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374 muertos en 50 años de incendios forestales: el niño Miguel Ángel y otros 100 'civiles' asaltados por sorpresa

Publicado: agosto 27, 2025, 4:07 am

«El 14 de abril de 1995 en un incendio en Valdesamario, León, tres miembros de una brigada de la Junta fallecieron al quedar rodeados por el fuego», narran los documentos oficiales del entonces Ministerio de Medioambiente. «El 27 de agosto de 1992 en un incendio en Confrides, Alicante, falleció un miembro de la brigada aerotransportada, al ser golpeado por una pala del helicóptero cuando bajaba del mismo».

Se podrían llenar esta web con las 256 historias de quienes han fallecido extinguiendo incendios forestales en nuestro país; personas que comparten entre sí la valiente obsesión por proteger a los demás y en tomar, con genuina voluntad, lo ajeno como propio.

Un total de 374 personas han fallecido en los últimos 50 años en incendios forestales en nuestro país, según el estudio realizado por EL MUNDO, a partir de documentos oficiales del Ministerio de Transición Ecológica, del Departamento de Seguridad Nacional, de Protección Civil y de la hemeroteca de la época. De todos ellos, 256 -el 70%- lo hicieron luchando contra el fuego: bomberos, agentes forestales, soldados, brigadistas, alcaldes, operarios, voluntarios y un sinfín de personas que se unieron para luchar contra lo impredecible de las llamas.

«El 13 de agosto de 1985 Félix Gutiérrez Gutiérrez, en Navalpino, Ciudad Real, que colaboraba en la extinción de un incendio con su tractor falleció al volcar éste», recoge un papel del Ministerio. Félix es uno de los 48 fallecidos desde 1975 ayudando a los profesionales de la extinción. Son voluntarios que ayudaban con palas, con su tractor o repartiendo comida, como Agustín Montero, hoy concejal de Sabiñánigo en Huesca, que se empleó de un pseudotraje manufacturado en su casa con una gorra y una bufanda en el incendio de Aineto en 1980, un pueblo oscense con 40 personas, en el que «el 6 de agosto fallecieron seis soldados al volcar el camión que los llevaba al incendio». El fuego arrasó a su paso más de 7.000 hectáreas en un incendio donde «hubo una clara falta de coordinación y rapidez entre el personal responsable», coincidiendo de forma irónica con las fiestas de Huesca. «El día 7 de agosto de 1979, en un incendio, que se supone intencionado, en el término de Lloret de Mar (Gerona) murieron 21 excursionistas, que fueron rodeados por el fuego», la peor fecha hasta entonces.

Por regiones, destaca Cataluña con 81 fallecidos y le sigue la Comunidad Valenciana. En total, el área del Mediterráneo concentra 128 muertes, el 33% del total de los últimos 50 años. El 67% de los fallecimientos en Cataluña ha sido de personas ajenas a las labores de extinción. En cambio, en la Comunidad Valenciana, el 95% estaban extinguiendo incendios.

Tras Cataluña y la Comunidad Valenciana, Galicia es la tercera región en la que más vidas se han perdido, con 41 muertos en incendios forestales desde 1975, el 11% del total.

Los accidentes aéreos matan a más profesionales que el fuego

«El día 13 de agosto de 1979 fallecieron tres vecinos del término de Sobrado (León) cuando trataban de apagar un incendio que se había reproducido». El fallecimiento por alcance del fuego o atrapamiento es el más común en la extinción de incendios forestales, con 89 fallecidos, el 35% del total. Sin embargo, cuando se estudian solo los fallecimientos entre profesionales resaltan 36 accidentes aéreos que se han cobrado la vida de nada menos que de 80 personas, el 39% de las muertes entre equipos profesionales de extinción y emergencias. «El día 6 de julio de 1994 en Bocairente (Valencia) fallecen cinco miembros de la tripulación de un avión Antonov contratado por Portugal que colaboraba en las labores de extinción». Más. El 16 de julio de 1986 «un avión francés (DC-6) se estrelló en la frontera, en Gerona, cuando operaba en la extinción de un incendio. Cuatro tripulantes franceses perdieron la vida en el accidente». 39 años después, el fuselaje del aeronave sigue en el lugar del accidente y hoy es objeto de rutas turísticas en el Parque natural de la Albera.

