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Así se despliegan los 'abertzales' de la nueva kale borroka que Marlaska subestima

Jose Ismael Martínez

Publicado: noviembre 1, 2025, 5:07 am

Actualizado Viernes,
31
octubre
2025

22:49

Primero fue Azpeitia. Después, Vitoria. Ahora, Pamplona. Simpatizantes de grupos abertzales elevan en cada una de sus convocatorias la violencia utilizada contra la Policía. Una nueva kale borroka que investiga la Ertzaintza y las Fuerzas de Seguridad del Estado. «Los enfrentamientos del 12 de octubre fueron un hito que ahora alimenta su radicalidad», advierten fuentes policiales. Aunque el ministro Grande-Marlaska se niegue a reconocerlo, las agresiones sufridas por el periodista de El EspañolJosé Ismael Martínez y por un joven universitario en Pamplona ratifican la preocupación policial por la secuencia de sabotajes protagonizados por grupos radicales del País Vasco y de Navarra con capacidad para sembrar el terror en cualquier escenario. La Policía Nacional detuvo a dos alborotadores y cuatro agentes sufrieron heridas durante los incidentes que se iniciaron por el anuncio de un acto de Vito Quiles que fue suspendido antes de las algaradas.

«Condenamos rotundamente hechos que reproducen los ataques de la kale borroka y nos personaremos ante la Justicia para exigir que indemnicen a los cuatro policías heridos», constataba Eduardo Ribayo, el secretario general del Sindicato Unificado de Policía (SUP). El despliegue de la Policía Nacional en el campus universitario de Pamplona consiguió contrarrestar el pasado jueves la última batalla campal orquestada por los grupos abertzales que ocultos en capuchas y pasamontañas se enfrentan a las fuerzas policiales. Con actitud desafiante -como se observa en la fotografía-, los jóvenes radicales han demostrado en Azpeitia, Vitoria y Pamplona que están dispuestos a llegar al cuerpo a cuerpo con la Policía y a atacar como una jauría a víctimas indefensas, como el periodista de El Español y a un joven universitario que, ajeno a los incidentes, fue golpeado en el rostro mientras caminaba por el barrio de Iturrama de Pamplona en la noche del pasado jueves.

El periodista agredido, José Ismael Martínez.

El periodista agredido, José Ismael Martínez.EL MUNDO

Los investigadores policiales ya constatan un patrón de estos grupos violentos que, como reconocía a EL MUNDO, Ismael Martínez, se creen «protegidos en manada y con la capacidad de hacer lo que quieran porque todo vale». Una impunidad en enfrentamientos con la Policía que jóvenes radicales ya exhibieron el pasado 19 de julio en Azpeitia. Más de un centenar de jóvenes asaltaron la comisaría de la Policía Local de Azpeitia porque media hora antes los agentes habían identificado a un joven que realizaba pintadas con el acrónimo ACAB (All Cops Are Bastards). Un primer grupo de cuarenta de radicales gritó, amenazó y golpeó a los tres policías locales que pidieron auxilio a la Ertzaintza. Los asaltantes se llevaron esposas y walkie-talkies policiales, según relató el consejero de Seguridad Bingen Zupiria. Al advertir la llegada de refuerzos policiales, más jóvenes radicales se sumaron al ataque ya contra policías vascos pertrechados con material antidisturbios. Dos ertzainas resultaron heridos y la Policía constató la capacidad de movilizar a decenas de jóvenes y su agresividad.

Una capacidad operativa que los simpatizantes de Jardun y de Gazte Koordinadora Sozialista (GKS) exhibieron el pasado 12 de octubre en Vitoria. «Las convocatorias ‘antifascistas’ han aglutinado a grupos abertzales que hasta ahora actuaban por su cuenta. Y Vitoria ya es un icono para jóvenes atraídos por la violencia», apuntan investigadores de la Ertzaintza.

La Policía vasca se vio desbordada en un dispositivo que subestimó la presencia de casi medio millar de radicales que en turismos y furgonetas habían llegado a la capital alavesa el sábado 11 de octubre para boicotear el acto que la Falange había programado el Día de la Hispanidad. «El objetivo no era la Falange, era la Ertzaintza», advirtió el consejero vasco tras constatar que los 19 detenidos por vandalismo, lanzar objetos y causar desórdenes públicos procedían de las tres provincias vascas, de Navarra y del sur de Francia.

Apenas tres semanas más tarde, los autodenominados «antifascistas» se organizaron en dos grupos para actuar contra la Policía cuando ya sabían que Vito Quiles había suspendido el acto en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. Las primeras informaciones policiales apuntan a que los radicales utilizaron dos autobuses y numerosos vehículos particulares para reforzar a los militantes abertzales de Pamplona. Como en Vitoria, su primer objetivo fue superar el cordón policial -en la capital alavesa llegaron a enfrentarse a puñetazos con los simpatizantes de Falange-. Tras no lograrlo, varios radicales agredieron al periodista de El Español. «Si me hubieran atrapado en el suelo mis heridas serían muy graves», reconoció Ismael Martínez apenas unas horas después de sufrir la brutal agresión. Martínez fue atacado cuando grababa con su móvil a la columna de encapuchados que recorría el campus universitario. Con su acreditación profesional colgada al cuello no pudo imaginar que le llamaran «hijo de puta» por hacer su trabajo. Cuando vio que media docena de radicales pretendía agredirle, intentó huir. Recibió puñetazos y golpes que le provocaron la pérdida de visión de su ojo derecho durante más de media hora.

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