Publicado: junio 25, 2025, 2:07 am

El Partido Popular enfilará la recta final hacia su congreso nacional cuando esta tarde se cierre el plazo de presentación de enmiendas a la ponencia política que entroncará el cónclave. Hasta entonces quedan horas frenéticas en algunos despachos de Génova, donde además de la dirección nacional tienen su sede los populares madrileños. Allí los de Isabel Díaz Ayuso siguen estudiando el texto preliminar para introducir cambios que, aunque quirúrgicos, impregnen con el sello de la presidenta regional la futura hoja de ruta de la formación.
La cuestión de las primarias sigue siendo el principal punto de fricción, aunque no es el único. Si bien Ayuso aceptó la propuesta planteada por la cúpula y el equipo ponente, que apuestan por un sistema híbrido -en el que los militantes escojan a los compromisarios, y éstos sean quienes elijan al líder de la formación- en lugar del «un afiliado, un voto» que pedía la presidenta regional, los populares madrileños buscan dejar su huella y «concretar» determinados aspectos en el modelo de elección que garanticen la efectividad y el «espíritu» de la reforma.
Es decir, que Ayuso aceptará la nueva forma de elección del presidente del partido pero busca que Génova dé el visto bueno a sus matices. Un debate que ambas partes están dispuestas a abordar y que tratan de llevar con discreción y «perfil bajo», con el fin de no distraer el foco de la compleja situación que atraviesa el Gobierno de Pedro Sánchez y el PSOE, y que marca la actualidad política desde hace semanas.
Otro aspecto que el PP madrileño se encuentra revisando con lupa es el lingüístico, especialmente después de la negativa de Ayuso a usar pinganillo en la Conferencia de Presidentes de hace dos semanas en Barcelona y el plantón ante quienes allí emplearon el euskera y el catalán. Una cruzada que podría motivar enmiendas a cualquier mención a la lengua en la ponencia estatutaria, en la que se plantea, entre otros puntos, «defender un bilingüismo cordial», «velar por el uso de la lengua común en el Congreso», o «mantener la posibilidad de uso de lenguas cooficiales en el Senado».
Pero ni Ayuso es la única dirigente dispuesta a presentar enmiendas ni las primarias y la lengua son los únicos puntos que generan debate en el seno del partido. Es el caso del PP catalán, por ejemplo, donde algunos sectores también apoyan la propuesta de Ayuso de «un militante, un voto», e introducirán sus matices y aportaciones a la ponencia política. Varios dirigentes presentarán enmiendas a título individual y en calidad de compromisarios, ya que la dirección del partido en Cataluña no se ha reunido para consensuar una posición común de cara al cónclave de la próxima semana. La mayoría de estas enmiendas parten de la voluntad de «buscar el consenso», y en ningún caso pretenden abrir una batalla con Génova, sino enriquecer la futura doctrina del proyecto de Alberto Núñez Feijóo respecto a Cataluña y España.
En este contexto, el presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, está valorando la posibilidad de presentar sus propias enmiendas, con la voluntad de que su voz sea una de las referencias del centro-derecha español, especialmente en cuestiones de regeneración democrática y reforma de los partidos. Fernández pronunció este fin de semana un discurso en Reus con propuestas de aroma congresual: planteó, como respuesta a la alianza de Sánchez con el nacionalismo, que la democracia española «pase a ser una democracia militante como Alemania», donde -señaló- todos los partidos están obligados a acatar los principios constitucionales. Asimismo, propuso una reforma de la ley electoral para que, siguiendo las recomendaciones de la UE sobre los mínimos exigibles para obtener representación, las «minorías no se impongan a las mayorías» y se limite el poder de los partidos nacionalistas en Madrid.
Otra de las inquietudes compartidas por los populares catalanes, y que podría concretarse en forma de enmienda, es la falta de definición en el texto congresual sobre la defensa del español en el sistema educativo. Dirigentes del PPC preferirían que quedara por escrito el compromiso con el cumplimiento de la Constitución y de las distintas sentencias judiciales que garantizan, al menos, un 25 % de enseñanza en español. «La ponencia pasa muy por encima de este problema», señalan. Asimismo, una de las enmiendas presentadas por dirigentes municipales del PP catalán reclaman que se especifique la necesidad de que el Estado tenga «una mayor presencia» y protagonismo en Cataluña, tras décadas de lo que consideran un abandono deliberado a la región.
La futura relación del PP con los nacionalismos, concretamente con Junts y la tentación que Feijóo tenga de hacer otro pacto del Majèstic, es otro de los elementos que podría recoger alguna de las enmiendas que dirigentes del PPC decidirán mañana si acaban presentándolas. «Rechazamos los cordones sanitarios, porque ya los sufrimos durante el Estatut con el Pacto del Tinell, pero no podemos llegar a acuerdos con partidos que amenazan la democracia española», apuntan.
En Génova no esperan que las enmiendas busquen modificar sustancialmente las ponencias ya expuestas, sino que confían en que los territorios apoyarán el grueso del nuevo ideario y se centrarán en los matices. No creen que vaya a haber revolución alguna. Y, ante todo, en la cúpula del PP se muestran cautos -a la espera de leer las propuestas que se les trasladen- y confían en que el debate interno no desvíe el foco de las polémicas que rodean al Gobierno en los últimos tiempos.
En los asuntos más delicados, como la cuestión de las primarias, reconocen que «puede haber» enmiendas al sistema propuesto, pero los dirigentes de la cúpula no ven posibilidades de que salga adelante un modelo distinto al que apoya Génova. «Se va a imponer la postura de Feijóo», señala un miembro de la dirección, que cree que es mayoritario entre los populares el rechazo a un sistema de primarias como el que tienen hasta ahora. Génova confía en que el modelo híbrido expuesto en la ponencia estatutaria sea capaz de aglutinar el consenso de los territorios.