Publicado: junio 24, 2025, 8:07 am
Un Boeing E3 Sentry de la Fuerza Aérea americana entró por Coruña al espacio aéreo español el domingo por la tarde. Cruzó la Península y, en el Mediterráneo, a pocos kilómetros de la ciudad italiana de Alguero, en Cerdeña, trazó un círculo y medio en el cielo para enfilar de nuevo España. Silencioso, sobrevoló por encima de Menorca, Mallorca e Ibiza antes de encarar Alicante y continuar su camino. Aterrizó en la Base Naval de Rota después de 14 horas de vuelo desde Oklahoma. Los acuerdos de las bases de Morón y de Rota firmados entre los gobiernos de España y Estados Unidos han permitido que estos días las bases españolas estén al máximo de sus capacidades coincidiendo con el ataque de EEUU a Irán. En un momento de desencuentro entre los dos países por el aumento del gasto en Defensa, Washington encuentra en España su aliado clave.
El avión que aterrizó en Rota monta sobre el fuselaje una antena radar. Es menos espectacular que un caza, pero su presencia es fundamental en las operaciones militares. Provee soporte, control y comunicaciones, así como labores de inteligencia, mientras se desarrollan los acontecimientos en el aire. Para Estados Unidos, en plena ofensiva contra Irán, es fundamental acercar este Boeing a Oriente Próximo. Como lo fue situar 14 aeronaves de reabastecimiento en vuelo extra en la base de Morón entre el 15 y el 20 de junio para que sus cazas pudieran realizar con éxito la operación Martillo de Medianoche.
El día en que Sánchez envió su carta a Rutte para explicar por qué España se plantaba en el 2% de inversión en Defensa, una portavoz de Donald Trump afirmó que España tendría que asumir el 5%. El pasado sábado, el propio presidente de Estados Unidos afirmó que «la OTAN tendrá que lidiar con España. España es un contribuyente muy bajo, siempre lo ha sido. O eran muy buenos negociadores… o no hacían lo correcto. Tienen que pagar lo mismo que el resto, han sido históricamente conocidos por pagar poco». Pero todo cambió el domingo por la tarde, horas después de la operación contra Irán y con la carta de Mark Rutte aceptando los argumentos de Pedro Sánchez, aunque matizando que «la OTAN está absolutamente convencida de que España tendrá que gastar el 3,5 % en conjunto, así que ahora cada país informará periódicamente sobre lo que está haciendo en términos de gasto y de alcanzar los objetivos. Y de todas formas, habrá una revisión en 2029».
El Gobierno lleva desde que estalló la guerra en Ucrania haciendo equilibrios para mostrarse como un «socio fiable» de la OTAN pero sin poder aumentar el gasto en Defensa en los estándares que pide la organización. El Ejecutivo se comprometió a llegar al 2% de inversión en la materia en 2029. Tenía un plan, aseguraba, del que no se iban a mover. Sin embargo, la llegada de Donald Trump al poder junto con la petición a Europa de conseguir su autonomía estratégica aumentó la presión sobre España.
Pedro Sánchez se vio obligado el pasado abril a presentar una suerte de plan de rearme de 10.471 millones de euros con el que llegaría al 2% del gasto en Defensa. Una estimación que ya han acordado será de un 2,1%. «España, en particular, requerirá un gasto del 2,1%, según las estimaciones de nuestras Fuerzas Armadas, una inversión que bastará para adquirir y mantener todo el personal, los equipos y las infraestructuras solicitadas por la Alianza». Unas palabras desmentidas por Rutte, que asegura que para alcanzar esos objetivos necesitan alcanzar el 3,5%.
Esta es la clave y el principal argumento de España: las capability targets, es decir, los objetivos de capacidades. Se trata de una serie de materiales (armas) que la OTAN propone a cada país a través del Proceso de Planificación de Defensa, donde identifican que se necesitan, las presentan a los países para que las adquieran. Cada Estado, en sus negociaciones bilaterales con la Organización, decide qué acepta y se plasma en un documento clasificado como confidencial. En él aparecen armas para ser capaces de defender el territorio. España necesita fortalecer la defensa antiaérea, adquirir misiles balísticos o baterías Patriots… El problema es que prácticamente ninguna de las necesidades que están en el plan Industrial y Tecnológico para la Defensa presentado por Sánchez se corresponden con las capabilities target acordadas con la OTAN. El presidente llega ahora a la cumbre con la tranquilidad de no tener que aceptar el 5%, pero el desafío de cumplir con las capacidades.
España es uno de los países con más militares desplegados en el flanco Este. Participa en misiones en Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía y Eslovaquia, donde además lidera un Battle Group. Además, vigila aguas del Mediterráneo y del Océano Atlántico para la Organización. Una presencia en la frontera con Rusia que es apreciada y valorada por los Aliados. Fuentes de la OTAN de hecho reconocían a este diario que «hasta la llegada de Trump, ese despliegue servía para que no se insistiera tanto con el 2%». Y ahora la operación contra Irán ha podido ser otro subterfugio para escuchar los argumentos de Sánchez y aplacar la insistencia de Trump.
