Publicado: septiembre 5, 2025, 2:07 pm
Las txosnas (o casetas) están colocadas en la margen derecha de la ría y son el epicentro de las celebraciones del Aste Nagusia, la Semana Grande de Bilbao. Txori Barrote es sin duda la más polémica y quizás la de mayor tamaño también. Tiene unos 10 metros de altura y una barra de no menos de 15-20 de largo. Sobre ella hay un friso de igual longitud en el que se encuentran los altavoces y 16 perchas negras. De algunas cuelgan camisetas, como si fuera el vestuario de un equipo de fútbol. De otras no.
Las camisetas son blancas con unas estrechas franjas negras que simulan barrotes y tienen impreso el logo que identifica a los miembros de la comparsa (peña) a la que pertenece la txosna: un pájaro carpintero rojo que rompe las franjas negras -las rejas- con el pico. La comparsa no se llamaba así cuando fue creada en 1981 pero cambió su nombre en 1986 por el actual -Txori [«pájaro»] Barrote-, en lo que parece un indisimulado alegato en favor de la libertad de los presos, concretamente de los de ETA.
Lo último queda claro si se leen los 16 nombres escritos en mayúsculas encima de cada percha. Muchos de los que bailan frente a la caseta creen que se trata de miembros de la txosna a los que se homenajea, pero son condenados de la banda con pena aún pendiente. El primer nombre, por ejemplo, es el de Asier Mardones. Si se busca en Google, aparece protagonizando titulares que informan, en marzo de 2024, de un hecho sin precedentes. Encarcelado entonces en la prisión alavesa de Zaballa, se le había permitido compartir celda día y noche con su esposa, la también condenada por terrorismo, Josune Oña. Cuatro perchas más allá está la camiseta de «Garikoitz Aspiazu», que es como se llama en realidad ‘Txeroki’, ex jefe de ETA, trasladado en agosto de 2024 desde Francia a la prisión de Martutene, en San Sebastián.
Uno de los múltiples carteles de «etxera» -«a casa», en referencia a los presos de ETA-, colocados en la zona de las ‘txosnas’ donde se celebran las fiestas de BilbaoARABA PRESS
En el tercio final del friso se encuentran, con perchas pero sin camisetas, Harriet Iragi y Jon Igor Solana, autores del asesinato en octubre de 2000 de Luis Portero, primer fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Su hijo, Daniel Portero, diputado por el PP de la Asamblea de Madrid, lleva 17 años denunciando a esta comparsa, Txori Barrote, y a otra denominada Kaskagorri, por exhibir en sus txosnas los nombres o fotografías de los asesinos de su padre y de otros terroristas. Lo hace en calidad de víctima y de presidente de la asociación Dignidad y Justicia.
Hace 15 años que no acude a recabar las pruebas personalmente, nos ha contado antes de nuestro viaje a Bilbao: «No puedo pisar aquello porque en 2008 y 2009 tuve bastante lío, me echaron de allí, recibí amenazas de muerte…». No ha estado este año en la txosna pero sí un emisario suyo, quien ha tomado las imágenes sobre las que se cimienta la denuncia que la noche del pasado miércoles presentó en la Audiencia Nacional por un «presunto delito de humillación a las víctimas de los delitos de terrorismo y de sus familiares previsto en el artículo 578 del Código Penal».
La denuncia, a la que ha tenido acceso este diario, reproduce los nombres de los 16 presos «recordados y ensalzados en la caseta»: Asier Mardones, Fernando García, Arkaitz Aguirregabiria, Ibai Beobide, Garikoitz Aspiazu, Liher Aretxabaleta, Juan Carlos Iglesias Txouzas, Beatriz Etxebarria, Iurgi Garitagoitia, Harriet Iragi Gurruchaga, Gotzon Tellería, Iñigo Zapirain, Jon Igor Solana Matarranz, Oscar Barreras, Javier Abauntza y Raúl Fuentes Villota.
