Publicado: mayo 20, 2025, 1:07 am

La apuesta de Vox por reforzar sus lazos internacionales, que se remonta años atrás, parte de la convicción de que el ultraconservadurismo está en auge a nivel global y que precisamente esa es la mejor baza para Santiago Abascal. Sobre lo primero llevaban razón: hay una «ola» de extrema derecha ganando peso en las urnas de todo el mundo. Lo segundo, sin embargo, aún figura en la lista de pendientes de Vox. Su estrategia internacional iba orientada a que el crecimiento de los partidos ultraconservadores no les cogiera como espectadores, sino como protagonistas. Pero, mientras sus «socios» tiñen las cámaras parlamentarias de sus colores en cada convocatoria electoral, los de Abascal parecen quedarse atrás.
Chega, el partido homólogo a Vox en Portugal, ha sido el último en sumarse a la tendencia. Aglutinando más del 22,5% de los votos, su líder, André Ventura, estuvo el domingo al borde de arrebatar a los socialistas (23,4%) la segunda posición. Ya en los comicios del año pasado había disparado su resultado hasta el 18%, cifra que ahora consolida. Y, así, la extrema derecha portuguesa se mueve ya en los parámetros de aquellos a quien Vox mira como ejemplo. El 32% de Marine Le Pen (Francia), el 20% de Alice Weidel (Alemania) o el 26% de Giorgia Meloni (Italia) dan cuenta del auge que el ultraconservadurismo está cosechando por toda Europa, con Vox convertido en la excepción: Abascal nunca ha subido del 15% y, ahora, los pronósticos le sitúan en el 12,5% -según la última encuesta de Sigma Dos-.
En la sede de la madrileña calle Bambú son conscientes de ello. Voces de la cúpula de Vox restan importancia a que el avance «patriota» no se esté replicando «todavía» en España y apuntan a que las circunstancias -históricas- son distintas. No pierden la confianza en que lograrán subirse a la ola, aunque reconocen, también públicamente, que todavía queda para eso. «Seremos los últimos, muy posiblemente, pero ocurrirá», afirmó ayer el portavoz del partido, José Antonio Fúster.
Sin embargo, a la vista de que la extrema derecha ya ha dado el salto en Portugal -el país más «parecido» a España-, en Vox no quieren resignarse esperar a que la inercia dé sus frutos y pretenden pasar a la acción. Tomar ejemplo. «En otros países han dado con la tecla adecuada para movilizar a su electorado», reconoció ayer Fúster, para señalar que en el partido «trabajan codo con codo» con sus «socios» para «aprender en cada elección». Así, su intención ahora pasa por «analizar con Chega su campaña electoral» con el objetivo de «sacar conclusiones para el futuro».
No se trata de copiar el modelo, pero sí de estudiar la fórmula que ha llevado a Ventura a «derrumbar el sistema bipartidista». Lemas, imágenes, actos, tiempos… y también resultados. En el cuartel general de Vox ya están analizando los entresijos del veredicto salido de las urnas y empiezan a sacar algunas conclusiones. Por ejemplo, creen que sus «socios» de Chega han registrado mejores números allí donde el voto socialista era históricamente mayor, lo que supondría que Ventura no solo compite por el apoyo de la derecha, sino que también resta papeletas al otro lado. Hecha la lectura, quedará extrapolar la coyuntura al contexto nacional.
Aun así, y pese a la presión que podría suponer ver que el ideario que gana peso en otros países aún no repunta en España, en Vox insisten en ir sin prisa. En la cúpula sostienen que su estrategia está trazada a largo plazo y que puede que resten cinco o diez años -estiman- hasta que sus números se disparen a la altura de los de sus «socios». Hay un argumento en el que se apoyan para fundamentar su confianza: el voto joven está cada vez más inclinado a la derecha.
Según el último barómetro del CIS, Vox reúne ahora el 20% del apoyo de quienes tienen entre 18 y 24 años -a nivel general, solo aglutina el 10% del voto-. En los grupos de edad que comprenden a quienes tienen entre 25 y 44 años, Abascal también eleva su registro, que sin embargo cae en los siguientes. El resultado responde a la estrategia trazada desde Bambú, donde los más jóvenes se han convertido en el centro de buena parte de sus acciones.
Así, en Vox piensan ahora en analizar lo que hay detrás del crecimiento de sus «socios» para aplicarlo desde la base. El objetivo es desarrollarse a largo plazo, y por ello descartan que la fórmula maestra pase por un acercamiento al PP. Mantienen su ofensiva contra los populares, a los que acusan de pactar con el PSOE, y desconfían de cualquier posible aproximación que puedan iniciar en su congreso. Solo hay un horizonte a ojos de Vox: seguir a sus «socios» rumbo al fin del «bipartidismo».