Publicado: abril 15, 2025, 11:55 am
Dos realidades radicalmente opuestas ha puesto en evidencia el Gran Premio de Qatar de MotoGP: Marc Márquez está intratable, lanzado a por su séptima corona en la máxima categoría, mientras Jorge Martín, vigente campeón, vive un auténtico calvario este curso que parece no tener fin.
Endiablado como hacía tiempo no se le veía, después de varios años sin opciones de luchar por el título con la Honda, Márquez no ha dado opción a sus rivales desde que viste de ‘rojo Ducati’. En otras palabras, lleva pleno de poles, pleno de victorias al sprint, y tres de cuatro los domingos.
El que avisa no es traidor, deberá pensar el de Cervera, que antes de que arrancase el Mundial en Tailandia dejó claras sus intenciones: «Estoy en el sitio adecuado y con la moto correcta para luchar por el campeonato y lo voy a dar todo». Fue dicho y hecho: ganó sábado y domingo en Buriram y Argentina, y solo su error –que acabó en caída y abandono– en el GP de Las Américas le ha privado del ocho de ocho, porque en Qatar también ha reinado durante todo el fin de semana.
Lusail, precisamente, le ha servido para dejar claro que va muy en serio a por el campeonato del mundo, pues en teoría era un trazado que no beneficiaba en absoluto su estilo, como si ocurría con sus rivales. «Tailandia, Argentina o Austin son circuitos buenos para mí y aquí era donde yo pensaba que a lo mejor me iba a costar un poco y sabía que Pecco [Bagnaia], Álex [Márquez] y Di Giannantonio podían ser superrápidos, pero hemos trabajado muchísimo durante el fin de semana», reconoció el propio Marc Márquez. Y es que ni los italianos ni su hermano pequeño pudieron evitar que el ocho veces campeón del mundo celebrase de nuevo en lo más alto.
Sus dos triunfos en la cuarta prueba de la temporada le han servido para volver a liderar la clasificación y tomar distancia con sus principales competidores: con 123 puntos en su casillero, aventaja en 17 al piloto de Gresini, y en 26 a su compañero de equipo, cuya única victoria llegó en Estados Unidos.
Mientras Marc Márquez no piensa en otra cosa que no sea la corona de MotoGP, el actual rey está pasando por un auténtico calvario ahora que lleva el ‘1’ grabado en su Aprilia, a la que no consigue adaptarse.
Su aventura como piloto de fábrica no ha empezado como esperaba el madrileño: en su primer contacto con su nueva moto, en los test oficiales, se fue al suelo dos veces, fracturándose la mano derecha y dañándose también el pie izquierdo. Eso le dejó fuera de lo que restaba de entrenamientos, aunque todavía tenía tiempo de llegar a la primera carrera en Buriram.
O eso creía él, porque cuando ya se preparaba para estar en Tailandia, tuvo que hacer frente a otra grave lesión, esta vez en la mano izquierda, después de otra caída, que le obligó a pasar por el quirófano y le privó de empezar el curso junto al resto de la parrilla.
De hecho, Martinator no estuvo presente tampoco en Argentina, y no llegó a tiempo para Austin. No era segura su presencia en Qatar, aunque finalmente recibió la aprobación de los médicos. «No estoy al cien por cien», reconoció antes de debutar. «Físicamente, ni siquiera estoy seguro de poder terminar la carrera».
No pudo hacerlo, dejando una imagen que hizo saltar todas las alarmas: sufrió una durísima caída, con Di Giannantonio llegando incluso a tocarle con su moto, lo que le ha dejado con 11 costillas rotas y un neumotórax, con la incógnita de no saber cuándo podrá volver, y casi sin opciones de revalidar el título.