Cola del avión con el logotipo de Protección Civil en Requesens

Cola del avión con el logotipo de Protección Civil en Requesens@Gutifoll/Flickr

En segundo lugar como causa de muerte de los profesionales se encuentra los accidentes de tráfico, que se han robado la vida de 23 personas. En otras palabras, los accidentes de transporte en servicio han matado más que el propio fuego: así se han producido el 50% de las muertes entre profesionales desde 1975.

El 37% de los fallecidos por atrapamiento en el fuego no eran ni profesionales ni voluntarios, según los documentos oficiales. La segunda causa de muerte de ciudadanos en incendios forestales es la asfixia por inhalación de humo, con nueve fallecidos.

Entre ellos, hay historias de todo tipo retratadas en los informes oficiales. Desde un «monje de La Cartuja de Montealegre que huía de las llamas», hasta «dos ancianos en Casserres (Barcelona) que murieron después de negarse a desalojar sus viviendas». Incluso, sobrevivir a una situación crítica como un incendio forestal, no garantiza un buen final. En estos términos falleció una mujer en 1994 por derrame cerebral, «cuya muerte certificó el médico como consecuencia del estrés soportado por el incendio de San Mateo del Bages». También asoma la trágica historia del «niño Miguel Ángel Górriz Zozaya que sufrió quemaduras en un incendio en Sarriguren (Navarra) en el año 1984», mientras jugaba en una palomera con varios amigos. Al parecer, según la prensa de la época, el incendio se originó cuando los jóvenes jugaban con un cigarrillo.

1994. El año negro de los bosques

La Comunidad Valenciana ardía. España ardió. Ese año se quemaron todavía más hectáreas que en este 2025: unas 437.000. Sin embargo, 1994 será recordado como el año en el que más personas fallecieron por incendios forestales. Solo en 1994 murieron 28 profesionales que extinguían el fuego, nueve ajenos a la extinción y un concejal que se encontraba en el lugar de los hechos, con un total de 38 víctimas. De ellas, 22 murieron en una misma semana en diferentes lugares del país: del lunes 4 de julio de 1994 al domingo 10 de julio. En Millares, Valencia, cuatro brigadistas y un voluntario, de la misma familia fallecieron. Así publicaba La Vanguardia en ese año.

Recorte de La Vanguardia del 5 de julio de 1994

Recorte de La Vanguardia del 5 de julio de 1994La Vanguardia

El incendio «tabú» que colmó el vaso

Más cercano en el tiempo, con los periódicos ya en color, el 17 de julio de 2005 la tragedia en Riba de Saelices, Guadalajara cambió el paradigma de los incendios y las emergencias nacionales. Un incendio forestal se produjo por unos excursionistas que prendieron una barbacoa. Con el incendio descontrolado, «un retén de chavales que ni siquiera eran de la zona» fueron a ayudar en los labores de extinción, según cuenta en conversación con EL MUNDO el actual alcalde socialista del pueblo, Carlos Loscos, vecino en aquel año trágico. «Allí fallecieron 11 combatientes de una brigada de la Junta de Castilla La Mancha al ser atrapados por el fuego», adelantan los documentos oficiales.

«Eran chavales. Trabajaban puntualmente en verano mientras estudiaban una carrera para obtener su remuneración», lamenta Loscos.

En aquel momento el alcalde tenía unos 23 años y se incorporó como voluntario para luchar contra los incendios que se arrimaban sin remordimiento a su pueblo. «Junté a todo mi grupete de amigos y cargamos con todas las sulfatadoras que encontramos». Sin embargo, la intrépida ayuda se dio por terminada cuando «se empezó a escuchar por las emisoras que había muertos». «Ahí todos salimos por piernas», añade.

