Publicado: agosto 8, 2025, 1:07 am

En las citas políticas más importantes de China de los últimos años ha sido habitual ver por Pekín a grupos de periodistas invitados de países amigos de América Latina, África, Oriente Próximo y de algunas pequeñas y remotas islas del Pacífico. El viaje y los gastos corren a cuenta de los departamentos de propaganda del gobernante Partido Comunista Chino (PCCh). El pasado marzo, durante la celebración de la Asamblea Popular Nacional (APN), la reunión anual del Parlamento chino, un reportero argentino contaba que, además de cubrir el importante cónclave político de la capital, el Gobierno de Xi Jinping había organizado para sus invitados un tour de seis meses recorriendo el gigante asiático. Una política de seducción hacia la prensa internacional que ha llegado también a España con cada vez más invitaciones a periodistas para asistir a seminarios, paseos culturales o visitas a empresas tecnológicas punteras.
El propósito de muchos de estos viajes es mostrar cómo funciona desde dentro el complejo engranaje político, además de disfrutar de suculentos banquetes con manjares locales y empaparse de la rica y diversa cultura milenaria en un inmenso país donde conviven 56 etnias. «Primero nos agasajaron. Después, los funcionarios chinos que nos acompañaron en todo el viaje, nos pidieron que reflejáramos en nuestros artículos la verdadera cara de China que gran parte de la prensa occidental trata de esconder», explicaba el periodista argentino.
Entre las organizaciones estatales que sufragan estos viajes se encuentra el Grupo de Comunicaciones Internacionales de China (CICG), institución que depende directamente del Comité Central del PCCh, uno de los principales órganos de liderazgo, formado por los mandamases del partido, del ejército, líderes provinciales y altos ejecutivos de empresas estatales. El CICG es una de las agencias responsables de la promoción de China en el extranjero y de la publicación en varios idiomas de los manuales de gobernanza e ideología del omnipresente Xi Jinping.
Cada año, a través del Instituto Avanzado de los Estudios Internacionales y la Formación, una de las entidades públicas que forman parte del CICG, en Pekín organizan también los llamados «cursos para periodistas extranjeros», normalmente procedentes de países en desarrollo del Sur Global. Esta semana, por primera vez, periodistas, académicos y analistas de España han sido los invitados a la nueva edición de un curso que, más que clases de periodismo en un país donde impera una abrumadora censura sobre todos los medios, se vende como un intercambio cultural para lograr «una visión más rica y matizada de la China contemporánea entre los profesionales de la comunicación españoles».
En el evento participa la Fundación Cátedra China, un think tank muy cercano a Pekín que se dedica a promover en España las relaciones con la superpotencia asiática y que este año llevó de gira por varias ciudades chinas a más de una decena de alcaldes de pequeños municipios españoles.
«Pekín acoge el primer curso bilateral de formación para periodistas españoles impulsado por China», reza un titular publicado en El Semanal de La Mancha, un diario digital de Ciudad Real que tiene a su directora, Rosalinda Tejera, en Pekín como una de las periodistas invitadas.
En el curso, según la información publicada por este diario, asisten un total de «26 periodistas y expertos españoles de 10 organizaciones distintas, entre ellas Cátedra China, Mundo Global y El País, quienes durante diez días participarán en conferencias, visitas institucionales y actividades de intercambio académico y cultural».
El curso lo abrió con un discurso Guan Zhiyong, uno de los subdirectores de la Agencia China de Cooperación Internacional para el Desarrollo (CIDCA), el organismo responsable de la cooperación exterior, que patrocinaba el evento, al igual que el Ministerio de Comercio. Guan regaló al representante de Cátedra China uno de los muchos volúmenes traducidos al español sobre el modelo de gobernanza del presidente Xi.
«Este acto forma parte del plan de acción para el fortalecimiento de la Asociación Estratégica Integral 2025-2028 que España y China acordaron en abril tras la reunión del presidente Pedro Sánchez y Xi Jinping», dijo Guan, quien destacó que las buenas relaciones entre ambos países se han intensificado en los últimos años y que este tipo de encuentros representan «una acción concreta para implementar las iniciativas propuestas por el presidente Xi».
Los invitados españoles visitarán también las sedes de la agencia estatal Xinhua y de la cadena estatal CCTV. En China, desde 2014, los periodistas locales que entran a trabajar en medios estatales tienen que pasar por un examen para obtener una tarjeta de prensa que les permita ejercer el oficio.
Según han explicado reporteros chinos a este periódico, la prueba, entre cuestiones más técnicas sobre la profesión, aborda los manuales que deben estudiar sobre la ideología del partido gobernante y las muchas regulaciones que limitan la libertad de prensa, subordinada al control estatal en base a una vaga definición de «estabilidad social» y «seguridad nacional», a pesar de estar formalmente recogida en la Constitución. En el país asiático hay cerca de 2.500 periódicos, la mayoría son diarios supervisados por los gobiernos locales, además de contar en muchas ciudades con tabloides editados directamente por los funcionarios del PCCh.
«Los principales grupos de medios chinos son de propiedad estatal y están controlados directamente por las autoridades. El Departamento de Propaganda envía a diario a los medios un aviso detallado con todas las pautas editoriales y temas censurados. A los ojos del régimen, la función de los medios es ser los portavoces del partido. Los periodistas independientes y los blogueros que se atreven a contar información sensible a menudo son objeto de vigilancia, hostigamiento, detención y, en algunos casos, tortura», señala un informe de Reporteros Sin Fronteras que recuerda cómo Pekín, dentro de su ciberespacio, ha bloqueado el acceso a las páginas web de muchos periódicos de Occidente.