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Todas las armas que el Gobierno comprará con casi 2.000 millones: obuses autopropulsados, buques de asalto anfibio y cazas de sexta generación

Imagen de la nueva fragata española F-101 "Alvaro de Bazán" navegando junto a las playas de El Puerto de Santa María, en los límites con la Base Naval de Rota. Horizontal

Publicado: abril 23, 2025, 8:07 pm

Actualizado Miércoles,
23
abril
2025

18:48

El Plan Industrial y Tecnológico para la Defensa y la Seguridad contempla una inversión récord de 10.471 millones de euros en 2025, con el objetivo de alcanzar el 2% del PIB en gasto en Defensa y hacer crecer su músculo industrial y tecnológico. Sin embargo, solo el 18,73% de esa cantidad (1.962 millones de euros) se destinarán directamente a la adquisición de capacidades de defensa y disuasión. Las principales apuestas presupuestarias del Ministerio se centran en munición, explosivos y obuses autopropulsados sobre ruedas (ATP), que absorberán el 44,08% del total destinado a armamento.

Dentro del Programa Especial de Modernización (PEM) -fruto del acuerdo entre los Ministerios de Defensa y de Industria, Comercio y Turismo—, se busca alcanzar un estándar operativo adecuado y cumplir con los compromisos internacionales. El Ejército de Tierra será el gran beneficiado, recibiendo 687 millones de euros, lo que representa un 35,03% de la partida.

La nueva etapa de transformación del Ejército buscará renovar sus capacidades. Entre los proyectos más destacados, se encuentra el desarrollo de un nuevo vehículo de apoyo sobre cadenas, destinado a sustituir al veterano Transporte Oruga Acorazado (TOA), con una inversión de 200 millones de euros. Este vehículo multipropósito mejorará la movilidad y protección de las unidades desplegadas.

También iniciarán, con una inversión de 5 millones, el desarrollo de un sistema de combate terrestre superior, un proyecto para reemplazar hacia 2040 a los actuales carros de combate Leopard y Leclerc, marcando el inicio de una nueva generación de vehículos acorazados.

Sin embargo, una de las inversiones más significativas, con 300 millones, está destinada a la adquisición de un sistema de obús autopropulsado sobre ruedas, que sustituirá a los actuales M-109 A5. Esta nueva plataforma de artillería dotará al Ejército de una mayor capacidad de despliegue rápido y precisión en el fuego. Paralelamente, renovarán 119 unidades del vehículo de combate Pizarro, con una inversión de 60 millones de euros, modernización que permitirá a las unidades de maniobra operar más eficazmente.

La última inversión terrestre de la lista está constituida por 72 millones para la adquisición de nuevos vehículos de exploración y reconocimiento terrestre para reforzar las capacidades de vigilancia y obtención de información táctica de las brigadas y comandancias de Ceuta y Melilla.

La modernización naval tomará impulso con una inversión de 495 millones de euros destinada a la Armada. De ese total, casi la mitad —225 millones— se empleará en la profunda actualización de las fragatas clase Álvaro de Bazán (F-100), auténticas joyas tecnológicas de la flota que verán reforzada su capacidad operativa frente a los desafíos del entorno marítimo actual.

La fragata F-101 Álvaro de Bazán navegando en las aguas próximas a la Base Naval de Rota en 2003

La fragata F-101 Álvaro de Bazán navegando en las aguas próximas a la Base Naval de Rota en 2003J. F. Ferrer

Otra de las grandes apuestas es el relevo generacional del veterano buque de aprovisionamiento en combate (BAC) Patiño, con más de tres décadas de servicio, y que será retirado. En su lugar, se prevé la construcción de una nueva unidad, inspirada en el modelo del BAC Cantabria, el cual cuenta con un doble casco para evitar vertidos en caso de accidente.

Los buques de asalto anfibio tipo LPD (Landing Platform Dock) también experimentarán una renovación. Estas plataformas, capaces de transportar tropas, vehículos blindados y operar helicópteros desde su cubierta de vuelo, recibirán mejoras clave para aumentar su eficacia en misiones de alta exigencia y garantizar los más altos estándares de seguridad gracias a la inversión de 100 millones de euros. A esta línea de innovación se suma el diseño de un vehículo anfibio de combate para reemplazar los obsoletos AAV-7A1 de la Infantería de Marina, dentro del sistema integral de proyección anfibia eficiente, con 50 millones destinados a su desarrollo.

En paralelo, se invertirá 70 millones de euros en la adquisición de un Sistema Lanzador Embarcado, diseñado para proporcionar defensa antimisil de última generación, lo que permitirá a los buques de la Armada hacer frente a amenazas en escenarios altamente hostiles.

Por su parte, el Ejército del Aire y del Espacio contará con una partida de 216 millones de euros destinada íntegramente al desarrollo tecnológico del Sistema de Armas de Nueva Generación (NGWS). Este programa, impulsado junto a Alemania y Francia, forma parte del ambicioso Sistema Aéreo de Combate Futuro (FCAS), que busca dar forma a la próxima era de la superioridad aérea europea. En él, se espera que los futuros cazas de sexta generación operen en red con drones no tripulados, abriendo una nueva dimensión en las operaciones aéreas de este siglo.

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