Para el pueblo castellano, corto en demografía, pero profundo en sentimiento, guarda la tragedia como un tema «tabú, que arraigó el alma de cada uno de los vecinos». La tragedia se hizo eco en todo el país, y de esta manera informaba EL MUNDO en su portada la muerte de los «11 chavales».

Recorte de la portada de EL MUNDO del día 18 de julio de 2005

Recorte de la portada de EL MUNDO del día 18 de julio de 2005EL MUNDO

Este incendió retumbó y conmocionó al país por la muerte del retén y aumentó la conciencia entre la población sobre la gravedad de realizar barbacoas en la naturaleza y supuso un autocuestionamiento y reestructuración de las medidas de coordinación, acelerando la creación de la hoy Unidad Militar de Emergencias (UME). «También se redefinieron los planes de emergencias autonómicos, provinciales, locales y estatales y se reestructuró jerarquía de rangos y la toma de decisiones para que hubiera un orden», comenta Carlos Loscos. Sin embargo, «es irónico que las circunstancias que se han dado 20 años después, tanto en la Dana como los incendios de ahora, estén unas autonomías a otras echándose la culpa», añade el alcalde. «Sí, se ha regulado mucho y se ha administrado mucho, pero se vuelve a dar el mismo escenario». «Aquí, unos políticos tirándose los trastos a la cabeza a los otros y los unos por los otros y los otros por los unos y… la casa sin barreras», sentencia.

«Infinidad de reglas, de normas, de planes de protección, de emergencias, de planes territoriales, de planes especiales, pero que se quedan en agua de borrajas cuando al final todo depende de la decisión de una persona que no tiene conocimiento de causa. Esa es la tristeza.»

POLÍTICOS FALLECIDOS EN PRIMERA FILA

Entre los fallecidos que colaboraban con las labores de extinción, se recuerdan políticos que en su momento se dirigían, aún con el fuego encendido, a la zona cero de la tragedia. En este sentido, la localidad de Andratx lloraba la muerte de su alcalde Ramón Alemany Flexas en mayo del 95.

Recorte del mensuario de julio-agosto de París-Baleares de 1995

Recorte del mensuario de julio-agosto de París-Baleares de 1995París-Baleares

«Faltaban trece días para que Ramón terminara su mandato», según recoge el mensuario París-Baleares. «Se habían declarado dos incendios, uno en S’Estret. Allí estaba el alcalde Ramón, coordinando la lucha contra el fuego». «Luego se dirigió al cuartel de la Policía Local de Andratx, en busca de refuerzos. Allí le esperaba la muerte, de forma fulminante. Un mareo,y Ramón murió con las botas puestas, en acto de servicio», recoge la publicación.

También por infarto, moría en 1996 otro alcalde en un incendio que se inició en Bercero, Valladolid. De este tipo de accidentes cardiovasculares, los infartos de miocardo se han cobrado la vida de once personas desde 1975. Incluso, los datos muestran infartos de camino al incendio, durante la extinción del incendio y después del incendio. Por ejemplo, en 1980 morían dos guardas forestales en Ciudad Real y Teruel por esta causa del total de 374 fallecidos en incendios forestales desde 1975.

Metodología

Para el presente reportaje se han recogido los datos desde 1961 hasta el 2025 de fallecidos por incendios forestales. Sin embargo, entre 1961 y 1974 no se reconocen víctimas ni se ofrecen datos desagregados, por lo que no se incluyó en el reportaje. Los datos hasta el 2015, último año disponible, provienen del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico. Después de este año, los datos provienen de Protección Civil, del Departamento de Seguridad Nacional y de diferentes medios de comunicación. El número de víctimas que se da en 1985, año con más hectáreas quemadas, se ha conseguido gracias a una investigación en la Biblioteca Nacional. Los profesionales de la extinción incluyen aquellos puestos de servicio de emergencias y de extinción: bomberos, Ejército, brigadistas, agentes forestales, pilotos aéreos, guardias civiles, etc. Los que extinguen sin ser profesionales incluyen a personas que se encontraban ayudando en el lugar del incendio a los cuerpos de extinción: voluntarios, políticos, vecinos. El resto de víctimas eran ajenas de los trabajos de extinción.

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