Ahora sí, celebremos - España
Registro  /  Login

Otro sitio más de Gerente.com


Ahora sí, celebremos

Publicado: noviembre 22, 2025, 12:07 am

Actualizado Sábado,
22
noviembre
2025

00:00

Ahora sí tenemos algo que celebrar. No era motivo de orgullo conmemorar que un dictador español muriese en su cama, tan solo rendido ante la enfermedad. En cambio, sí lo es recordar que hoy hace 50 años se empezaron a poner los cimientos del mayor periodo de paz, libertad y prosperidad de la historia de España.

Un análisis justo de aquella época empieza por reconocer que el fin del franquismo carece de cualquier ápice de heroicidad, pero con la misma intensidad se puede afirmar que la transición a la democracia, iniciada inmediatamente después, sí fue una proeza. Fruto, además, del esfuerzo de muchos en distintos momentos. Celebrarlo es, por ello, pertinente, necesario y reconfortante. Ahora sí.

Mientras en otras naciones la democracia llega por el triunfo de un bando sobre el otro, en la nuestra arranca con el empuje de todos. Sin muros. Ahí se encuentra la razón de que no naciese de un día para otro y también la dificultad de encontrar una efeméride inapelable. Eso sí, bajo mi punto de vista, la primera -ni muchos menos la única- es hoy, 22 de noviembre, fecha en la que hace 50 años Don Juan Carlos de Borbón, figura clave en la Transición, es proclamado Rey de España.

Invito a todos los españoles a recordar cada hito ocurrido entre un día como hoy hasta tres años después, el 6 de diciembre de 1978, en que se aprobó nuestra Constitución. Y propongo hacerlo con el espíritu de reconciliación que marcó aquel trienio.

Soy consciente de que habrá quien quiera extender a esta conmemoración la actitud divisiva que hoy marca casi cualquier debate político. Ya se intentó hace un año, con el anuncio de distintos fastos alrededor del 20-N. Por suerte, la mayoría de españoles sabe que Franco sigue muerto y no tiene ningún anhelo de revivirlo.

Ante ese afán revanchista, el primer partido de España seguirá manteniéndose al margen. Además, resulta cuanto menos sarcástico que sean otras fuerzas reñidas con la libertad individual y el parlamentarismo quienes pretendan que seamos nosotros los que demostremos nuestro compromiso con la democracia. El PP no tiene miedo a llamar dictador a los dictadores. Muertos o vivos.

Bajo mi punto de vista, hubo tres grandes artífices de la Transición. En el día de hoy, cabe empezar por la Monarquía, cuyo empuje a favor de la democracia fue determinante. La institución ejerció de puente entre el pasado que queríamos cerrar y el nuevo marco de libertades que ansiábamos. Don Juan Carlos recibe un poder autocrático y entrega un poder democrático, un ejemplo casi único en el mundo y sorprendente en estos días en los que muchos dirigentes siguen exactamente el camino contrario.

En segundo lugar, la Transición la protagonizó el pueblo en su conjunto, que decidió perdonarse y entender que unidos era la única forma de avanzar. Y es esa decisión colectiva, esa trama de afectos que siempre estuvo en pie y que en la actualidad se ve agrietada, lo que convierte a la Transición en una obra institucional y humana a la altura de muy pocas en la política universal.

En tercer lugar, cabe destacar el mérito de la clase política, capaz de encauzar al país hacia la democracia y sortear todos los obstáculos con astucia, magnificencia y bondad. Pese a que el terrorismo y las fuerzas de la ruptura intentaron boicotearlo todo, no se dejaron arrastrar y supieron estar a la altura de un momento decisivo.

De los tres protagonistas de la Transición, la realidad es que el pueblo sigue siendo ejemplar y que la Corona -hoy representada en la figura del Rey Don Felipe– sigue siendo garante de nuestra convivencia democrática. Si acaso, es el tercer elemento -el de la clase política- donde se encontraría el principal obstáculo para imaginarnos capaces de impulsar de nuevo una obra semejante.

Sin embargo, esto no debe traducirse en que todos abandonemos aquel espíritu. Al revés, debería servirnos de inspiración para afrontar los retos que tenemos por delante, entre ellos, dos que considero especialmente relevantes en el día de hoy.

Uno es la mejora de nuestra calidad democrática. El desprecio al mandato de las Cortes Generales, la colonización de las instituciones y el ataque al Poder Judicial e incluso a la libertad de prensa ponen en evidencia que los valores democráticos esenciales están dañados. Por momentos pareciera que, más que una crítica al legado de Franco, se le estuviera haciendo un homenaje.

El segundo gran reto es restaurar ante muchos jóvenes el prestigio de la democracia, ya que debería preocuparnos que la falta de expectativas de una parte de la población se traduzca en una enmienda a la totalidad del sistema. Estoy convencido de que si descreen del actual modelo no es porque cuestionen su fundamento democrático, sino porque sufren las consecuencias de un Gobierno incapaz de dar respuesta a sus demandas. Generaciones anteriores tuvieron unas oportunidades de las que ellos carecen: un hogar, una familia, un trabajo estable y suficiente para prosperar.

Como presidente del primer partido de España, me hago cargo de su precariedad vital y emocional. Sin duda, este 50º aniversario es un buen momento para comprometerse con ellos en el importante desafío de volver a hermanar a una nación en una meta compartida.

Comprobarán que la democracia es imperfecta, pero también insuperable.

Ahora sí, celebremos.

Related Articles