabel Bonig con el beneplácito de Pablo Casado y Teodoro García Egea. Ahora bien, las circunstancias están lejos de ser normales después de la dana del 29 de octubre.
La tragedia, que ha puesto a Mazón en el punto de mira por ausentarse durante las horas críticas de la gestión de la emergencia, provocó que el debate público sobre la dimisión del barón popular fuese ensordecedor. Pese al ruido -interno y externo-, Mazón ha resistido al frente del Gobierno valenciano.
Es más, ha logrado incluso arrancar a Vox un acuerdo para aprobar los presupuestos de la Generalitat para 2025, lo que ha servido para alejar todavía más una hipotética renuncia y amarrar una legislatura que acabará cuando él decida, según subrayan fuentes de su entorno. Es el presidente de la Generalitat quien tiene en su mano apretar el botón del adelanto electoral. En Génova lo saben, como también que hoy por hoy sustituir a Mazón es una operación que requiere del acuerdo con Vox, ya que el PP no tiene la mayoría absoluta en las Cortes con la que sueña Camps.
Los movimientos en la sombra del ex presidente no habían alertado en exceso a la actual dirección del PP valenciano, donde la consigna era hacer oídos sordos y restar importancia porque «Camps sabe que no se puede presentar». Ahora bien, en el partido ya hay voces que en privado advierten de que «sería un error despreciarlo». Hay quienes insisten en que los asistentes a los actos de Camps son siempre la misma gente. La realidad, opinan otros, es que el ex presidente está demostrando «capacidad de movilización cuando todos lo daban por muerto».
Y es esa sensación de que Camps puede aglutinar una corriente interna contraria a los intereses de Mazón lo que preocupa en el PP. Camps, de momento, le defiende.