Publicado: agosto 8, 2025, 12:07 pm
Para Vox, el veto a la celebración de festividades musulmanas en espacios públicos aprobado en Jumilla es un logro. «Hay que proteger los espacios públicos de prácticas ajenas a nuestra cultura y a nuestra forma de vida», ha escrito este viernes sus redes sociales Santiago Abascal, que hasta ahora no se había pronunciado sobre la medida que sacaron adelante las derechas en el municipio murciano. «España no es Al Andalus», ha lanzado el dirigente, para enarbolar su discurso contra el «islamismo», que considera una «ideología totalitaria, disfraza[da] a veces como religión».
«En Vox queremos que España siga siendo España. Y queremos que nuestras calles sigan siendo y pareciendo calles de España», ha proclamado Abascal, para quien la llegada de musulmanes al país representa una «invasión». «Para nosotros es muy importante mantener nuestra identidad y nuestras costumbres», ha defendido el líder de Vox, llevando su discurso contra la inmigración al extremo: su partido ya no solo quiere quiere «deportar» a los llegados irregularmente y a los que delincan, sino también a quienes «no se adaptan a nuestras costumbres».
«Cualquier persona que venga a España debe hacerlo con la firme intención de adaptarse a nuestra cultura y a nuestras costumbres», ha insistido Abascal, y bajo ese pretexto ha llegado a defender que quienes lleguen a España deber «renunciar expresamente a imponer su religión». Aunque el líder de Vox ha afirmado en su publicación que «cualquier persona tiene perfecto derecho a profesar su religión», a la vez ha sostenido que para los musulmanes esto solo debe permitirse si «renuncian expresamente a imponer» lo que él considera «ideologías y leyes totalitarias».
En Vox se acogen a que el Islam contempla «prácticas incompatibles con nuestras leyes» -en esta religión, «la mujer es un ser inferior y se cuelga a los homosexuales», dicen- y, así, agitan su bandera contra esta cultura. «Allí donde el islamismo avanza, retroceden las libertades, se denigra a la mujer, se persigue a los homosexuales, se violenta a los niños…», ha asegurado Abascal.
«No estamos ante un debate sobre la libertad religiosa como pretenden los cómplices de la invasión o los cobardes», ha defendido el presidente de Vox, que ha definido el «islamismo» como una «ideología extremista que trae consigo sus propias leyes, y que son incompatibles con nuestra cultura, con nuestra forma de vida, con lo derechos de las mujeres y con la aconfesionalidad del Estado».
Bajo estos argumentos, Abascal ha reivindicado el veto aprobado en Jumilla, que su partido aspira a extender a aquellos municipios de toda España en los que tiene capacidad de influencia en la alcaldía. Y, en el mismo sentido, el líder de Vox también ha recordado otra de las reclamas que viene trasladando su partido en distintos parlamentos: «Pedimos que se prohíba el velo islámico en instalaciones públicas, por ser un símbolo de sumisión de la mujer».
Abascal ha hecho una valoración final: «Decir todo esto es únicamente sentido común». Así, sin matizar de forma alguna la prohibición aprobada en Jumilla, el líder de Vox ha respondido a quienes han criticado la medida, desde la izquierda a la Iglesia: «Quienes pretendan demonizarnos por ello se encontrarán frente a frente con millones de españoles que ya se han hartado de pagar con sus impuestos la invasión que promueven el PP y el PSOE«.