«Alguno de esos nombres tiene colgada la camisa con el logo de la comparsa Txori Barrote, y respecto de otros solo cuelga la percha vacía haciendo referencia así a los presos que se encuentran en el tercer grado penitenciario y por tanto en semilibertad», se arroja luz sobre el misterio de las perchas con y sin camisetas. «Y, coronando dicha txosna, en el lado superior derecho, aparece el lema «etxera/hogar», en clara referencia a la excarcelación y puesta en libertad de éstos», añade la denuncia.
Trasera de la polémica caseta Txori Barrote, en la que se lee «Euskal preso eta iheslariak, etxerai». Literalmente se traduce como «presos y fugitivos vascos, a casa».ARABA PRESS
Iragi y Solana, los asesinos del padre de Portero, tienen percha, pero no camiseta; están en semilibertad pues. «Asesinaron a mi padre cuando se encontraba en el portal de nuestra casa, esperando el ascensor, asestándole de forma cobarde dos tiros en la cabeza por la espalda», detalla Portero en la denuncia, en la que también recoge lo que supone para él y su familia ver sus nombres en lo alto de la txosna: «Una humillación, vejación, descrédito, menoscabo y escarnio a las víctimas del terrorismo y en concreto a mí, a mi madre y a mis tres hermanos, así como más víctimas de este asesino, como son la familia Muñoz Cariñanos», se lee mencionando al coronel médico del Ejército del Aire asesinado por Iragi y Solana el 16 de octubre de 2000, siete días después que Portero. «Genera perplejidad que una persona cuyos logros en la vida no hayan sido otros que haber matado a personas al servicio de una organización terrorista y haber pasado media vida en prisión pueda ser exhibido y recordado año tras año pidiendo su libertad, legitimando con ello sus delitos terroristas, produciendo dicho reconocimiento público un sentimiento de desasosiego y de vilipendio a las víctimas y sus familiares difícil de soportar y de digerir, que necesariamente tenemos que volver a revivir el sufrimiento causado y los angustiosos momentos vividos, amén de generar una sensación de asquerosa impunidad y de haber merecido la pena los delitos cometidos por dichos sujetos».
Por todo lo anterior, Daniel Portero pide «la inmediata retirada de los nombres de los 16 presos pertenecientes a la organización terrorista ETA» de la caseta de Txori Barrote. Solicita además que se prohíban los actos que Kaskagorri, la otra comparsa habitualmente envuelta en polémica, tiene programados para hoy viernes. En su txosna no hay referencias a los encarcelados de ETA, sólo el cartel blanco con dos flechas negras unidas en la punta y la leyenda «etxera» («a casa») que ha sustituido al tradicional de las flechas apuntando al mapa de Euskal Herria con el que se pedía el acercamiento [ya no hay presos de ETA fuera del País Vasco y Navarra].
Pero Dignidad y Justicia sí ve delito en los actos que recogen en su programa para las fiestas para las fiestas, como una marcha a favor de los presos convocada para este viernes a las 12.00 horas. «El próximo 22 de agosto se ha programado una manifestación a favor de los presos de ETA a las 12 horas, una comida a favor de los presos de ETA a las 15 horas y un concierto a las 17 horas, todo ello en clara loa y recuerdo a los miembros de la organización terrorista ETA que cumplen condena», recoge la denuncia.
No queda claro si esta manifestación de las 12.00 es la misma impulsada por Sare -la red de apoyo a los presos de ETA- y las comparsas de Bilbao a las 13.00 horas. La Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) había solicitado a la Audiencia Nacional que prohíba esta última por considerarla «una actuación de enaltecimiento y justificación pública del terrorismo». [La Audiencia Nacional desestimó la petición de la AVT».
