Publicado: mayo 12, 2025, 10:07 pm
Los whatsapps de Pedro Sánchez y José Luis Ábalos confirman la incomodidad que le producen al presidente los roces con Unidas Podemos en los primeros años de la coalición gubernamental. Y lo frecuentes que eran esas desavenencias. El secretario general del PSOE no tolera la estrategia de comunicación de los morados. Le escama que se anoten logros de la coalición, y le pide a su mano derecha que les pare los pies. Aunque a los líderes de Podemos no los llama «petardos», como a los barones García-Page, Vara o Lambán. «Hablad con estos tipos», le dice.
A Sánchez le pone de los nervios que Podemos «filtre» el contenido de las reformas antes de rematar las negociaciones. Y lamenta que Pablo Iglesias haga anuncios que deberían ser conjuntos. En el espacio privado de su chat con Ábalos, el presidente le dedica al vicepresidente segundo calificativos cuando menos llamativos y tajantes: «Qué torpe es», «cuñadismo», «estulticia». No se fía mucho de él.
Ésas son las principales conclusiones que se extraen de la lectura de los mensajes de Pedro Sánchez y José Luis Ábalos que versan sobre Podemos. Estos whatsapps, a los que ha accedido en exclusiva EL MUNDO, los custodiaba Koldo García en dos memorias externas que obran en estos momentos en poder de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, y se intercambiaron fundamentalmente en los meses finales de 2020 y el inicio de 2021.
Es decir, en un momento clave que va de la negociación del escudo antidesahucios durante el estado de alarma al sorprendente adiós de Iglesias del Gobierno para disputarle las elecciones autonómicas madrileñas a Isabel Díaz Ayuso.
Una jugada, por cierto, que Sánchez no tiene tan claro que sea positiva para sus intereses. Así se lo dice a Ábalos en cuanto conoce la noticia.
– ¿Qué piensas del movimiento de Iglesias? – inquiere el presidente.
– Muy polémico. Creo que no puede resultarnos atribuible. Va a intentar polarizar la campaña. Puede movilizar la izquierda nuestra. Pero posiblemente sea su retirada. Su última aventura –analiza Ábalos.
– Nunca es la última. Es un gesto muy de «sujétame el cubata».
– Me dice Yolanda que se siente muy quemado.
– Pero, vaya, la gente está emocionada con su salida. Yo no lo tengo tan claro.
– Y acusa el acoso. Yo eso no lo tengo tan claro.
– ¿A qué te refieres? A su salida?
– Sí. Coincido contigo.
– Sí. Veremos.
Antes de rebobinar más en el hilo temporal de los mensajes de Sánchez y Ábalos conviene hacer un inciso de actualidad. Ahora mismo, Podemos es la pieza clave de la mayoría parlamentaria que sostiene a Pedro Sánchez, cuyo futuro depende más de Ione Belarra e Irene Montero que de un Carles Puigdemont a la espera de la amnistía. La formación morada se ha desmarcado claramente de la unidad del espacio a la izquierda del PSOE y eso hace inviable, hoy por hoy, que se repita la aritmética que salió de las urnas en julio de 2023. En Moncloa lo saben y trabajan ya con (contra) este escenario.
Pero, claro, la publicación de estos mensajes impacta de lleno en esta coyuntura de tensiones entre Podemos y el PSOE en 2025. No es lo mismo tener encontronazos en el fragor de la batalla que ver escrito y publicado lo que de verdad piensa de ti tu rival.
En 2020, la relación es mucho menos tirante que ahora, sin ser tampoco un camino de rosas. El punto más claro de toda esa fricción se produce el 22 de diciembre, cuando el vicepresidente segundo contraprograma la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros con un vídeo explicativo de las medidas antidesahucios que se acababan de aprobar… y que justo estaba explicando en ese momento Ábalos, ministro del ramo.
A las 16.13 horas, Sánchez le escribe a Ábalos: «Buena RP [rueda de prensa]». Pero de lo que realmente quiere hablar es de lo que considera una deslealtad del líder de Podemos: «¡Qué torpe es Iglesias lanzando su vídeo en plena RP! ¡Yo creo que ya no es maldad sino estulticia y gente sin equipo que le dé tres vueltas a las cosas!». La RAE define estulticia con dos sinónimos: «Necedad, tontería». Aunque, bien pensado, el presidente lo ve en este movimiento un contraste hasta positivo para los socialistas: «Mejor así para nosotros». «Yo creo que sí», le contesta Ábalos.
El vídeo de Iglesias es la culminación de una negociación difícil, en la que al líder del PSOE no le acaban de convencer algunas de las añadiduras de su socio morado a cuenta del escudo antidesahucios. No por estar en contra de proteger a los vulnerables en pleno azote de la pandemia, sino por ir demasiado lejos en la protección de los okupas y de los propietarios. Puede ser «un negociazo» para ellos, llega a decir.
Así lo expresa el presidente el 19 de diciembre de 2020, tres días antes de que se aprueben las medidas. «La verdad es que conforme voy conociendo el acuerdo con UP [Unidas Podemos] sobre desahucios, más me inquieta. Da la sensación de que es un negociazo para la okupación y para los grandes tenedores». Este mensaje lo acompaña con uno de sus emoticonos favoritos, el de la mano en la cara. El de la frustración. Y añade: «Yo por ahí no paso». «Lo que digas. El texto está en la mesa», le contesta Ábalos.
Los días anteriores, Sánchez está muy encima del ministro. «Necesito hablar contigo. ¿Has pactado desahucios con Iglesias? Me llegan cosas del acuerdo que habéis hecho muy preocupantes», le escribe el 16 de diciembre. Necesito hablar contigo», insiste. «Te llamo», reacciona de inmediato Ábalos. «Sí», le apremia el presidente.
El día siguiente, viernes, Sánchez le envía a Ábalos un enlace a una noticia de El País titulada «El Gobierno planea compensar a los propietarios de vivienda afectados por el decreto antidesahucios». El mensaje del presidente es una orden categórica: «Por favor, que se frenen las filtraciones de una vez. Hablad con estos tipos». «Podemos», contesta el ministro. «Claro», insiste Sánchez, porque «son temas muy, muy sensibles». «Ya lo hemos desmentido», le anuncia Ábalos.
En los meses siguientes, la relación de Iglesias con el ministro de Transportes se demuestra buena. El 25 de febrero de 2021, Ábalos informa a Sánchez de que el vicepresidente ha dicho en una entrevista en un canal de Twitch: «Ábalos, la persona del PSOE a la que he tomado más cariño. Un tipo con agallas y honesto. Dice Iglesias. Menos mal».
La respuesta de Sánchez es áspera: «Un maltratador. Cuñadismo». Ábalos le replica citando a un clásico: «Ya decía Quevedo: «Puede haber puñalada sin lisonja, pero pocas veces hay lisonja sin puñalada»».
Hoy, en 2025, Podemos apuesta por potenciar su perfil crítico. O sea, vuelan las puñaladas sin lisonja. De hecho, el portavoz nacional de la formación, Pablo Fernández, cargó con dureza ayer contra Sánchez por la publicación de sus whatsapps de reconciliación con Ábalos («he echado de menos trabajar contigo, también tu amistad»). «Es prácticamente inverosímil que Pedro Sánchez no supiese nada de los tejemanejes y las actitudes presuntamente corruptas del señor Ábalos», dijo. Es decir, justo lo contrario que Sumar.