En 1998 se firmó el Convenio entre España y Estados Unidos sobre Cooperación para la Defensa. Entonces se autorizaba a utilizar la Base Aérea de Zaragoza -que se cerró en 1992-, la de Morón y la base naval de Rota. Según el tratado, en Morón puede haber 463 militares y utilizarse para «las instalaciones de apoyo necesarias para las operaciones, administración, mantenimiento, comunicaciones, abastecimiento y almacenamiento de material, y servicios de apoyo para un destacamento de aviones cisterna con carácter temporal, un destacamento de aviones cisterna con carácter permanente o rotativo, y despliegue y tránsito de aeronaves». Según las fuentes consultadas, son 10 los aviones cisterna que de manera permanente están desplegados en Morón.
«Además -continúa el convenio-, las instalaciones de apoyo necesarias en Morón para la estación naval transmisora de radio que amplía la capacidad de la estación naval de comunicaciones de Rota y de la VI flota de los Estados Unidos». En Rota, por su parte, está autorizada la presencia de 5.250 militares. Hasta 2023 había cuatro destructores americanos en la Base, sin embargo, ese año se amplió a seis. El primero de la ampliación llegó a finales de 2024 y el segundo lo hará en 2026. Estos barcos son fundamentales para el escudo antimisiles de la OTAN y los intereses de Estados Unidos, que desde ese enclave controla el Mediterráneo y el Atlántico. La semana pasada, la Fuerza Aérea americana situó 14 aviones de reabastecimiento más en España. Todo, acciones para mostrar al país como el «socio fiable» de la OTAN que tanto insisten.
Porque el argumento sobre que un porcentaje común de inversión no es el lugar desde el que cuestionar el compromiso con la OTAN lo tiene también la industria de defensa, que duda de la necesidad de alcanzar el gasto propuesto por Estados Unidos. En un desayuno organizado por Infodefensa, Francisco Javier Sánchez Segura, presidente de Airbus, opinó el pasado viernes que «si los países se lanzan a una compra compulsiva para llegar al 5%, el riesgo es que sigamos comprando fuera y sigamos ahondando en la dependencia que ya tiene Europa. El número que sea sólo es relevante si tiene un plan industrial detrás desarrollado conjuntamente con la industria». Ricardo Domínguez, presidente de Navantia, afirmó que «no se trata de un porcentaje, sino de que cumplamos con lo que se nos exige».
Otro desafío que enfrenta España para cumplir este año con el plan de rearme es pasar los criterios de revisión OTAN. Muchas de las partidas de ciberseguridad, lucha contra incendios… pueden no ser aprobadas por la organización. Además, todavía no se han publicado los contratos para empezar a gastar esos 10.471 millones de este 2025. Porque ese dinero era el necesario para alcanzar el 2%. «Estamos en junio y tenemos que dejar comprometidas esas partidas antes de diciembre para luego mantener el gasto en el tiempo». La falta de presupuestos en el Congreso es otro problema para garantizar ese 2% sostenido en el tiempo. Esa es la cifra que, según Sánchez y los analistas de las Fuerzas Armadas, serviría para cubrir las capacidades comprometidas por España. «El desafío es ese, lograr que se mantenga el 2%», insiste la fuente. El general Alberto Asarta, diputado de Vox, recordó en el pleno del Congreso que hace falta «garantizar que todos los años se reservarán 33.000 millones de euros de los presupuestos para Defensa».
De momento, mientras el Gobierno busca cómo ejecutar el plan de rearme, a través del Consejo de Ministros se van sacando otras partidas. Partidas que tanto la industria de Defensa como los militares lamentan que se aprueben así. «Como no va en los presupuestos, es un dinero a gastar en el año que se aprueba, y muchas veces es imposible llevarlo a cabo y hay que pedir autorizaciones para seguir usándolo», explican. En el último consejo de Ministros se aprobó un Acuerdo para modificar los límites para adquirir compromisos de gasto con cargo a ejercicios futuros, «a fin de que el Ministerio de Defensa pueda disponer de los créditos precisos para dar inicio a expedientes de contratación, así como llevar a cabo reajuste de anualidades de contratos ya iniciados», explicaban. Fueron 1.400 millones distribuidos en tres partidas: 263 para la Dirección General de Armamento y Material, 943 para el programa de infraestructuras y 216 para la Unidad Militar de Emergencias. El 10 de junio se siguió la misma fórmula para garantizar la inversión en los Programas Especiales de Modernización (PEM) hasta 2037: «Se pretende iniciar doce nuevos programas cuyo presupuesto total asciende a 15.635 millones de euros a distribuir entre 2026 y 2037, y que además contarán con prefinanciación por parte del Ministerio de Industria y Turismo por importe total de 6.327 millones de euros». Unos parches semanales para garantizar la defensa nacional e intentar cumplir con la OTAN como un «socio fiable».