«Imaginen solamente por un momento ser una víctima del terrorismo a la que ETA le ha asesinado una madre, un padre o un hermano, e ir por las calles de Bilbao, su ciudad, paseando el día 22. Es demoledor. Es echar sal en la herida. Es pisotear la dignidad y denigrar a personas que tienen todo el derecho del mundo a pasear por Bilbao sin sentirse humilladas ni revictimizadas», decía la AVT en un comunicado emitido el pasado día 13. «Las víctimas reclamamos medidas efectivas ya. El Parlamento vasco cuenta, desde mayo, con una propuesta legislativa para sancionar estos actos. Aprobarla es solo cuestión de voluntad política», solicitaban.
Más carteles de «etxera» en el puente viejo de Bilbao.ARABA PRESS
Hechos como los que la AVT y Dignidad y Justicia denuncian no son aislados. Así, Covite, la principal asociación de víctimas de Euskadi, ha documentado un total de 135 actos de apoyo a ETA celebrados en las fiestas estivales en País Vasco y Navarra, fundamentalmente a favor de los presos. Según el recuento de Covite, en 26 de ellos -todos organizados en municipios gobernados por EH Bildu– la instituciones locales facilitaron su realización, incluyéndolos en los programas oficiales de las fiestas. A principios de agosto, por ejemplo, el Ayuntamiento de Vitoria, tras las quejas de la Fundación Fernando Buesa, retiró varias pancartas dedicadas a presos de ETA que habían colocado en la zona de las txosnas. «Es un peligro para la radicalización de los jóvenes», dice Consuelo Ordóñez, presidenta de Covite. «Porque, ¿qué son las fiestas? Están enfocadas para la gente joven. Y los mensajes éstos, ¿quién los absorbe? La gente joven. Vender a asesinos terroristas como gudaris… ¿Alguien se imagina en las fiestas del pueblo del Chicle carteles con su careto pidiendo la excarcelación?».
A las cuatro de la tarde en Txori Barrote suena música de lo más variopinto: de Nina Simone al grupo vasco Mirua. Si se eleva mucho la vista, más arriba de las camisetas, se contempla el enorme mural que culmina la txosna. En él, el equipo de Txori Barrote (tienen las camisetas de rayas) juega un partido de rugby. Dos de los fornidos oponentes, derrotados en el suelo, llevan como brazaletes la bandera de España y la de Israel. En el grifo del calimocho hay una hucha con la leyenda «extera» (a casa), banderas de Venezuela -«en esta txosna somos chavistas»- y Palestina o mensajes por un «Sáhara libre».
Decía antes Portero que no puede poner un pie en la caseta desde 2009, año en que, tras su denuncia, la Ertzaintza retiró de Txori Barrote y de otras tres casetas las fotos de presos. Por ello, los dos años siguientes, el Ayuntamiento de Bilbao inhabilitó a Txori Barrote y a Kaskagorri. Regresaron sus txosnas, las imágenes de encarcelados y las denuncias de Dignidad y Justicia. En 2019, por ejemplo, de nuevo la Ertzaintza retiró los rostros de los presos de la caseta.
En los últimos años, sin embargo, Txori Barrote ha evitado las fotos: en 2024 puso los nombres de los encarcelados en remos; en 2024, en relojes. Ambos casos, explica Portero, siguen judicializados. Aunque la Justicia se decanta por considerar que la publicación de fotografías de presos de ETA no constituye automáticamente enaltecimiento del terrorismo, está reciente la condena de dos años de prisión que tres históricos integrantes de ETA y tres miembros de Sortu aceptaron en junio por organizar 120 actos de homenaje a presos.
La Ertzaintza, interviniendo en las ‘txosnas’, en 2009.
15 AÑOS DE POLÉMICA
RETIRADA DE FOTOS. Agentes antidisturbios de la Ertzaintza entraron en las ‘txosnas’ de Bilbao el 20 de agosto de 2009 para retirar las fotografías de presos y carteles alusivos a ETA. La operación se saldó con la identificación de 18 personas -entre ellas los responsables de las txosnas Txori Barrote y Kaskagorri-, a las que se les imputó un delito de enaltecimiento del terrorismo. Fueron absueltas.