Publicado: junio 21, 2025, 6:07 am

La cumbre de la OTAN, que arranca el próximo martes en La Haya, supone un punto de inflexión. Al menos así lo ven EEUU y el secretario general de la Alianza, Mark Rutte, además de otros socios, convencidos de que los aliados deben gastar más en defensa ante la amenaza de países como Rusia. España se opone a ese planteamiento y rechaza gastar un 5% del PIB como instan desde la Alianza. Pedro Sánchez decidió el jueves ir al choque directo con su oposición. Pese a la tensión generada, según ha podido saber este diario, se ha abierto una negociación in extremis entre el Gobierno y la Alianza para tratar de llegar a un acuerdo que salve la cita.
Fuentes diplomáticas conocedoras de las negociaciones apuntan que en las conversaciones, que se prevé que continúen hasta la misma cumbre, se han abordado posibilidad de incrementar desde 2032 hasta 2035 el plazo para llegar al 5% del PIB . Consecuentemente, también se ha hablado de relajar los incrementos anuales que se deben realizar para llegar a ese punto. Y, además, cómo se distribuye el gasto para llegar a esos cinco puntos. Rutte va a proponer una formula 3,5+1,5, en la que la primera parte corresponde a gasto militar clásico, y la segunda a lo que se ha denominado como inversiones relacionadas con la seguridad.
Aquí es donde se pueden incluir aspectos relacionados con la ciberseguridad o las infraestructuras críticas, y es uno de los aspectos en los que la OTAN siempre se ha mostrado más favorable a tener manga ancha. Dicho de otra manera, que los países menos favorables a incrementar el gasto tengan ahí una vía para introducir inversiones que no están directamente relacionadas con la Defensa y hacer que su cifra total de desembolso militar aumente.
Eso es precisamente por lo que luchó España en un primer momento, cuando trató de ampliar la definición de Defensa. Se daba por hecho que podría incluir muchas o al menos algunas inversiones ya realizadas que empujase de manera automática su cifra total de gasto militar. Pero la posición española se ha ido endureciendo tanto en las últimas semanas que ya ni eso le valía. Ayer se volvió a tratar ese punto, aunque todavía no hay ni mucho menos un acuerdo.
Y lo que destacan desde la OTAN es que el 5% no está en cuestión. Eso se va a mantener. Lo que ahora se busca es acercar a España a una posición en la que, según fuentes diplomáticas, ya está totalmente sola. Hasta hoy se apuntaba que la postura de Sánchez podría hacer que otros países, como por ejemplo Bélgica. Pero tras las últimas conversaciones de ayer, lo que se apunta es que nadie secunda la postura española. «Están completamente aislados», resumen.
Desde que Rutte fijó el umbral del 5%, el Gobierno se esforzó por lanzar globos sonda sobre su disconformidad y rechazo. «Hemos intentado negociar este tiempo y Rutte no ha querido», se quejan en el Ejecutivo, donde ven al secretario general de la Alianza demasiado en sintonía con Trump. Sabían que la carta de Sánchez abría varios escenarios, no todos buenos, y el que haya una negociación «es el mejor posible». Además de a Rutte, el jueves a las 15.00 horas comunicaron al resto de aliados su decisión y su plante.
España mantiene que su pretensión no es bloquear, pero sí que van a «mantener una posición firme», porque consideran que debe consensuarse una fórmula más flexible que permita a cada país establecer su ritmo y sus necesidades de gasto. Sánchez, incluso, llegó a poner sobre la mesa una cláusula España que exima a nuestro país de llegar a un nuevo umbral.
En La Moncloa insisten en que su punto de partido y su cifra de gasto es el 2% del PIB para Defensa. «Gastar más va en contra de nuestro ideario. Un desembolso de 80.000 millones supondría deuda, recortes y subir impuestos. No queremos hacer recortes sociales y los impuestos son buenos pero para la justicia social no para comprar tanques», reflexiona un miembro del Ejecutivo.
En el Gobierno aún confían en que si no hay acuerdo y se llega a la cumbre en el choque, haya más países que puedan sumarse a su posición.