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Abascal relanza su sindicato «anti-izquierda» rechazando la inmigración, la Agenda 2030 y al sindicalismo «comegambas»

Publicado: marzo 16, 2025, 11:07 am

Actualizado Sábado,
15
marzo
2025

17:17

«Contra la paguita y el clientelismo, contra los sindicatos parásitos, siervos de la agenda 2030, del globalismo funesto y del multiculturalismo suicida… Proponemos que ni partidos, ni sindicatos, ni medios, reciban dinero público. Nada. Que cada cual se financie con sus afiliados y recursos propios«.

Así ha relanzado hoy Santiago Abascal el sindicato «patriótico» de Vox, Solidaridad, en un acto en Madrid en que se ha oficializado el relevo de Rodrigo Alonso, secretario general desde la creación de la marca en 2020, por Jordi de la Fuente, concejal de Vox en Sant Adrián del Besós, acusado de participar en acciones contra un centro de menores tutelados de Barcelona, por el que Fiscalía le pide dos años y medio de cárcel.

En un evento con unos 300 delegados, afiliados y simpatizantes, Abascal volvió a situar al sindicato, de logros modestos en estos cinco años (apenas 400 de los 295.000 delegados, y no más de 15.000 afiliados frente al millón de UGT y CCOO), alineado al milímetro con la misma estrategia de Vox: «Frente a la pinza entre el infierno fiscal y la agenda verde sólo estamos nosotros».

Solidaridad seguirá situado, así, como única alternativa contra el sistema sindical actual, frente a los «chupasubvenciones» y «comegambas«, adictos a «la A de ácido úrico, de la cantidad de marisco que comen», refiriéndose a las centrales tradicionales, que «pactan lo que sea con tal de seguir en las poltronas», como acuñó en el acto De la Fuente.

Abascal no quiere abrir un flanco de crítica a Vox si juega la carta que sus correligionarios europeos Meloni y Le Pen sí han jugado, acercándose al sindicalismo clásico para pescar voto obrero. Al contrario, por el momento ve más rentable la estretegia de criticar a Alberto Núñez Feijóo de participar en actos con «los sindicatos comunistas» y de mantener relaciones con «el partido comunista chino».

Sin embargo, el esquema le cierra lógicamente el acceso a las consignas antiempresariales habituales del obrerismo, que él suple cargando aún así contra la CEOE por «vivir muy bien aprovechándose de las ayudas y subvenciones», por «estar más preocupados de las nuevas masculinidades» y entregarse a «la agenda verde suicida».

Es todo o nada, y Vox, en un camino que ideológicamente ha n seguido también otros partidos de derecha extrema en Europa, apuesta a situarse lejos de todos. «Por eso», dijo el propio Abascal este sábado, «el tirano Sánchez no nos llama a Moncloa cuando llama a todos los demás, porque sabe que Vox no va a participar con un Gobierno corrupto».

La estrategia es, obviamente, que todo lo que no es Vox es «lo mismo», y más aún su rival en la derecha, el PP: «Feijóo ha dicho con la boca pequeña que preferiría que fuéramos, pero lo preferiría porque así participáramos en el teatro indigno en que ellos sí participan, porque son lo mismo. Por eso se sienta en Moncloa con Sánchez, que lleva a la Moncloa a ETA«.

Vox, enfatizó, «es la única solución y Solidaridad la única alternativa patriótica». En realidad, Abascal, frente a los sindicatos «insostenibles» y funcionarizados -que, dijo, han devorado 380 millones de euros públicos en los últimos cuatro años-, evidenció que sus reclamos sindicales son también los políticos: la lucha contra «el fanatismo climático», el rechazo a la inmigración alineado con Trump, y la pelea por los sectores agrario e industrial -en los que pretende rebañar voluntades-.

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