Publicado: agosto 15, 2025, 2:07 am

España arde, la gestión de los incendios forestales quema y la polémica política abrasa. De nuevo una tragedia natural agita la actualidad, ahora los fuegos del verano, que no por viejos conocidos dejan de sobrecoger a los ciudadanos mientras calcinan los parajes naturales del país. En algunos casos con endiablada inquina y con víctimas mortales. Ya son tres los fallecidos hasta ahora.
De nuevo, junto a las aeronaves sobrevuela por España la sensación de no haber vuelto a estar preparados, de que como denuncian los expertos sigue faltando prevención y de que las condiciones naturales lo ponen cada año más difícil a unos avezados bomberos que apenas ganan 1.300 euros por jugarse la vida y a los que cada verano se pide volver a ser héroes para impedir que las llamas se llevan por delante las vidas y los espacios donde éstas se desarrollan. Las casas, los pueblos, los campos y bosques que dan trabajo.
El liderazgo político ha vuelto a quedar en entredicho. Mientras el fuego avanzaba en múltiples incendios de norte a sur del país, el Gobierno y el PP han cruzado reproches -cada día más intensos- sobre la falta de eficacia de las administraciones estatal y autonómicas y, en concreto, sobre el papel de sus presidentes durante la actual crisis. Que si están de vacaciones y no lideran, que si las autonomías se tienen que «buscar la vida», que si no se está actuando a tiempo. Están los que, incluso, trazan un paralelismo con la dana de Valencia porque se está tardando en echar una mano -y señalan al Ejecutivo- porque no da ese paso hasta que una región se lo pide. Y sin que Pedro Sánchez se haya puesto en contacto con los presidentes autonómicos afectados para interesarse.
En este choque entre el Gobierno y el PP, las últimas 60 horas de crisis han dejado en evidencia que la lucha contra el fuego también es un tarea del Gobierno y que puede tomar pasos por sí mismo sin que un Ejecutivo autonómico pida auxilio. Se ha visto en el tiempo que va desde la madrugada del pasado martes, a las 2.00 horas, cuando el Ministerio del Interior declaró la Fase de Preemergencia en Situación Operativa 1 del Plan Estatal General de Emergencias (PLEGEM) ante los numerosos incendios forestales activos hasta la llegada ayer por la tarde de los dos aviones-cisterna Bombardier CL-415 enviados por Francia que reforzarán la extinción de la ola de incendios en la provincia de Orense.
Esta ayuda extraordinaria desde Europa es la plasmación de un giro del Gobierno en la línea que se seguía hasta entonces y que pasaba por dejar la responsabilidad a las administraciones autonómicas e intervenir sólo cuando se le requería. Sin embargo, fue el propio Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, quien desmontó esta manera de actuar del Ejecutivo cuando reclamó que había que pedir de manera urgente ayuda a la Unión Europea. Lo hacía, además, desde un puesto de control de mando en la lucha de uno de los fuego de Ourense.
Apenas dos horas después de su llamamiento al Gobierno, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, daba una entrevista en la Ser para anunciar que había solicitado el envío de medios a Europa y que ésta iba a prestar dos aviones cisterna. El Gobierno recurría, al fin, al Mecanismo Europeo de Protección Civil. Es una potestad que es de su exclusiva competencia. Esta petición a la solidaridad comunitaria pondrá ahora sobre el cielo aviones que cuentan con una capacidad de 6.123 litros de agua, más 680 litros de retardante químico, para tratar de sofocar las llamas.
Consciente de que los ciudadanos no sólo miran a los gobiernos autonómicos, sino que se preguntan también por la responsabilidad del Ejecutivo de Sánchez, el Gobierno difundió ayer con detalle los medios y equipos que están prestando los ministerios de Interior, Defensa y Transición Ecológica. Tres departamentos que también vienen a demostrar que en la lucha contra el fuego la colaboración es multinivel.
Así se ha ganado su fama la Unidad Militar de Emergencias (UME) que contaba ayer con «más de 1.000 militares desplegados y hasta 3.500 en rotación operativa». Además de ellos, por el aire vuelan más de 50 medios aéreos del departamento de Transición Ecológica y hay 10 Brigadas BRIF helitransportadas con 600 efectivos. Interior, por su parte, entre otros datos, tiene movilizados a casi 5.400 agentes de Guardia Civil y de Policía Nacional en la crisis.
Durante los últimos días la situación ha tenido picos críticos y eso ha dado paso a una batalla política de alta intensidad. En lugar de abordar -más allá de la extinción- aspectos como los problemas técnicos y de prevención para impedir que estas situaciones sucedan con la virulencia de este año, que es donde quieren hurgar los expertos, los políticos han librado una batalla dialéctica sobre quién hace y quién no, y sobre quién sigue de vacaciones y quién no. Aumentando la desazón por la refriega.
Ese fuego lo prendió el ministro Óscar Puente, que con mensajes muy criticados y polémicos -el PP le acusa de bromear con tragedias- hizo «chanza» sobre dónde estaban presidentes como Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León) o Juanma Moreno (Andalucía). El titular de Transportes llamó «sinvergüenza» al primero por estar en Cádiz y atacó al segundo por no aparecer, aunque estuviera su mano derecha.
Al margen de los insultos, la crítica de las vacaciones la ha agitado luego el PP contra el presidente del Gobierno, que sigue de descanso en Lanzarote. Ha puesto tuits sobre este tema, pero se desconoce cualquier otra actuación. Sánchez no ha llamado a ningún presidente autonómico para interesarse por la crisis. El PP describe a un líder «aislado», en la «lejanía» y en la «insensibilidad».
En todo caso, no sólo es Puente quien expresa preocupación con la imagen de gestión de algunas comunidades del PP en los fuegos. Dirigentes populares de una comunidad a salvo de incendios se sorprenden de que los presidentes autonómicos hayan tardado en estar en los Cecopis para abordar los incendios y no aparezcan en la primera línea. Ni Moreno, ni Mañueco ni Isabel Díaz Ayuso -volvió ayer de las vacaciones tras el fallecimiento el martes de un hombre en un incendio en Tres Cantos-. Recuerdan la comparativa con la exigencia a Mazón.