Publicado: abril 29, 2025, 12:07 pm

El apagón eléctrico provocó este lunes más pánico, nervios y parálisis en el Gobierno de Pedro Sánchez que entre los españoles, los cuales manejaron el inesperado escenario de caos con altas dosis de templanza, mucho civismo y el desdén de quien se siente curado de espantos después de haber pasado dos años de pandemia coronavÃrica.
Esta madurez del pueblo español contrastó con la actuación de su presidente: durante seis horas permaneció incomprensiblemente desaparecido, añadiendo a la falta de luz una clamorosa falta de información gubernamental; y cuando compareció por segunda vez, 10 horas después del apagón, no dijo ni aclaró casi nada, solo repitió una retahÃla de obviedades y frases hechas. Lo más concreto que ofreció en sus dos declaraciones institucionales, sin opción a preguntas de la prensa, fue la convocatoria urgente de un Consejo de Seguridad Nacional, al que esta vez sà invitó al Rey, para tener una foto de unidad y aparentar que el Ejecutivo de PSOE y Sumar tenÃa bajo control la situación y actuaba de manera transparente.
Pero las dos intervenciones del lunes de Sánchez, que arrancó subrayando que habÃa querido comparecer «personalmente», como si eso fuera algo digno de elogio y no lo normal en un presidente en una situación de grave crisis, transmitieron justamente lo contrario: o bien Sánchez no tenÃa ni idea de lo que habÃa provocado el gran apagón; o bien escondÃa información clave sobre el origen de este grave hecho, tratando a los españoles como menores de edad a los que no se les puede explicar la realidad. El mismo trato despótico que Sánchez utilizó durante muchos meses de la pandemia, mintiendo u omitiendo informaciones que luego se demostrarÃan esenciales.
Y en la tercera intervención, ya con preguntas de los medios, aclaró -o reconfirmó- más sobre sà mismo que sobre el gran colapso. Mantuvo vivas todas las hipótesis, pese a la información de Red Eléctrica ya a esas horas, cargó contras «los operadores privados» y se lanzó contra quienes defienden que una aportación de las nucleares al sistema es sÃntoma de seguridad. «Las nucleares han sido un problema», zanjó, combatió. AhÃ, este martes, Sánchez fue Sánchez, puro Sánchez. Interesa más escudriñar en el Sánchez descolocado del lunes.
SEIS HORAS DESPUÉS… PRIMER DISCURSO
En su primera aparición pública, tras horas de información oficial escasa y caótica, que contrastó con la claridad del Gobierno portugués, Sánchez arrancó afirmando que se habÃa producido «una fuerte oscilación en términos técnicos en el sistema eléctrico europeo que ha desencadenado una interrupción generalizada del suministro en toda la penÃnsula ibérica y en algunas zonas del sur de Francia«. Presentó, pues, el apagón como una cuestión global, eximiéndose de inmediato de toda responsabilidad, y con una falta de detalle que justamente provocó inquietud entre la población y motivó especulaciones de todo tipo, aquello que dijo querer evitar.
Esta falta de concreción se agravó en frases posteriores de su intervención: «La empresa Red Eléctrica Española ha puesto en marcha sus protocolos de seguridad y el Ejecutivo, tal y como mandata el plan vigente sobre riesgos del sistema eléctrico, ha declarado lo que se viene en denominar la crisis de electricidad«. Un anuncio vacÃo, en el que no detalló ninguna medida, ni lÃnea de actuación, ni análisis sobre la situación de la red eléctrica española, con la proliferación de las energÃas renovables y su posible afectación, también el polémico cierre de las nucleares.
A medida que avanzó su comparecencia, a la que sobrevoló la contradicción con el presente que supone la afirmación que hizo en 2022 asegurando en el Senado que en España «no habrá ni cortes eléctricos ni racionamiento de bombonas de butano«, Sánchez delató su inseguridad y falta de respuestas. «Los técnicos de Red Eléctrica están trabajando para determinar las causas y solucionarlo, esto es lo más importante ahora mismo, el problema lo antes posible«, dijo, colocando en los hombres de los «técnicos» la respuesta y la solución.
A pesar de un inicio cargado de solemnidad presidencialista, Sánchez fue poco a poco delatando su inseguridad y falta de respuestas, incurriendo en la contradicción de pedir que no se especulara con las causas del apagón y, a la vez, alimentar él esas especulaciones: «todavÃa no tenemos información concluyente sobre los motivos de este corte, por lo que pido a la ciudadanÃa, al igual que hemos hecho en crisis pasadas, que se informen por los canales oficiales. Es mejor no especular. Ya sabremos las causas. No descartamos ninguna hipótesis«.
