Publicado: abril 10, 2025, 11:55 am
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Pero la región no tiene una estrategia clara, países como Chile, Brasil y México dieron los primeros pasos, pero la clave para cerrar la brecha está en el desarrollo de nubes de computación locales, infraestructuras críticas para procesar datos con mayor seguridad, menor latencia y costos optimizados. Como el hub de centros de datos en Quéretaro. Datos de Statista señalan que EU encabeza la inversión privada en IA con aproximadamente 67,200 millones de dólares en 2023, le sigue China con 7,800 millones, mientras que Latinoamérica apenas invirtió en ese mismo año 240 millones. Además, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Latinoamérica invierte menos del 0.5% de su PIB en investigación y desarrollo de IA, frente al 2-3% de economías avanzadas. Esto se traduce en falta de infraestructura, fuga de talento e incluso una brecha en el cumplimiento de regulaciones. “Tenemos tres soluciones aquí […] hemos estado invirtiendo fuertemente en lo que llamamos workloads aseguradas, lo que incluye residencia de datos, transparencia operativa y la visibilidad de las claves que puede gestionar el cliente”, precisó Calder. Esto significa que en el caso de empresas financieras que tienen un control de datos muy estricto, contar con regiones de nube locales permite a las empresas cumplir con los reglamentos locales, pero también analizar mejor los datos para crear nuevos productos e innovaciones. Un ejemplo más tangible se puede ver en cómo la adopción de pagos digitales en la región ha reducido el 35% de los fraudes, gracias a la implementación de IA en el proceso de revisión de datos, si este tipo de ejercicios se aplicaran en mayor medida, las empresas podrían tener más productos por ofrecer a sus clientes de forma local.
¿En qué etapa está la región? Datos de IDC señalan que el 60% de las empresas latinoamericanas usan nube híbrida, que en comparación con el uso global es muy alto, pues la consultora indica que la media global es de 35%. Las principales diferencias entre nube privada, local (soberana) e híbrida. Las nubes privadas, utilizadas por bancos y grandes empresas como Bancolombia o Petrobras, ofrecen control total sobre los datos, una prioridad en sectores regulados, pero a un precio elevado y con limitada escalabilidad. En contraste, las nubes locales ganan terreno al permitir que los datos sensibles permanezcan dentro de las fronteras nacionales, reduciendo latencia y riesgos geopolíticos. Proveedores como AWS en São Paulo o KIO Networks en México operan bajo este modelo, aunque aún dependen de tecnología extranjera. Mientras tanto, la nube híbrida actúa como un puente pragmático: datos críticos se guardan en servidores privados, mientras la IA y el análisis masivo se ejecutan en nubes públicas como Google Cloud. La empresa de Mountain View por ello quiere implementar puentes. “Hemos estado invirtiendo fuertemente en lo que llamamos workloads aseguradas, y lo que esto significa es que con Google Cloud proporcionamos residencia de datos para nuestros productos, por lo que puedes obtener almacenamiento regional, mantener los datos dentro de una región específica”, precisó Calder. Este equilibrio explica por qué startups como Rappi o gobiernos como el de Chile optan por lo híbrido, aunque su gestión sea compleja. La región navega así un camino estrecho: quiere la soberanía de lo privado, la eficiencia de lo local y la flexibilidad de lo híbrido, pero sin invertir lo suficiente en infraestructura propia. El resultado es un mapa fragmentado, donde cada país avanza a distinta velocidad, pero todos comparten un mismo riesgo: quedarse atrás en la carrera digital por no elegir con estrategia.
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