Publicado: julio 28, 2025, 4:07 am

Titulaba ayer mi querido Raúl Piña con buen pulso: «Alivio en el Gobierno por ‘llegar vivos al verano’ tras el caso Cerdán». Efectivamente, es asombroso, aunque un servidor empieza a comprender a quienes dan por bueno que el psicópata vaya a llegar junto a sus adláteres hasta 2027. Comprenderlos no es compartir su predicción, ojo, pero debo confesar que ha ido naciendo en mí algo parecido a la admiración por un tipo que es una síntesis de todos los males conocidos sin mezcla de bien alguno.
Pedro Sánchez es, está ya dicho y escrito, un mentiroso patológico y este rasgo es lo que viene a igualar dos actividades que antaño fueron decentes, como la política y el periodismo: la mentira es el sacrilegio en ambos oficios y él lo practica sin tasa, venga o no a cuento. La última de la que tenemos noticia la ha proferido en su viaje al Cono Sur de América junto a lo más impresentable que se cría por aquellas latitudes, a saber: Gustavo Petro, Gabriel Boric, Lula da Silva y Yamandú Orsi, que es el presidente de Uruguay, por si ustedes no lo saben. Y en Santiago de Chile, en tan selecta compañía, cogió, agarró, fue y dijo: «Mis abuelos y mis abuelas vivieron y murieron sin tener la capacidad básica para saber leer y escribir». Cosas que no pueden ser y además son imposibles, como dicen que dijo no sé cuál de los dos Rafaeles, si Guerra o ‘el Gallo’, que siempre me lío con el nombre de estos dos maestros.
Hay que destacar su vocación por la perífrasis. Con decir: «Mis abuelos eran analfabetos», habría bastado. Era una mentira simple y rotunda, no había nada más que añadir. A mí esto del analfabetismo me tuvo preocupado durante un tiempo. Fue después de leer una gran novela de Ruth Rendell, ‘Un juicio de piedra’, que retrató esta minusvalía intelectual y moral en la primera frase: «Eunice Parchman asesinó a la familia Coverdale porque no sabía leer ni escribir».
Pero, ¿qué es eso de no tener «la capacidad básica para saber leer y escribir»? Uno puede ser analfabeto como el personaje de Rendell, porque le sorprendió de niño la Segunda Guerra Mundial o porque se crió en un descampado solo y sin maestros, pero ¿por no tener la capacidad? ¿Eran tontos los cuatro abuelos?
No parece. El padre de Pedro trabajó durante muchos años como gerente del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), perteneciente al Ministerio de Cultura, durante el gobierno de Felipe González. Hay que reconocer a los dos analfabetos progenitores que tuvieron mucho instinto para encaminarlo en esta vida. Es mentira, claro. Solo es que Sánchez quiso homologarse con la chusma que lo acompañaba: yo soy de la canalla tanto como vosotros; vengo de un linaje antiguo de analfabetos.
Esto podría explicar la razón de que haya escogido portavoces como Alegría, Patxi López o Montse Mínguez y que sus tres acompañantes en el legendario viaje del Peugeot fuesen Koldo, Ábalos y Cerdán, joder, qué tropa, que diría Romanones.
Es mala ralea y acabará pasándole al cobro a Sánchez la factura, que es especialidad muy socialista, incluso varias veces. Santos Cerdán, su fiel escudero, ¿no va a gozar de la protección del jurídica de su propio partido? Si todo lo hizo por la causa, salvo el pellizco de la comisión, naturalmente. No caerá en un órdago; lo suyo va a ser muerte dulce.