Esta contradicción de Sánchez, de pedir calma y agitar las especulaciones, se dio especialmente cuando introdujo en su discurso a la Alianza Atlántica: «El Gobierno está comunicándose con las instituciones comunitarias y también con la OTAN«, vinculando en cierta manera lo sucedido en España con la amenaza rusa a Europa y el escenario de guerra hÃbrida y sabotajes. No es habitual que un incidente de carácter técnico o energético interno implique de inmediato a la OTAN, salvo que existan sospechas de una amenaza a la seguridad nacional o europea, como un ciberataque o una acción hostil exterior.
Asimismo, en esta primera comparecencia pública, Sánchez se mostró especialmente preocupado por pedir responsabilidad a los ciudadanos, poniendo el énfasis en el comportamiento individual como hizo en sus intervenciones durante el covid, además de mostrarse más inquieto por la hipotética proliferación de bulos que por la misma crisis en sÃ. «TodavÃa no tenemos información concluyente sobre los motivos de este corte, por lo que pido a la ciudadanÃa, al igual que hemos hecho en crisis pasadas, que se informen por los canales oficiales. Es mejor no especular. Ya sabremos las causas. No descartamos ninguna hipótesis…«. Que España estuviera literalmente a oscuras parecÃa más problemático para el Gobierno que la posibilidad de perder el control del relato de su lucha permanente y titánica contra unas fuerzas de derechas y antidemocráticas. ¡La fachosfera!
OTRO DISCURSO URGENTE
En la segunda comparecencia de Sánchez, a las 23 horas y de nuevo sin aceptar preguntas de los medios, insistió en aparentar total transparencia, pero incurrió en la opacidad sobre los hechos, sin ofrecer en ese momento tampoco los datos que el Gobierno ya deberÃa saber al filo de la medianoche del lunes, y sin una posible explicación de lo sucedido.
Sà apuntó algunos datos técnicos del funcionamiento del sistema eléctrico español, al afirmar que ya se habÃa «restablecido el suministro en varios territorios del norte y el sur peninsular gracias a las interconexiones con Francia y Marruecos«. De este modo, subrayó la dependencia de las interconexiones internacionales para restablecer el suministro y puso en evidencia aquello que el Gobierno se resiste a asumir: la vulnerabilidad de la red eléctrica española.
Otra vez insistió Sánchez en que no se podÃa descartar ninguna hipótesis, «ninguna posibilidad«, e introdujo un elemento preocupante y poco aclarado por su parte: «a las 12:33, 15 gigavatios de generación -lo que equivale aproximadamente al 60% de la demanda del paÃs en ese momento- se han perdido súbitamente del sistema, y lo han hecho en apenas 5 segundos«. Una frase en la que con el uso del adjetivo «súbitamente» el presidente insistió en lo inesperado de lo ocurrido, pero siguió sin explicar si esa «pérdida» se debió a un problema técnico, un sabotaje, un extraño fenómeno atmosférico, un error humano, un ataque informático… Sánchez tampoco explicó si la descomunal pérdida de 15GW afectó más a la generación nuclear, renovable o térmica.
Luego el presidente concluyó su declaración institucional manteniendo a los españoles en el apagón informativo, descargando en «los técnicos de Red Eléctrica Española» futuras explicaciones, y presentando como algo extraordinario y digno de aplauso -¿desde los balcones?- aquello que no es más que la obligación de un presidente y su gobierno en una situación asÃ.
«Se va a trabajar a destajo durante toda la noche para recuperar la normalidad cuanto antes… No habÃa ocurrido jamás«, afirmó, en una declaración obvia para ese momento de la crisis, tratando de transmitir calma y control, cuando la realidad es que millones de españoles seguÃan sin luz ni lÃnea de móvil sin que nadie les explicara claramente el porqué, mientras las redes sociales se llenaban de mensajes comparando a España con un paÃs del tercer mundo. En lugar de iluminar los hechos, Sánchez optó por extender el apagón informativo,, confundiendo la comunicación con el control, la responsabilidad con el espectáculo y el liderazgo con la escenificación.
Y A LA TERCERA, LOS OTROS
«Si es que existieran«. Sánchez acusó sin pruebas. Porque cuesta enlazar las dos partes de su frase sin un calambre. «Vamos a exigir responsabilidades a los operadores privados«, para después matizar: «Si es que existieran«. Sin mayor sostén, Sánchez despejó cualquier responsabilidad sobre la gestión contra los otros y, sin son privados, siempre mejor en su argumentario. Como un entrenador desesperado, mandó atacar en su agonÃa. Contra los «operadores privados«, contra las «nucleares«, contra los que veÃan un posible desequilibrio producido por el aporte de «las renovables«. AsÃ, estableció ya su polaridad: ya no se tratarÃa de aclarar una crisis de gestión sino de elegir frente, entre nucleares y renovables. Vehemente, sin descartar hipótesis casi descartadas muchas horas antes por la UE y unos minutos antes por Red Eléctrica, sobre la opción de un ataque externo, y en paralelo tratando de añadir tiempo: «El Gobierno de España, en su Consejo de Seguridad Nacional, ha creado una comisión de investigación liderada por el Ministerio de Transición Ecológica«. Busca una salida, una vez más.